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Análisis de WarioWare: Move It! - Una recopilación de minijuegos con sabor a Wii

Mover el esqueleto.

Eurogamer.es - Recomendado sello
Muy original, muy divertido y haciendo buen uso de las capacidades de la consola, Move It! es el mejor juego de la saga WarioWare en años.

Confieso una cosa: yo, como probablemente muchos de vosotros intentéis hacer cuando este título entre a vuestras casas, intenté empezar a jugar a WarioWare: Move It! sentada en el sofá. Incluso si el juego te explica, en su primera pantalla, que la mejor manera de experimentarlo es de pie, aprovechando al máximo los controles de movimiento y jugando con todo el cuerpo - o precisamente por eso - había algo en mí que, en el fondo, quería buscarle los límites al sistema. Parte de esto, claro, es que da un poco de pereza salir de la comodidad del sofá para sentirnos un poco tontos, de pie frente a la pantalla; otra parte, en mi caso personal, viene de un consistente desencanto con los juegos que utilizan el control de movimiento. La era más tardía de la Wii y prácticamente toda la existencia de la Nintendo Switch ha acabado desplazando casi por completo esta idea, y los pocos títulos que acababan por comprometerse con ella lo hacían de manera breve, casi anecdótica, sin darle mucho peso en el total de la experiencia.

Ni media hora después de empezar WarioWare: Move It!, levanté el culo del asiento y me comprometí a hacer lo que el juego me pedía: bailar, saltar, correr en el sitio y, en definitiva, moverme. Y me lo pasé como una niña.

La propuesta del título es, la verdad, bastante sencilla: se trata de un nuevo WarioWare, la saga que nos insta a resolver en apenas un par de segundos un montón de “microjuegos” frenéticos, tanto si lo hacemos solos como en compañía de nuestros amigos (eso sí, solo en local). El juego se plantea como una secuela de WarioWare: Smooth Moves, que salió en el año 2006 para Wii. Como tal, en esta ocasión, la principal novedad de esta entrega es que la inmensa mayoría de los minijuegos estarán reimaginados para utilizar los controles de movimiento de los Joy-Con. Esto le da una capa un poco especial al juego: es cierto que algunos de los 200 desafíos que nos plantea el juego nos sonarán de otras entregas, pero también tenderán a resolverse de manera distinta. Por ejemplo, algunos minijuegos se repiten del anterior WarioWare: Get It Together!, que salió en el año 2021, pero aún así pueden plantear un reto porque en ese título los resolvíamos utilizando los botones del mando o las palancas, y en Move It! tendremos que, valga la redundancia, movernos de manera diferente.

Para establecer este sistema de control por movimiento, WarioWare: Move It! utiliza como base las poses: distintas maneras de sujetar los Joy-Cons y colocarlos al respecto de nuestro cuerpo. Todas empezarán a partir de una postura base, el “agarre”, a través del cual cogeremos los Joy-Con por el lateral, con los pulgares en los botones ZR y ZL, y que irán variando a partir de esto. Por ejemplo, la pose “Gerifalte” nos instará a poner los brazos en jarras y las manos a la cintura; la pose “Quiquiriquí” querrá que nos llevemos un Joy-Con a la boca y otro al trasero, como si fuésemos un gallo. Otras poses nos harán dejar los mandos sobre el suelo o encima de una mesa, sujetarlos a ambos lados de la cara o colocarlos en las rodillas mientras adoptamos postura de luchador de sumo. El juego tiene un pequeño modo historia que no deja de ser una excusa para hacer que nos familiaricemos con todas estas posturas. Después, en los modos libres - o en las fases “remix” de la historia principal - se mezclarán todas a la vez, dándonos una pequeña señal de qué postura necesitamos adoptar antes de comenzar el minijuego.

Las posturas son una gran manera de aportar variedad al juego, moviéndonos de diferentes maneras. Es cierto que hay algunas de ellas que pueden ser un poco complicadas, o en las que la detección de movimiento no es tan fina. Las que nos hacen levantar los brazos, sobre la cabeza, por ejemplo, o los minijuegos que requieren movimientos un poco más bruscos a veces se atrancan un poco y pueden llegar a frustrar, especialmente si no estamos jugando a una distancia muy grande de la tele. Aún con todo, siendo tan breves los minijuegos y tan distendido el tono del título, no es un gran problema. Quizás una inconveniencia que sí tiene el sistema de poses es que hay que explicárselas a los jugadores nuevos; si invitáis a un grupo de, digamos, cuatro colegas que nunca han jugado a vuestra casa para echar la tarde con el juego, vais a tardar un ratito en hacerles entender las posturas más complejas. Buena suerte con “mano títere”; después de varias horas, ni siquiera yo estoy muy segura de entenderla por completo.

Lo importante, al final, es que los minijuegos fluyen. La selección, la variedad y la implementación de las mecánicas específicas del juego es la mejor de las últimas entregas, y francamente superior a la de cualquiera de los otros Wario de Switch. Llaman la atención los minijuegos que referencian u homenajean a sagas de Nintendo: pequeños fragmentos de Super Mario 64, Animal Crossing, Metroid, Pikmin o similares que nos sacan, inevitablemente, una sonrisa, y que están diseñados de manera original y divertida, incluso al margen de la nostalgia.

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Si bien es cierto que podemos jugar y rejugar el modo historia todas las veces que queramos, tanto en solitario como con un segundo jugador - ¡y podemos picarnos a conseguir los mejores tiempos posibles! - es verdad que la mayor parte del interés, a largo plazo, estará en los modos multijugador, esta vez en su mayoría para dos o cuatro jugadores. Desde un modo “fiesta” en el que nos enfrentaremos a nuestros oponentes lanzando dados y moviéndonos por casillas con distintos efectos y superando microjuegos para ganar más puntos que el resto, a sucesiones de minijuegos a distintas velocidades, como el “Chequeo médico” o el “Rey del cuadrilátero”, para dos y cuatro jugadores, respectivamente. Personalmente, me ha gustado mucho “Objetivo Medusa”, en el que tendremos que ir avanzando poco a poco por una mazmorra usando los controles de movimiento, pero sólo cuando la medusa esté de espaldas: si nos pilla moviéndonos, nos petrificará. El más original, con diferencia, es “¿Quién maneja los hilos?”, un modo por equipos, cada uno de dos jugadores, en el que uno de los dos miembros del equipo activo tendrá que resolver un minijuego, y el otro tendrá que fingir hacerlo mediante mímica. Después, el equipo oponente tendrá que adivinar quién de los dos era el que estaba jugando de verdad.

Con todo esto, sumado a los distintos modos extra que vamos desbloqueando avanzando en la historia - ojo con “Hiperdifícil”, que nos hace resolver todos los minijuegos del juego principal, pero a toda velocidad, en apenas un segundo -, es fácil ver que WarioWare: Move It! es uno de los juegos más completos, diversos y originales de la historia de la saga. A día de hoy, no se me ocurren muchos mejores party games en la híbrida de Nintendo, ni juegos más agradables para sacar en medio de una cena con amigos para alargarnos, bebida en mano, hasta las tantas de la mañana. Su peculiaridad en el control puede echar un poco para atrás en un principio, pero si estamos dispuestos a darle este voto de confianza, WarioWare: Move It! tiene ganas y potencial más que de sobra para hacernos mover el culo un buen rato.

Eso sí: sigo queriendo un Wario Land nuevo. Que lo cortés no quite lo valiente.

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