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Patapon 2

De la genialidad a la excelencia.

Apenas comenzamos con un ejercito de dos o tres miembros, uno de los cuales siempre llevará un estandarte y cuya muerte significará el fin de la partida. Poco a poco se nos irá enseñando en la creación y evolución (realmente compleja) de unidades hasta dar con la figura del “héroe”. Siempre al frente, éste cuenta con demoledores ataques especiales cuando invoca a su antepasado; hecho que sólo conseguiremos si marcamos el ritmo a la perfección.

Ocasionalmente se nos unirán determinados aliados, pero en realidad todo depende de nuestra pericia a la hora de obtener equipación, alimento y objetos tras cada victoria, pues sólo con ellos seremos capaces de profundizar en el árbol evolutivo de los Patapon. Lo divertido de esto es que no sólo aumentaremos su nivel o les proporcionaremos armas cada vez mas potentes, sino que iremos descubriendo nuevas razas o variantes sin las cuales será muy difícil progresar en el juego. Cada una de ellas, además, cuenta con distintas personalidades dentro de su raza (cautos, aguerridos, conservadores, tímidos): desde los guerreros Tatepon hasta los gigantes Dekapon, pasando por la caballeria Kibapon o los arqueros Yupimon, la planificación del ejercito es fundamental (¡y por fin contaremos con unidades voladoras!).

Una vez en el área de combate, no todo se resume a “avanzar/atacar”, sino que tendremos que estar muy pendientes de las condiciones climáticas y la vulnerabilidad de nuestro grupo frente a múltiples variables como la dirección del viento, resistencia a elementos como el fuego, rayos o hielo. Por no hablar de la numerosa cantidad de enemigos y jefes finales, cada uno de ellos con características muy específicas y una IA bastante puñetera que nos pondrá más de una y más de dos en serios aprietos. Los milagros han aumentado, haciéndose además mucho más necesarios para disipar nieblas que nos dejen visualizar a bestias, lluvia que calme los rayos, etc.

El multijugador es una de las novedades más importantes, la cosa va de huevos y héroes.

Por si fuera poco, uno de los grandes ausentes en la primera entrega ha sido implementado aquí por todo lo alto, ya que el multijugador (tanto online como cooperativo ad-hoc) sigue siendo igual de divertido. A través de las misiones principales iremos consiguiendo unos huevos que posteriormente podremos utilizar en este nuevo modo junto con cuatro amigos, manejando siempre a los héroes. El objetivo es trasladar dicho objeto hasta un altar mientras nos batimos en duelo contra un fabuloso bestiario de enemigos finales (los mismos que ya nos hemos encontrado previamente en el modo historia si superamos determinadas fases) y con límite de tiempo. Aquí la estrategia se basa en pasar el huevo de héroe a héroe siempre que avancemos, pues de lo contrario nos vemos impedidos para atacar o defendernos. Una vez llegados a meta, comienza un mini-juego de baile donde coordinar la pulsación de botones según aparecen en pantalla para hacernos con las llaves de un tesoro y obtener Ka-Chings (moneda de cambio en Patapon).

De manera muy similar a ésto ultimo, también existe una zona situada en Patápolis (nuestra base de operaciones) donde el maestro Shuraba Yapon nos enseña unas desternillantes clases de danza a cambio de objetos. Como veis, la cantidad de horas que uno puede invertir en éste título es más que considerable, aparte de que todas las misiones (unas 80) pueden ser rejugadas en varios niveles para conseguir nuevos objetos, modos extras como la cantera de Kon Kimpon o simplemente por mera diversión.

Así que volviendo al inicio de este análisis, no hay duda de que Patapon vuelve a convertirse en un ejemplo de lo mejor que existe en el catálogo de PSP y que hace a esta consola digna de pasar a la historia del entretenimiento. A veces, continuar determinadas franquicias acaba resultando por ser la opción lógica si se quiere vivir de las rentas. Un retoquito aquí, otro detallito allá... a veces es suficiente como para contentar al personal... pero a veces también supone uno de los mayores riesgos si se pretende superar una obra que ya era enorme. El resultado, cuando las cosas salen bien, da a luz obras maestras. Patapon 2 lo ha conseguido, no hay duda.

9 / 10

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