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Balatro es como si hubiesen inventado el Póker 2

Full house.

Si tenéis el ojo puesto en los juegos roguelike o en la comunidad que los juega, seguramente ya habéis escuchado hablar de Balatro. Un modesto juego creado por un único desarrollador que se lanzó el pasado día 20 de febrero y que ya ha puesto patas arriba los horarios de sueño de quienes tendemos a engancharnos a los títulos generados procedimentalmente. Es verdad que Balatro es adictivo, y eso hace que su propuesta nos enganche enseguida; pero su verdadero secreto, en realidad, es la inteligencia con la que consigue convertir los naipes de toda la vida en una pieza móvil que podemos modificar a nuestro gusto.

A pesar de que el póker sea la base de Balatro, no hay aquí apuestas ni otros usuarios con los que enfrentarnos. En lugar de eso, cada partida nos insta a combinar las cartas de la baraja tradicional de naipes a través de las manos de este sistema: parejas, tríos, escaleras y demás. Cada mano tiene asignada una puntuación basada, primero, en la complejidad de la jugada, y segundo, en la puntuación individual de las cartas que utilicemos. Cada nivel - cada “ciega”, como lo llama el juego, tomando también prestado el lenguaje del póker - nos pide, para superarla, llegar a una puntuación concreta. En las partidas básicas, la primera ciega será siempre de 350 puntos y la última, de 100.000 puntos.

La clave para pasar de unas puntuaciones a otras está en las cartas de Joker. Los comodines son la mecánica principal a través de la cual Balatro modifica el sistema del que parte y construye una dinámica totalmente nueva, una que es capaz de crecer en cada ronda y conseguir que juguemos de una manera absolutamente diferente en cada intento. Al terminar un nivel de Balatro podremos acceder a una tienda en la que comprar distintos objetos. Los Joker son un tipo de cartas especiales que no se añade a tu mazo, sino que funciona como modificador de todas las jugadas que efectúes en las partidas. Podremos elegir y equipar un total de cinco Jokers - alguno más, si sabes cómo; pero esto tendréis que descubrirlo vosotros - y la idea es conseguir que efectúen sinergias que aumenten nuestros puntos y nuestros multiplicadores por cada jugada. Por ejemplo, hay comodines que dan bonus cuando jugamos cartas de palos o números concretos; otras nos darán beneficio por jugar manos de exactamente dos o tres cartas, o irán aumentando los puntos que obtenemos cuanto más dinero tengamos o más veces hayamos repetido la misma jugada.

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Pronto nos daremos cuenta de que cada comodín favorece un tipo de mazo. La baraja clásica de 52 cartas tiene sus limitaciones, claro; por suerte, Balatro nos ofrecerá la posibilidad de modificar la baraja base de diferentes maneras. Podremos añadir cartas especiales que nos den efectos de multiplicador o puntos extra, eliminar los números más altos, favorecer ciertos palos, añadir más figuras y más. Además, las cartas de tarot, planetas y arcana nos darán ciertos efectos beneficiosos para utilizar durante la partida. Hay, también, distintos tipos de barajas, cada una de ellas con unas características distintas que favorece un tipo de juego u otro.

Con tantas cosas diferentes, podría parecer que Balatro es un juego extraordinariamente complejo. Lo cierto es que lo es, pero la manera tan natural en la que fluyen las partidas hace que apenas nos demos cuenta. La dificultad y la profundidad de las jugadas y las sinergias escala de manera tan progresiva que es fácil seguirla, y las partidas se van haciendo más y más ágiles conforme empezamos a entender mejor la dinámica y conocer intuitivamente las mejores jugadas o las mejores combinaciones. Así, las partidas también se van acortando en tiempo; incluso cuando salen mal inesperadamente, empezar de cero y recuperar la ventaja que habíamos ganado es cuestión de diez o quince minutos.

Por su agilidad, por la manera en la que vamos aprendiendo un poquito más en cada intento y por la manera inteligentísima que el juego tiene de aproximarse a la estructura roguelike, para quienes disfruten del género - e incluso, me atrevería a decir, para quienes lo hayan encontrado excesivamente difícil o complejo en otras ocasiones - Balatro engancha y mantiene nuestro interés durante horas y horas. Y lo que es, sobre todo, es un juego fresquísimo. Uno que no aspira a ser un clon o una nueva iteración de algo que ya está inventado: cogiendo de base algo tan sencillo y conocido como el póker, inventa una serie de dinámicas tan diferentes que es casi imposible no quedarse prendado.

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