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THQ ha dejado casi 200 millones de deuda

Empieza la pelea entre acreedores.

Jason Rubin se llevó de la oficina el dildo morado, pero parece que ahora quiere más. Mucho más.

Las deudas totales de THQ ascienden a casi doscientos millones de dólares, según se desprende de la lista de acreedores que forma parte del proceso de judicial encargado de liquidar la compañía.

Entre ellos están, por ejemplo, Codemasters, la cual exige un millón de dólares por royalties de DiRT 3 y otros juegos, Double Fine, a la que se deben 595.000 dólares por el lanzamiento en PlayStation Plus de Stacking y Costume Quest o Microsoft, que pide 214.000 dólares en concepto de gastos de licencias y 888.652 dólares en financiación.

Hay empresas a las que THQ ha dejado de pagar hasta doce millones de dólares, que se dice pronto.

Lo más irónico - y triste - es que algunos de los directivos que llevaron la empresa a la ruina ahora también quieren su parte del pastel. Brian Farrell, el antiguo CEO y máximo responsable de la quiebra, demanda 6,4 millones por una cláusula de "finalización sin motivo" de su contrato. Jason Kay, el chief strategy officer que trazó el rumbo de la compañía durante los últimos años, 2,1 millones por "obligaciones contractuales". Y el mejor de todos, el premio al directivo con más cara que espalda, es para Jason Rubin, ex-Naughty Dog: fue contratado como nuevo presidente de THQ en mayo de 2012 para reconducir la situación, pero ahora exige 2,1 millones de dólares alegando que cuando firmó el contrato no le informaron de la inestabilidad financiera que sufría THQ. Tiene mérito, si lo piensas fríamente: debe ser la única persona de toda la industria que no sabía nada.

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