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The Chronicles of Riddick: Assault on Dark Athena

De vuelta a la oscuridad.

Assault on Dark Athena

Y así llegamos a Assault on Dark Athena, la secuela de Butcher Bay y el teórico plato fuerte... aunque el resultado no es tan bueno como cabía esperar. Tras el buen sabor de boca que nos queda al terminar la primera parte (aunque podemos empezar por la segunda sin ningún problema), lo que Dark Athena nos ofrece es poco inspirado y nada original.

Butcher Bay era un juego lineal aunque bien maquillado para dar una falsa sensación de libertad. Dark Athena, sin embargo, se quita la máscara y se muestra como un típico shooter pasillero en el que nos limitamos a ir avanzando, acribillando a todo lo que se nos pone por delante y resolviendo algún pequeño puzzle por el camino. La deficiente IA de los enemigos y el diseño de los niveles tampoco ayuda, siendo bastante inferior al de la primera campaña, y el guión aporta poco para añadir algo de interés a la aventura. La sensación que nos queda es que Dark Athena es un extra para Butcher Bay, cuando en teoría la situación debía ser exactamente la inversa.

A pesar de la inclusión de ciertas novedades jugables, como el hecho de poder controlar drones robóticos, su escasa duración (unas ocho horas) y una ambientación mucho menos lograda (por culpa de ciertas decisiones de diseño, como la abundancia de munición) hacen de Dark Athena un perfecto ejemplo de expansión desaprovechada, un caso similar al que ya vimos con Perseus Mandate o Extraction Point en la saga F.E.A.R.

Técnicamente el gran problema de Assault on Dark Athena es que su intento de mantener coherencia con Escape from Butcher Bay provoca una cierta sensación de antigüedad. En 2004 el juego era un prodigio técnico en sus versiones de PC y Xbox, pero cinco años más tarde, y a pesar de contar con un motor remodelado para la ocasión, palidece ante los juegos más potentes de esta generación. Obviamente el capítulo Assault on Dark Athena parte con ventaja al haber sido diseñado de cero para la versión renovada del motor, pero el resultado deja bastante que desear en determinados aspectos, como las texturas, las animaciones y los tremendos dientes de sierra que veremos pasar por nuestra pantalla. Hay momentos en que nos asalta la duda de si realmente en vez de presentar el juego de 2004 con un motor de 2009 no es que el juego de 2009 está usando un motor de 2004, y quizás ahí es donde esté el quid de la cuestión. Por suerte, Dark Athena mantiene el mismo nivel sonoro que su antecesor, con una gran banda sonora y un excelente trabajo de doblaje (una vez más, en perfecto inglés subtitulado).

Multijugador

La guinda del pastel la pone un completo modo multijugador, que supone un alivio tras la pequeña decepción sufrida con Assault on Dark Athena. La inclusión de este modo se la debemos principalmente a Vin Diesel, quien al parecer insistió de forma incesante para que se añadiese a pesar de las reticencias del equipo de desarrollo.

A lo largo de quince mapas diferentes podremos jugar a los modos típicos (deathmatch, deathmatch por equipos, capturar la bandera) pero también otros más novedosos. El más divertido es Pitch Black, en el que un jugador encarna a Riddick y el resto debe cazarle, pero Butcher Bay Riot, en el que tres equipos se enzarzan en una lucha sin cuartel tampoco le va a la zaga. En este segundo modo, además, se añade la opción de comprar armas y armaduras entre cada ronda, lo cual añade un pequeño plus de interés.

El modo multijugador de Riddick, en resumen, no hace sino seguir la fórmula pre-establecida, y desde luego no superará a títulos como Call of Duty en las listas de más jugados, pero resulta francamente entretenido y tiene momentos bastante inspirados.

Como conjunto, el producto es bastante recomendable. Por un lado tenemos Escape from Butcher Bay, uno de los mejores y más sorprendentes juegos de la anterior generación. Por otro, tenemos un interesante modo multijugador, en el que el modo "Pitch Black" es su principal atractivo. Pero, irónicamente, lo que debía ser el plato fuerte, Dark Athena, es su punto más flojo, con una jugabilidad derivativa que poco tiene que ver con lo novedoso que resultaba su antecesor en 2004. Lo que entonces era arriesgado desaparece para dejar lado a un juego lineal y que no aporta nada a lo visto en los últimos años. Si jugaste a Butcher Bay, quizás debas meditar si realmente merece la pena comprar Riddick: Dark Athena, pero si no lo jugaste es una oportunidad de oro para disfrutar de uno de los mejores juegos de acción en primera persona de esta década.

7 / 10

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