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Diablo III

La beta, a fondo.

El sistema de objetos funciona prácticamente igual que en Diablo 2 en cuanto a objetos normales, mágicos, raros, etc. con sus correspondientes colores. La salvedad es que podemos vender objetos desde donde queramos así como convertirlos en materiales para su posterior uso. Aquí entra en juego el herrero, el cual una vez se haya unido a nosotros no sólo nos reparará el equipo sino que permitirá fabricar todo tipo de armas y armaduras utilizando estos materiales, que los habrá de diferentes tipos. Mediante unas páginas de entrenamiento que iremos encontrando durante la aventura podremos mejorar la habilidad del herrero para que haga equipo de más nivel, el cual, por cierto, siempre trae alguna bonificación fija más otras al azar, dependiendo del objeto en cuestión. Además, en esta línea, la propia base del objeto (daño o armadura, básicamente) no es fija sino que puede variar en un rango, así como sus bonificaciones, lo que significa que cada creación es diferente y que puede haber diferencias abismales entre dos objetos a priori iguales.

Mientras que cada clase tiene acceso a un gran abanico de armas diferentes, hay ciertas restricciones en algunas clases ya sea por motivos prácticos o estéticos. Además, vuelven los objetos únicos de clase que vimos en D2: Lord of Destruction, que además otorgan beneficios específicos para dicha clase que pueden valer mucho la pena. Por ejemplo, el Mago cuenta con varitas, orbes, libros de hechizos y sombreros de pico, mientras que el Doctor Brujo tiene en su haber máscaras vudú, puñales de piedra o muñecos fetiche. Además, lo más probable es que vayamos viendo variaciones y objetos nuevos a lo largo del juego. Como dato curioso, las armaduras "universales" cuentan con un 'look' diferente según el personaje que se la equipe; por eso no veréis dos clases diferentes con la misma coraza.

En este evento disponible en la beta pueden llegar a juntarse hasta cien esqueletos.

Para acabar, un repaso a las 'runestones' que he comentado antes, piedra angular de Diablo 3, prácticamente. Existirán cinco tipos diferentes (con 7 niveles de calidad) y cada podrá ser insertada en una habilidad para darle un bonus o efecto distinto. Lo mejor es que lo comprobéis vosotros mismos gracias a esta fabulosa herramienta de la web oficial. El caso es que es importante destacar que todas las runas serán beneficiosas; algunas aumentan el daño sin más, otras reducen el coste de la habilidad, y si alguna tiene un punto negativo (como menos área de efecto), seguro que su aspecto positivo lo compensará con creces. Otras, simplemente, cambian el efecto de la habilidad inicial convirtiéndose en una completamente nueva. Es aquí, pues, donde radica la variedad que promete este título, si bien será importante equilibrarlo todo para que no acabe todo el mundo utilizando la misma 'build'. En este sentido, Blizzard ha remarcado su interés en equilibrar las clases por cómo se comportan en PvE y no por el PvP, el cual, por cierto, no está disponible en la beta.

Porque, si algo no me convence de Diablo 3, es que se pierde la gracia de subir manualmente a tu personaje. La parte positiva es que ya no la podemos cagar y tener que crearnos otro, pero precisamente eso implica que una vez subidos cinco personajes lo tendremos todo. Las habilidades se consiguen automáticamente al subir de nivel, tanto las activas como las pasivas, y podemos cambiarlas cuando queramos (esto está sujeto a cambio, pero la idea es que como mínimo se pueda hacer en la aldea y totalmente gratis). No hay estadísticas que subir a mano, ni ramas de habilidades por las que avanzar. La única (aunque enorme) personalización serán las habilidades escogidas con sus respectivas runas, pero pudiendo cambiarlas a placer, el carácter de nuestro personaje queda poco definido.

Parece que a los Caídos, esta vez, nos los encontraremos en Lut Gholein.

La casa de subastas, por cierto, está implementada pero lleva tiempo sin funcionar, tragándose el oro y los objetos de gente desprevenida. De todas formas, parece un buen sistema para comerciar, pudiendo acceder a él desde fuera de una partida, y dando valor al oro que vamos encontrando (que en D2 no servía para casi nada). ¿La pega? Que aparte de comprar objetos con oro podremos hacerlo con dinero real, así como venderlos. No me parece una política acertada, pero cada uno tendrá su opinión. De todas formas, al menos acabará con la venta de objetos en websites ilegales normalizando esta práctica-adivinad quién recibirá un pequeño porcentaje de cada transacción.

Pese a esto, Diablo 3 tiene una pinta estupenda. Esta breve porción del juego es suficiente para confirmar que, aún siguiendo una mecánica más bien poco innovadora, consigue enganchar al jugador gracias al buen hacer de Blizzard. Los gráficos, accesibles pero resultones, y especialmente las físicas dinamizan la experiencia convirtiéndola en algo sorprendentemente divertido si tenemos en cuenta que estamos repitiendo las mismas mazmorras contra los mismos enemigos; ver a un esqueleto salir despedido fuera de la pantalla de un golpe de maza o un zombie estallar en pedazos de un golpe crítico es muy gratificante. Detallitos como los mini-jefes aleatorios (con sus hilarantes nombres), la aleatoriedad de los mapas y eventos, los efectos mágicos en armas y hechizos o el cuidado que se le han dado a las quests completan el círculo. Veremos cuando salga a principios de 2012 si las sensaciones se confirman y la historia está a la altura de la saga.

Diablo 3 se publicará en 2012 para PC.

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