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Need For Speed Undercover

Una de cal y otra de arena.

También da prestigio toda aquella misión que consista en librarse de la policía. Ya te puedes imaginar lo que hay que hacer: correr, meterse por callejones y rezar para que no haya otro coche esperándote al final de la vía.

Las pruebas que te dan dinero suelen ser muy divertidas, ya que implican competir contra otros vehículos. Las más atractivas son el “sprint”, en el que tienes que completar un recorrido antes que los demás, el “circuito”, donde tienes que dar varias vueltas a una trazada y, sobre todo, las carreras de autopista, que están llenas de tráfico, y en las que tienes que adelantar a un rival y sacarle más de 300 metros para ganar.

El dinero, cómo no, sirve para comprar nuevos vehículos y tunear a los que ya tienes en el garaje. Pero no pisemos a fondo, todavía, que no podrás comprar un Audi R8 de buenas a primeras. Tendrás que desbloquear la tienda de Nivel 1 (hay 3 niveles) o bien… comprarlo con Microsoft Points. Una decisión discutible que esperemos que nunca ejecutéis, amigos.

La personalización de los bólidos está muy lograda. Sin demasiada pantomima –se agradece, por cierto, todo es mucho más austero que en Underground- nos dejan cambiarle el color, ponerle alerones y, en general, modificar su aspecto de cabo a rabo. También nos dejan potenciar la velocidad, el manejo, añadir nitro… total, que si ahorras puedes tener un garaje lleno de pepinos que harían llorar a Matías el Humilde.

Otra de las virtudes de Need for Speed: Undercover es que es un juego rápido. Aunque puedes recorrer la ciudad y todas sus zonas –de aspecto variado y bastante bien hecha- existe una opción clave que nosotros hemos agradecido muchísimo: si le das al botón de abajo en el D-Pad vas directamente a la próxima carrera. También puedes abrir el mapa y transportarte donde quieras. Y esto, aunque pueda parecer una nimiedad, hace que no tengas que estar horas y horas recorriendo callejuelas para ir al siguiente objetivo. Abres la consola, le das al botón de abajo y ya estás corriendo.

En líneas generales, por tanto, Need for Speed: Undercover es un buen juego que, ante todo, es divertido e inmediato. No llega a la excelencia de Burnout: Paradise, pero agradará a todos los aficionados de la franquicia. Puedes personalizar un montón de coches –divididos en japoneses (Mitsubishi, Nissan…), europeos (Mercedes, Porsche…) y norteamericanos (Ford, Dodge…)- que, además, sufrirán destrozos y se deformarán con cada choque. Lástima de los problemas técnicos, que son demasiado graves como para pasarlos por alto, porque el camino que está tomando la franquicia da lugar a la esperanza.

7 / 10

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