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Análisis de Samurai Warriors 5 - Lo mismo de siempre, pero ajustado a la sensibilidad contemporánea

Oda Nobunaga will never die (but you will).

Samurai Warriors 5 es más bonito y accesible que nunca, pero se queda atrás en cuanto a la jugabilidad que aportan otros ejemplos del género

Samurai Warriors es una de esas franquicias que, más para mal que para bien, ya se han creado una imagen concreta en el imaginario colectivo. Aporrear botones para deshacerse de cientos de enemigos en cada golpe en un juego de estética feísta con una historia contada de forma confusa a través de diálogos en mitad de los combates; algo que sus fans saben que quieren y el resto saben que no les interesa. Pero tras numerosos spin-offs de franquicias populares que al sumergirse en el musou han demostrado que el género es algo más que aporrear botones, eso ha empezado a cambiar. Samurai Warriors 5 parece querer abrazar esto ofreciéndonos un juego mucho más amable para con la sensibilidad contemporánea, incluso si le falta algo para ser todo lo que podría ser.

El aspecto más llamativo de esta nueva entrega de la franquicia es su aspecto gráfico. Con un cambio visual radical, hemos pasado del antiguo estilo, realista pero con muchos detalles cartoon que le daban un toque entre cómico y adulto, a un estilo marcadamente anime con ciertos toques propios del ukiyo-e, con trazos de tinta irregulares, tanto en el diseño de personajes como en ciertos elementos de las ilustraciones. Esto, que se aleja de la verosimilitud histórica, convirtiendo a todos los personajes en versiones mucho más atractivas de las originales - pues, aunque suene sorprendente, ni Nobunaga era un himbo adorable ni su hermana Oichi la Kyary Pamyu Pamyu del XVI -, hace que el juego resulte más accesible al acercarse más a la sensibilidad actual del público. Esto quizás no entusiasme a ciertos puristas de la franquicia, pero que sin duda es un inteligente paso adelante para la misma, al menos en lo que se refiere a abrirse al público.

Especialmente porque Samurai Warriors V es una especie de soft reboot de la franquicia. Los controles, los personajes, las mecánicas y los modos siguen siendo, a grandes rasgos, los mismos, pero la estética, los detalles y la historia han cambiado sustancialmente para ser más accesibles para un público no necesariamente familiarizado con los musou. O al menos, no con la franquicia Samurai Warriors.

Eso significa que, en lo jugable, el juego se siente como siempre porque es lo mismo de siempre. Como dice el prejuicio popular, nuestro deber es combatir contra cientos de enemigos, derribando a decenas de ellos con cada golpe, haciendo uso de un golpe fuerte, un golpe débil, una serie de combos que siempre son una sucesión de golpes débiles que acaban en uno fuerte, y los ataques musou, poderosos y espectaculares movimientos especiales que, además, son todavía más poderosos y espectaculares si tenemos otro personaje cerca. Esto, a pesar de los puntuales lugartenientes, hace que el juego nunca sea demasiado difícil ni retante.

Ahora bien, como saben solo quienes han prestado atención al musou, la dificultad del juego no radica en el propio juego, sino en las decisiones del jugador. Como en anteriores entregas de la franquicia, Samurai Warriors 5 nos puntúa según lo bien que lo hayamos hecho en cada escenario, y esto se traduce en que, además de las misiones principales, también tenemos submisiones, algunas de ellas ocultas, otras a contrarreloj, que serán necesarias completar para conseguir nuestro mejor resultado posible. Además, para conseguir la ansiada S también tendremos que hacerlo lo mejor posible en número de muertes, en la extensión de nuestro combo más largo y en el tiempo en que hemos conseguido concluir la fase, lo cual nos obligara a jugar de un modo mucho más rápido y quirúrgico si no queremos quedarnos atrás en la tabla de clasificación. Esto añade una nueva capa de dificultad, presente solo para quienes la quieran, y que agradecerán los jugadores más apasionados.

Eso no quita para que el juego tenga algunas adiciones, que vuelven de anteriores entregas, que molestan más que aportan. Ese es el caso de los desplazamientos a caballo, cuyo control no solo resulta demasiado torpe, sino que además complica enormemente las peleas, algo más que cuestionable desde el mismo momento que se mete en medio de nuestra principal necesidad en este juego si queremos jugar bien, que es mantener los combos la mayor cantidad de tiempo posible.

