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Análisis de Immortals of Aveum - La magia de este FPS no oculta del todo sus costuras

Battlepotter.

Pese a ser un portento visual y artístico, Immortals Of Aveum no termina de hacer cuajar su fresca combinación de FPS, hechizos y guerra.

Qué tendrán los shooters para que me gusten tanto. Quizá sea la emoción de sumergirte en un mundo lleno de acción, quizá sea la tensión que acompaña a sus tiroteos o la vertiginosidad de muchas de sus dinámicas. O quizá, en los mejores casos, es una potente mezcla de todos estos factores. Con el paso del tiempo, no obstante, sí se ha perdido una cualidad que iba ligada a la coyuntura que acompañó a los primeros pasos del género. Doom y, por extensión, Doom II, transmitían cierta sensación de peligrosidad, de levantar un velo prohibido y contemplar una pantalla llena de pentagramas pixelados y carne retorcida al servicio de los designios infernales. Y si en su momento sentimos esas paganas emociones, era debido a un pánico tan generalizado como infundado que proclamaba que la música ruidosa - tanto les daba Slayer como Sex Pistols -, el cine de terror, los videojuegos y, en general, cualquier cosa que conjugara diversión con transgresión iba a demoler los cimientos de nuestra civilización. Y aunque en algunos sectores de la sociedad aún persiste una animadversión contra el medio, el resto de los estigmas son, en el mejor de los casos, un recuerdo que suscita recuerdos nostálgicos para los que encendíamos a escondidas los ordenadores de la época.

Ahora sería el momento en el que conecto la introducción con Immortals Of Aveum. Pero no, no hay engarce, os he llevado de un lado a otro y, al final, he terminado hablando del Doom. Para variar. Juego de manos, chasquido de dedos. Magia.

Que es, por cierto, de lo que va el título de Ascendant Studios para la línea EA Originals. En un mundo en el que la humanidad ha sido capaz de descubrir el poder de la magia y acceder a los medios para dominarla y perfeccionar su uso, el reverso oscuro de este fantástico descubrimiento es el hecho de que, cómo no, las diferencias políticas que separan a los cinco territorios del mundo de Aveum les conducen a la guerra. Y no una guerra cualquiera. En lo que casi parece un guiño al conocido - y tenebroso - universo del cuadragésimo primer milenio, la guerra de Aveum no tiene fin. Es una guerra eterna. Y en medio de todo ese conflicto entra Jak, un pobre buscavidas que manifiesta unas habilidades mágicas que, contra todo pronóstico, abarcan los tres espectros mágicos. Enhorabuena Jak, te has ganado un pasaje, sólo de ida, para el frente de una guerra que no te importaba y que no se acaba nunca. Menuda suerte.

Con estas hechuras da comienzo un FPS de tintes mágicos que, en alguna que otra instancia de su desarrollo, bien podría pasar por [Inserte FPS bélico aquí] con hechizos de la saga de magos que no debe ser nombrada. No obstante, su desarrollo no se centra, de forma única y exclusiva, en esos asaltos contra las filas enemigas que tantos buenos ratos nos han hecho pasar, sino que su dilatada campaña para un jugador ofrece un desarrollo variado que lo aleja de la simplicidad de esa premisa.

Eso sí, si hay algo por lo que destaca Immortals Of Aveum es por lo masivo de su propuesta, en cualquiera de los aspectos en los que pongáis vuestro ojo inquisidor. Desde sus gargantuescos escenarios hasta el cuidado puesto en la construcción de su universo, pasando por la impecable dirección artística o su potente músculo gráfico, todos los apartados muestran el esfuerzo vertido en un proyecto que consigue, como resultado, un mundo cuyos escenarios y pobladores están llenos de color y, claro, magia.

Y lore, mucho lore. Tanto que a veces uno se pregunta si no hubiera sido más lógico que toda su terminología se hubiera ido explicando de una forma más orgánica - empleando las conversaciones entre personajes durante las cinemáticas o recursos similares - en vez de a través de las constantes intromisiones que suponen las notificaciones en pantalla que nos avisarán de que nuestro grimorio - no se llama así, pero una vez que te pones a jugar a un juego de magos pues habrá que ir con todo, digo yo - se ha actualizado con nuevas entradas o actualizaciones. Y aunque este detalle está lejos, lejísimos, de ser el pecado más grave de Immortals Of Aveum, sí es sintomático de la existencia de problemas de mayor calado.

