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World of Goo

Un juegazo por 15 euros.

De todos modos volvamos a los puzzles, que es lo que nos interesa. El juego se divide en cuatro mundos más un epílogo. Cada mundo representa una estación del año y los puzzles que nos encontramos varían drásticamente entre un mundo y el otro. En cada uno se introducen nuevos tipos de goos; por ejemplo tenemos las bolas verdes, que se pueden quitar y poner a conveniencia. O las cerillas, que si tocan el fuego se incendian y que se utilizan para resolver algunos rompecabezas en los que tienes que explotar bombas. También están los globos, que colocados estratégicamente pueden ayudarte a transportar estructuras de un sitio a otro. Y más, mucho más. Combinado y mezclado da como resultado un montón de posibilidades.

Es importante destacar que los niveles están diseñados con mucho mimo y testeados hasta la saciedad. No hemos sabido encontrar ningún bug ni desajuste y la curva de dificultad tiene una evolución suave. La experiencia que adquieres descubriendo cómo resolver algo será fundamental para que en los niveles posteriores no te encalles.

Es sorprendente, también, lo genial que le va a este juego el mando de la Wii; la experiencia respecto a jugarlo en PC es abismal. En Wii es mucho más dinámico e intuitivo. Y si además utilizas el cooperativo (hasta cuatro personas) la diversión se multiplica. Al principio cuesta coordinarte con otra gente, pero luego cada uno se centra en una parte del puzzle y eres capaz de avanzar mucho más rápido que en solitario. O también puedes pillar un par de mandos y construir a dos manos; sólo apto para los auténticos “pros”.

En este nivel tendrás que lidiar con cinco tipos distintos de Goo.

Para los que se acaben el juego y quieran seguir dándole caña existe la opción de construir una torre con las bolas que has rescatado. Una mega-ultra-archi torre que requerirá de todos tus dotes de ingeniero; si no te pasará como a nosotros, que te casi rompemos el mando cuando se nos desmontó cuando íbamos por la mitad.

El grafismo merece un punto y aparte. Son unas dos dimensiones bellísimas, que en muchos casos recuerdan a las de Patapon y a las ilustraciones de Tim Burton (pero menos siniestras). No queremos desvelar nada de lo que pasa a medida que avanzas, pero consiguen sorprenderte a cada nivel. Desde estéticas coloristas hasta mundos cibernéticos infradigitales sin sentimiento.

Desde Eurogamer.es os animamos fervientemente a que probéis el juego. Si no estáis seguros de si gastaros esos 15 euros en él bajaros primero una demo, pero probadlo. Lo disfrutaréis tanto vosotros como los que cogen por primera vez un mando.

9 / 10

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