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Análisis de Epic Mickey: Mundo Misterioso

Si una cosa funciona...

Si los dos Epic Mickey para consolas de sobremesa juegan con el tema de la nostalgia hacia los inicios de la Disney, y lo hacen rememorando viejas películas en blanco y negro de personajes hoy en día olvidados, este Mundo Misterioso para 3DS hace lo propio con todos aquellos videojuegos basados en personajes Disney que tan habituales eran hace unos veinte años, cuando reinaban las consolas de 8 y 16 bit, las plataformas eran el género más popular, y juegos como Castle of Illusion nos parecían lo más de lo más.

Sin embargo, la nostalgia es siempre algo peligroso, y a más de uno le iría bien volver a jugar a todos esos títulos que muchos tenemos idealizados y a los que Mundo Misterioso hace referencia, porque aunque duela admitirlo, la verdad es que no han aguantado demasiado bien el paso del tiempo. De hecho, los juegos de plataformas, por lo general, no son un género que haya envejecido especialmente bien más allá de las tres o cuatro grandes excepciones - y dudo sinceramente que Castle of Illusion sea una de ellas.

En cualquier caso, con nostalgia o sin ella encendemos la portátil y sin prejuicios ni expectativas nos disponemos dar saltos, acabar con todo tipo de enemigos y pasarnos una pantalla tras otra. Esa es la actitud, ¿no? Pues menuda lástima que este Mundo Misterioso se encargue de dinamitarla a cada instante que pasa. Si el juego de DreamRift fuera simplemente ese plataformas de control simple pero efectivo, niveles de dificultad creciente, y ese encanto pixelado que muestra en sus capturas probablemente estaríamos hablando de un título que cumple su función de entretener sin más complicaciones, pero lamentablemente hay veces en que se olvida eso de que si una cosa funciona...

"El encantador envoltorio visual de Epic Mickey: Mundo Misterioso no logra justificar la carencia total de ritmo del juego o la imperdonable introducción de una mecánica desastrosa como la de la pintura."

Para empezar está lo que vendría a ser la historia, eso mismo que un buen plataformas suele resolver en cuestión de segundos y que en Mundo Misterioso se alarga a la extenuación. Lo único que quieres es saltar, saltar sin parar, pero el juego se empecina en explicártelo todo con mil detalles que ni vienen a cuento, ni apetecen leer cuando solamente buscas un chute rápido plataformas calientes. El juego se complica hasta niveles hiperbólicos para explicarte algo tan sencillo como que una bruja ha raptado a los personajes Disney y hay que rescatarlos, pero hay más que eso, porque lejos de ser algo que solo nos interrumpe al principio, es una constante a lo largo de todo el juego.

Resulta que además de rescatar a los personajes de las películas más famosas de Disney (Peter Pan, Aladdin, Mulán, La Bella y la Bestia, etc.) Mickey debe recorrer las diferentes estancias del castillo haciendo de recadero, algo que a pesar de tener su gracia por el hecho de ver a personajes tan distintos reunidos, al final interrumpe de forma excesiva el ritmo del juego y tampoco supone más reto que llevar a cabo el aburrido trámite de hablar una y otra vez con cada uno de ellos. Este exceso de verborrea sin sentido sería bastante pasable si una vez dentro de las fases propiamente de plataformas la acción no se viera interrumpida por nada más, pero lamentablemente hay otra cosa que echa por tierra todo el buen trabajo de diseño de niveles del juego, y esto es el uso se le da a la pantalla táctil.

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Resulta que para darle algo de coherencia a la franquicia 'Epic' también aquí le tocará a Mickey llevar un pincel con pintura y disolvente listo para dibujar o destruir objetos del escenario, pero lo que en las versiones de sobremesa es una mecánica con sentido y hasta cierta vertiente creativa, aquí solamente es una funcionalidad introducida sin demasiada gracia y que no tan solo entorpece el fluir de la acción sino hasta la propia ergonomía de juego. Obligarnos a tener que cambiar de posición de las manos para coger el stylus vez que tenemos que pintar o borrar algún elemento del escenario en la pantalla inferior es algo excesivamente molesto.

Si a todo esto le sumamos una curva de dificultad no demasiado bien calculada que pasa de niveles tediosamente fáciles a otros bastante más difíciles sin mucha progresión, y que el juego es más corto de lo que cabría esperar, lo único que nos queda es un encantador envoltorio visual que tira de continuos homenajes a títulos de los noventa como Ducktales, Magical Quest, Aladdin o el propio Castle of Illusion, pero que por desgracia no logra justificar la carencia total de ritmo del juego o la imperdonable introducción de una mecánica desastrosa como la de la pintura.

5 / 10

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