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Los mejores juegos de este año que no has jugado (XI) - The Making of Karateka

El nacimiento de un nuevo género.

Puede que la trayectoria de Jordan Mechner no sea una de las más extensas en cuanto a cantidad, pero desde luego sí en influencia, especialmente con un Prince of Persia (1989) que a día de hoy se considera como un auténtico clásico y uno de los títulos fundamentales para entender la evolución del videojuego como medio. Sin embargo, mucho antes de que Prince of Persia llegase a las tiendas existió Karateka. Un juego en el que Mechner ya introdujo muchos de los elementos que caracterizarían su obra posterior (la animación con rotoscopia o conceptos narrativos y expositivos propios del cine) y que, pese a no ser ni de lejos tan conocido por gran parte del público, influyó enormemente a toda una generación de desarrolladores de videojuegos que, años más tarde, revolucionarían el medio interactivo (un jovencísimo John Romero, por ejemplo, escribió una carta a Mechner para elogiar su obra mucho antes de poner el mundo patas arriba al diseñar Doom). Resulta imposible tomar cualquiera de los grandes juegos cinemáticos actuales, como por ejemplo los de Naughty Dog, y no ver claramente como se traza una línea hacia atrás que nos lleva hasta Karateka como su precursor.

El documental interactivo The Making of Karateka, en el fondo, no deja de ser la evolución lógica del trabajo que lleva haciendo Digital Eclipse desde 1992. El estudio, fundado por Andrew Ayre, se ha especializado a lo largo de las tres últimas décadas en traer de vuelta clásicos a plataformas modernas, convirtiéndose en una de las grandes valedoras de la preservación digital y en una de las compañías ineludibles dentro del mundo retro. Comenzaron haciendo ports (emulados) de algunos de los primeros clásicos de los salones recreativos, continuaron produciendo recopilatorios centrados en distintas compañías y plataformas y, finalmente, perfeccionaron la fórmula a partir de 2015 con títulos como Mega Man Legacy Collection o Teenage Mutant Ninja Turtles: The Cowabunga Collection, en los cuales se añadía una ingente cantidad de documentación y extras para dar una mayor cohesión y contexto histórico a la selección de juegos que se incluía en ellos.

Pero el punto de inflexión, creo, fue el maravilloso Atari 50: The Anniversary Celebration del año pasado. En él encontrábamos las señas de identidad de Digital Eclipse (una emulación excelente de las distintas plataformas y un exhaustivo trabajo de documentación), pero descubrimos también un método de presentación ideal para su contenido, mediante una cuidada interfaz que ordena toda la información y atrapa al jugador, dándole las herramientas y los incentivos para recorrerla de arriba a abajo. The Making of Karateka, sin embargo, va más allá y es mucho más que eso.

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A nivel de estructura, con una inteligente división en capítulos y líneas temporales, The Making of Karateka es muy similar a Atari 50. Es sencillo, pero tremendamente efectivo; la sensación que emana es la misma que la de un buen libro, empujándote a leer una página más y a seguir inmerso en su historia. Los hechos se narran acompañados de numeroso material documental, y en un menú tienes acceso a varias versiones clásicas del juego (desde la original de Apple II a la de Commodore 64, pasando por la de Atari 800), una - excelente - versión remasterizada, prototipos jugables e incluso otros juegos (Asteroid Blaster, Star Blaster y Deathbounce) ineludibles para entender la gestación de Karateka. El trabajo de archivo de Digital Eclipse a la hora de recopilar información y datos, así como de hacerlos digeribles, es poco menos que encomiable.

Pero decía un par de párrafos más arriba que The Making of Karateka es mucho más que eso. Y lo es porque en él, junto a la lección de historia, también hay varias historias muy humanas, especialmente la de la relación entre Jordan y su progenitor. Francis Mechner se erige como el otro gran protagonista de la historia del desarrollo de Karateka, y es imposible no emocionarse al ver la interacción y complicidad entre padre e hijo; resulta extremadamente interesante y educativo, desde luego, conocer los entresijos técnicos y a nivel de diseño de la creación de un juego tan influyente, pero la estrella de la función, al final, es algo tan universal y con lo que todos nos podemos sentir identificados como una emotiva y pura relación paternofilial.

Ese es el gran logro de The Making of Karateka, el de usar el propio medio apoyándose en la idiosincrática narrativa del género documental para ir más allá de la simple regurgitación de datos, para ofrecer una visión de la parte más humana detras de la creación de un videojuego. Es un punto de no retorno, en el que ya no se entenderán este tipo de obras (tan necesarias para la industria, por cierto) de otra manera, y un título que, probablemente, supone el verdadero nacimiento del documental interactivo como género con entidad propia. Una maravilla, en definitiva, que además nos dará seguirá dando alegrías en 2024, cuando Digital Eclipse publique el segundo volumen de su Gold Master Series, en esta ocasión centrada en otro genio increíblemente influyente, pero desconocido por muchos jugadores: el legendario Jeff Minter. A mi, desde luego, ya me lo han vendido.

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