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Como es lógico, para poder llegar hasta allí, hay que empezar por el principio. Y eso, en un FPS, son los disparos. Místicos, en este caso. Pero no nos llevemos a engaño, pese a que no encontraremos balas, rifles ni ninguna de esas cosas que pueblan los campos de batalla modernos, los distintos sellos que Jak se acoplará a su muñeca harán las veces de los clásicos del género: magia azul para armas semiautomáticas, verde para ametralladoras y rojo para armas devastadoras. Y aunque conforme avancemos en nuestro periplo encontraremos múltiples variantes dentro de estas, pongamos, macro-categorías - sellos que jugarán con los valores de potencia, cadencia y capacidad para recordarnos a revólveres, gatlings o lanzagranadas -, lo cierto es que nuestras capacidades ofensivas no se limitarán a estos arcanos artilugios que canalizarán al hechicero que llevamos dentro. Un buen puñado de conjuros, alimentados por piedras de maná que iremos recogiendo, bien de nuestros enemigos destrozados bien por el camino, apoyarán nuestros esfuerzos combativos moviéndose en los mismos parámetros cromáticos que los sellos que os indicaba con anterioridad. Embestidas imbuidas de magia, barreras que haremos impactar contra nuestros oponentes o vistosos cohetes teledirigidos ablandarán a la soldadesca enemiga antes de recibir el tiro de gracia.

Y si semejante colección de hechizos os parecía poco - espero que no - Jak irá recopilando una serie de tótems que le facilitarán la vida a la hora de desplazarse por el escenario, resolver puzzles situacionales que bloquearán nuestro progreso y añadir mecánicas nuevas al combate. Mi favorito - y el de Lo Wang, probablemente - es el azulado látigo que nos permitirá agarrarnos a salientes, cruzar amplias distancias y, de propina, atraer a los enemigos más ligeros para aplicarles un severo correctivo a corta distancia. Rojo y verde completan la bandera de Aveum con un rayo que hará las veces de parry y proyectiles que ralentizarán a nuestros enemigos, respectivamente. Y, para redondear la faena tras un doble salto, podremos flotar durante unos segundos para cruzar grandes abismos o emular al Doctor Extraño y despachar destrucción aérea a los incautos hechiceros menores que estarán anclados al suelo. Por las huestes de Vishanti, malditos sean.

Queda claro, pues, que tendremos un abrumador abanico de opciones para obliterar a nuestros rivales de la existencia. Y todo esto sin ni siquiera haber rascado la superficie de un árbol de habilidades que nos permitirá decantarnos - o no - por cualquiera de los tres colores que Jak domina o detenernos en el sencillo sistema de mejora y fabricación de nuevos sellos y tótems. Ahora bien, pese a que semejante despliegue de sistemas, recursos y armamento sí nos resulta impactante y divertido en la superficie, lo cierto es que, cuanto más estiramos las posibilidades del combate de Immortals Of Aveum, más evidentes son sus costuras. Si damos por hecho que cualquier enfrentamiento en Immortals Of Aveum - o cualquier otro FPS, ya puestos - es una pregunta, cómo reaccionamos a los mismos una respuesta y las opciones que el juego pone a nuestra disposición nuestros conocimientos, esas costuras se manifiestan en que Jak - y por extensión nosotros - termina acumulando unos conocimientos análogos a los de un Hechicero Supremo mientras que los test que le plantea el combate de Immortals Of Aveum en rara vez superan la complejidad de un puñado de sencillas sumas.

Lo que no conlleva que, a pesar de ello, no nos divirtamos por el camino. Si damos por buena la analogía anterior - y más me vale que al menos yo lo haga -, poco importa que las situaciones que nos plantea sean meros 2+2 si el espacio para la respuesta nos deja margen para colocar todas las operaciones que nos vengan en gana. Así, Immortals Of Aveum sí muestra la intención de ordenar sus enemigos en jerarquías u otorgarles defensas frente a nuestros recursos, como si de un sosías mágico de Doom Eternal se tratase. Sin embargo, ni las funciones que los soldados ocupan en el campo de batalla ni sus fortalezas marcan tantas diferencias como para que, en cada momento, usemos el hechizo preciso para anular al peligro concreto. Si a esto le sumamos un diseño que, en no pocas ocasiones, está más preocupado de que los escenarios y las amenazas luzcan bien en vez de que sean o bien una buena arena de combate o bien un rival perceptible en el fragor de la batalla, el resultado es, como ya he venido apuntando, un constante altibajo de sensaciones.

Podría incidir, también, en su historia o en el tratamiento de sus personajes, pero el resultado seguiría siendo el mismo: llenos de interés, pero irregulares en grado sumo. Y es que Immortals Of Aveum, a pesar de de tener una escala a la altura de sus ambiciones - esto es, brutales -, deja un regusto agridulce. Durante gran parte de mi recorrido por su vasto universo, no podía librarme de la sensación de que su propuesta, llena de posibilidades, se hubiera visto mejor tratada si Ascendant Studios hubiera optado por el acercamiento que eligió id Software con la dupla de Doom (2016) y Doom Eternal (2020): una primera entrega de menor tamaño para asentar el universo y las mecánicas y una secuela que expandiera los sistemas hasta sus últimas consecuencias. Por desgracia no ha sido así, y aunque Immortals Of Aveum no es, ni por lo más remoto, un título fallido, siempre nos queda la esperanza de que en una eventual secuela se amplíen, aún más, sus múltiples virtudes y se pulan sus evidentes aristas. Y no sé si os habréis dado cuenta, pero en este párrafo final os he vuelto a colar el Doom. Estabais leyendo tranquilamente y con mis hábiles artes se ha consumado el truco. Magia.

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