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Final Fantasy VII Remake Intergrade - Un parche, veinte euros y cinco horas de Yuffie

Ninjas.

Es francamente difícil pasar por alto lo extraordinariamente bien que lucen Midgar y sus habitantes en la versión de PlayStation 5 de Final Fantasy VII Remake. Un juego ya francamente muy solvente - aunque con algunos defectos - en su versión de la anterior generación cobra una nueva vida con iluminación mejorada, texturas más nítidas, y un mimo y detalle extra en las caras y animaciones de los personajes que hacen que todo parezca, al mismo tiempo, realista y medio de ensueño. El trabajo que ha hecho Square es tan llamativo que cuesta entender por qué está oculto detrás de un micro infierno burocrático, de menús y versiones y ediciones extendidas y descargas dentro de otras descargas.

Seguramente, si habéis saltado a la nueva generación últimamente, todo esto no os pille de nuevas. La mayoría estamos ya tristemente acostumbrados al caos técnico que supone actualizar nuestros juegos de su versión anterior a la mejorada. El caso de Final Fantasy VII Remake, sin embargo, parece un poco más ambiguo de lo que estamos acostumbrados, y eso que el listón está bastante alto. Quienes hayan comprado Final Fantasy VII Remake a través de la PlayStation Store podrán actualizar gratuitamente a Final Fantasy VII Remake: Intergrade, pero si en lugar de pagar por el juego lo habéis conseguido mediante la promoción del servicio PlayStation Plus del pasado mes de marzo, entonces no solo no podréis actualizarlo gratuitamente, sino que no podréis hacerlo en absoluto. Para disfrutar del contenido añadido, tocaría comprar el juego completo en PS4, para después actualizarlo a PS5.

Final Fantasy VII Remake: Intergrade incluye todas las mejoras de gráficos, texturas y tiempos de carga que se han añadido al juego gracias a las capacidades de la nueva consola de Sony. El título añade, además, una pequeña escena al final anterior que nos da más pistas y nos resuelve algunas dudas sobre el desenlace. Si Tetsuya Nomura nos dejó un poco en vilo con una serie de detalles al final de este remake que no teníamos muy claro cómo encajaban en la línea temporal original de Final Fantasy VII, aquí encontraremos, al menos, una pequeña pista. Sin embargo, esta escena de apenas treinta segundos es todo el contenido original que ofrece el parche; si queremos la trama nueva, necesitaremos el DLC, Final Fantasy VII Remake: INTERmission, una aventura que nos permite controlar a Yuffie - clasiquísimo personaje del juego original que todavía no ha aparecido en esta primera parte del remake - y que nos ofrece su perspectiva sobre determinados hechos que ya habían sucedido en el juego principal. Esta expansión viene incluida con la edición Digital Deluxe de Final Fantasy VII Remake, y quienes tengan el juego en disco o en la versión estándar podrán comprarlo en PlayStation 5 al precio de 19,99€.

El episodio destinado a Yuffie, siendo justos, está bastante bien. Recuerda, en cierta medida, a los DLC más tardíos de Final Fantasy XV: una historia autoconclusiva en la que experimentamos el punto de vista específico de un personaje, y que nos hace revisitar determinadas escenas que ya conocíamos desde otro prisma. Al mismo tiempo, medio acto de inclusión, medio maniobra extrema de marketing, estos nuevos capítulos contextualizan al personaje, le dan un trasfondo más concreto y sirven para hacer comprender a quienes no jugasen el original en su momento por qué se espera con tanto cariño la inclusión de esta pequeña niña ninja en la próxima parte del remake. INTERmission - lo he escrito un montón de veces, y todavía no sé si es un nombre brillante u horrible - puede jugarse de manera totalmente libre, a través de un menú en la pantalla de inicio, y no utiliza nuestro nivel, nuestro progreso ni nuestros objetos, así que, técnicamente, podríamos terminarlo en cualquier momento. Aún así, y tal y como nos advierte la propia Square Enix, se disfruta mejor si ya hemos terminado la historia principal.

El valor principal de INTERmission es que Yuffie es total y absolutamente adorable. El personaje conserva ese carisma tan particular de ser una niña con aspecto joven y adorable, pero muy mal carácter; una ninja confiada de sí misma que no duda en lanzarse flores cuando hace un buen combo o resuelve un puzle. La interpretaremos desde su llegada al Sector 7 hasta cierto acontecimiento que tiene lugar allí hacia el final del juego, y es una especie de historia de origen que nos cuenta un poco más sobre su lugar natal y sobre los propósitos que, en última instancia, llevan a Yuffie a entrecruzarse con los destinos de los protagonistas que ya conocemos. No faltan las referencias a la historia principal, pero también de otras obras del universo Final Fantasy VII, como Dirge of Cerberus.

