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Revisitando ICO

Sombras y niebla.

A punto de escapar con Yorda, una intensa luz la atrapa y cae al suelo, de donde es incapaz de levantarse. La Reina no va a permitir que su hija salga del castillo. El puente comienza a separarse, con un personaje a cada lado del mismo. Para cuando tomamos el control, la distancia es ya significativa. Si nos parásemos a pensarlo un solo instante, nos quedaríamos en el puente, a salvo, camino de la victoria. Pero ICO nunca ha sido de reflexión: es puro sentimiento, apela siempre a nuestros instintos más básicos. Los que nos dicen que lo arriesguemos todo y saltemos para salvar a Yorda. No hay duda posible, no hace falta ningún indicador o mensaje en pantalla: sabes que es lo que se debe hacer.

ICO se queda agarrado del borde, mientras Yorda no puede más que mirarle, atrapada por la Reina. El chico termina por caer. Desde el momento en que despierte encima de una jaula en las profundidades del castillo, no podremos guardar la partida hasta que termine el juego. Tendremos que avanzar por las entrañas del castillo hasta que encontremos por fin un arma con la cual combatir a la Reina.

Collapse

El siguiente combate es especialmente dramático. En la misma sala donde despertábamos al principio del juego, aparecerán ante nosotros los espíritus de todos los niños sacrificados a lo largo de los años e intentarán atacar a Yorda, completamente indefensa. Caerán con un golpe, encendiendo una luz en su tumba, hasta que todos y cada uno de las decenas de espíritus que han muerto en el templo descansen de nuevo. La apabullante cantidad de sombras es un triste recordatorio del destino que nos aguardaba.

Frente a la Reina, el juego no deja de poner de manifiesto la debilidad de ICO. Sin molestarse en levantarse del trono, ella usará poderes mágicos y establecerá un campo de fuerza a su alrededor. Antes de empezar si quiera nos derribará de un golpe, rompiendo uno de los cuernos de ICO. Cada golpe hará que nuestra arma salga disparada y tendremos que escondernos hasta recuperarla. Finalmente, somos capaces de clavarle la espada, provocando con ello su muerte y también el colapso del castillo, que se mantenía en pie gracias a sus poderes. ICO sale despedido y en la caída pierde su segundo cuerno.

Yorda, convertida ahora en un ser de la misma naturaleza que los enemigos que nos acechaban por el Castillo, recoge a un ICO inconsciente y lo deja sobre una barca. Mientras el castillo comienza a hundirse en el mar, el pequeño bote va a la deriva hacia un futuro incierto. Todo ello acompañado de aquella melodía que nadie que haya probado el juego puede borrar de su memoria. En la versión PAL se añadió un epílogo que parecía decir que todo acababa bien, con ICO alcanzando una costa donde encontraba a Yorda (y podían comer juntos sandía), pero el filtro claro le daba un aire onírico al lugar, de forma que uno podía pensar que nada de eso ocurría en realidad.

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ICO es, ante todo, un juego simple. Sin apenas palabras que entorpezcan el progreso, sin mecánicas que requieran decenas de botones, sin un enorme HUD que ocupe toda la pantalla, sin melodías estridentes, sin una gran campaña de marketing detrás, sin unos gráficos punteros para su época… ICO tan solo necesitó dos personajes y a un genio como Ueda para darles forma, convirtiendo el juego en uno de los mejores de la historia.

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