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Porque, al final del día, Samurai Warriors 5 es un musou. Un juego que premia más la extensión que la profundidad, y eso significa que ningún combo es demasiado complejo ni ninguna mecánica demasiado profunda. Que aprenderse los mapas, las misiones, donde aparecen los enemigos y cuando, sea mucho más importante que ser capaces de memorizar comandos o ejecutarlos a velocidades incompatibles con tener un trabajo o una familia que no sean las del propio juego. Esto se ve perfectamente en cuanto tenemos que cambiar de personaje y, en vez de controlar al noble y más bien estúpido Oda Nobunaga, tenemos que pasar a controlar a cualquiera de los otros miembros del amplio, aunque no gigantesco, elenco del juego.

Para simplificar las cosas, cada personaje se juega igual que el anterior. Todos comparten el golpe débil, el golpe fuerte, el musou, y lo que cambia son las particularidades de sus estadísticas y sus armas, haciendo que cada uno tenga una clase de movimiento diferente. Esto hace que saber controlar un personaje implique saber al menos lo básico de otro, poniendo todo el peso en las armas. No es lo mismo llevar una espada larga que una lanza o un arco, y en el uso de cada arma, y en que se especialicen cada uno de los personajes, es donde veremos las mayores diferencias jugables. Nunca radicales, pero siempre dándole al conjunto un aire de novedad cada vez que tenemos que jugar con otro personaje.

Algo que ocurre bastante entre los diferentes modos de juego. En el modo musou nos encontramos con la historia de Oda Nobunaga, desde su decisión de unificar Japón hasta su muerte, con numerosos capítulos opcionales donde se nos narra el punto de vista de otros personajes, e incluso toda una historia paralela contándonos la perspectiva de los acontecimientos de Mitsuhide Akechi, el que será el apoderado primero y ejecutor después de Oda Nobunaga. Por otra parte, en el modo Mi castillo tendremos un modo libre donde podremos conseguir recursos para mejorar nuestras tropas, nuestras armas y, claro, nuestro castillo, volviendo a pasarnos escenarios que ya hemos hecho, solo que ahora con nuevas misiones y más abiertos en cuanto a selección de personajes se refiere.

En cualquier caso, es un juego pensado para ser enteramente modular. Quien quiera enfrascarse en la maximización de todos los valores tiene decenas de horas por delante, quien se conforme con experimentar la historia tendrá una tarea mucho más cerrada por delante, y quien simplemente quiera disfrutar de unas cuantas bofetadas podrá acabar el juego antes de aburrirse, algo donde anteriores juegos de la franquicia, y la mayoría de sus spin-offs, han pecado en no saber nivelar con tanta gracia.

Para acabar es importante señalar algo que podría pasar desapercibido, especialmente para nosotros, occidentales: la historia. Si bien es cierto que la historia es mucho más reducida y comprensiva que en anteriores Samurai Warriors, no es menos cierto que a veces es confusa de más. Centrándose exclusivamente en la vida de Oda Nobunaga, al contarse todo desde su perspectiva, algunos eventos se dan por conocidos, otros se pasan de puntillas, y la mayoría de ellos, simplemente son ignorados porque dejarían en mal lugar al personaje protagonista.

Ese es el principal problemas en términos de historia de Samurai Warriors 5, que incluso si hay puntos donde no lo parece, acaba posicionándose a favor de la narrativa de que Oda Nobunaga es un héroe. Eso hace que, narrativamente, quieran hacerlo ver como el héroe de la historia, siendo un hombre grande, guapo, dulce, amable y determinado, lo cual choca frontalmente con los documentos históricos que dicen que Nobunaga, la persona que realmente existió, era un hombre de mal temperamento, despreciado por aliados y rivales, y que difícilmente puede verse como una figura heroica, o no sin aceptar que sus contradicciones son parte de su persona.

Todos estos defectos intentan solventarse con las estampas de otros personajes y con toda la ruta de Mitsuhide, pero acaba sabiendo a poco. A fin de cuentas, muchos jugadores se quedarán solo en la trama de Nobunaga, dando la impresión de que fue un héroe pacífico y bonachón, casi pacifista a pesar de su interés por la unificación de Japón, lo cual no solo está lejos de la realidad, sino que se alinea con posiciones políticas muy a la derecha dentro del discurso público japonés.

Así y con todo, es innegable que Samurai Warriors 5 es un juego sólido, interesante y que marca un buen punto desde donde continuar la franquicia. Ofreciendo todo lo que esperan de los fans del juego, pero abriéndose, tanto estética como mecánicamente, a un público más amplio, Samurai Warriors 5 consigue su propósito de ser un buen reboot. Incluso si, una vez más, no logra reconciliarse con la historiografía más seria o con el hecho de que, los caballos, siguen siendo como Nobunaga: muy nobles sobre el papel, pero mucho más difíciles de retratar de lo que por ahora son capaces.

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