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La mayor parte del tiempo recorreremos escenarios ya conocidos, pero a través del estilo de combate y las dinámicas de movimiento diferentes de Yuffie. Al utilizar shurikens como arma, el ataque a distancia será más fundamental que nunca. Con un botón, podremos lanzarlos desde lejos, y con otro, podremos acercarnos al enemigo que acabamos de disparar para golpearle desde cerca. El personaje cuenta también con una serie de habilidades que le permiten crear golpes con más rango de ataque o cambiar la magia elemental que utilizan los shurikens, para causar debilidades a los enemigos, subir su barra de fatiga y realizar más daño cuando ya lo hemos aturdido. Si bien es cierto que cuesta un poco acostumbrarse a cómo funcionan sus armas al híbrido de combate de acción y por turnos característico del juego - algo más, diría, que a los estilos de combate de personajes como Aeris o Tifa - tras unos primeros compases algo más atropellados su sistema fluye igual de bien que todos los demás.

Aprovechando la dinámica de los lanzamientos, las fases ya conocidas se complementan de otras áreas nuevas más centradas en el plataformeo. Nos engancharemos a cadenas para saltar de una plataforma a otra, escalaremos por verjas - es, al fin y al cabo, una ninja - y activaremos botones y recogeremos botín que a priori no estaría en nuestro rango. Pero estas fases son más una pequeña curiosidad que un elemento general: la mayor parte del tiempo lo pasaremos o bien en el Sector 7 o bien en el Cuartel de Shinra. Esto quiere decir que, mejoras gráficas aparte, INTERmission no hace muchos esfuerzos por esconder los ya sabidos defectos del juego base. Algunos niveles son un poco más repetitivos de la cuenta, o al menos mantienen la consabida dinámica de buscar botones que activar para volver atrás, abrir puertas por las que no podíamos entrar, o restablecer la corriente para coger un ascensor, y así sucesivamente. Los minijefes que nos vamos encontrando también los habíamos visto ya en la historia principal, y quizás carecen de empaque por esto; sí hay una batalla totalmente nueva donde el juego decide poner toda la carne sobre el asador y mostrarnos patrones complejos, fases diferentes y cinemáticas mucho más pintonas.

El nuevo episodio dura alrededor de cuatro o cinco horas si no nos detenemos mucho, pero hay un puñado de misiones secundarias y minijuegos con los que podemos extendernos más si lo deseamos y añadir un par más al contador. También podemos pasarnos bastantes minutos probando diferentes combinaciones de materias, que alterarán la manera en la que Yuffie utiliza sus armas y también la forma en la que sus ataques sinergizan con su compañero de aventuras. El resultado es un pequeño añadido que, sin grandes alardes ni novedades, resulta bastante interesante de jugar porque nos permite disfrutar más específicamente de todas las mejoras técnicas que ofrece el parche de PlayStation 5.

Es, también, un capítulo extremadamente raro de jugar. Mencionaba que en la transición de una generación a otra, la implementación de Final Fantasy VII Remake: Intergrade es excesivamente compleja, llena de peros y condiciones y pagos extra que seguramente una gran cantidad de jugadores incorporarán para poder tener la experiencia completa. No es únicamente una queja de jugadora acomodada que no tiene ganas de tener que pelearse con tablas y gráficos cada vez que quiere instalar un juego - aunque pueda tener un poco de esto - sino una gota de agua más que está a punto de colmar el vaso de las políticas de comercialización y retrocompatibilidad de los juegos de Square Enix. Sin habernos recuperado del todo, todavía, de los montones de recopilaciones de la saga Kingdom Hearts, y del enrevesamiento excesivo de algo que podría ser tan sencillo como, simplemente, jugar la saga al completo, la misma compañía ataca de nuevo fragmentando innecesariamente un título que ya de por sí viene dividido en varios paquetes. Como si hubiesen hecho oídos sordos a toda la polémica que conllevó que Final Fantasy VII Remake fuese a ser un juego dividido en distintas partes - y no sólo eso, sino que el número de capítulos en los que consistirá está todavía sin determinar - asistimos a una nueva división del contenido que, en esta ocasión, deja fuera a todos aquellos que hubiesen comprado el juego en PlayStation 4 y no hayan querido o no hayan podido dar el salto a la próxima generación.

Por su característica de juego intergeneracional - o al menos, futuramente intergeneracional, cuando salga la segunda parte -, el parche de Playstation 5 de Final Fantasy VII Remake era un añadido prácticamente inevitable. El aislar un contenido adicional que, a todas luces, y estando formado en gran parte de contenido reciclado, no tiene absolutamente nada que no hubiera podido encajar igual de bien en PlayStation 4 fuerza un poco la mano del consumidor. Pero el esconderlo detrás de otra barrera más de pago, y dejarlo fuera por completo de determinadas versiones del juego empieza a ser difícilmente admisible. E incluso si lo que se ofrece en este Intergrade y este INTERmission es, de manera sincera, disfrutable por los fans del juego, del original, del remake y de la saga, cuesta no pensar en lo innecesario de diluir este Final Fantasy VII de esta forma tan artificial y tan poco considerada con el jugador que ha apoyado el título desde el principio. Una actitud algo sintomática de la industria del videojuego y de las dinámicas de consumo actuales, pero todavía más acuciante en una empresa que continúa haciéndolo, saga tras saga, indiferente a las críticas o los reclamos de las personas que compran sus productos. Quizás, en el conjunto total de las cosas, un detalle nimio y prescindible, pero, definitivamente, no un buen lugar hacia el que mirar de cara al futuro de la saga Final Fantasy y de los videojuegos de Square Enix, en general.

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