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Análisis de En Garde! - Un mini-Arkham con uniforme de espadachín

Espadachina con salero.

Eurogamer.es - Recomendado sello
Ágil y lleno de humor, En garde! es un título repleto de acción y duelos a capa y espada que funciona desde el primer minuto.

Llevo bastante tiempo jugando a videojuegos. Un buen puñado de años. Y aunque nunca he perdido el amor por este medio, sí me he dado cuenta de que la monotonía suele ser enemiga de la diversión. Y pese a que pueda parecer que me estoy refiriendo a los elementos que componen un título en concreto - aunque también es aplicable -, en este caso estoy hablando de algo que orbita alrededor de los propios videojuegos en sí: una suerte de factor que tiene más que ver con el jugador que con la obra y que, a pesar de ser un elemento exógeno, puede condicionar nuestra experiencia. Me refiero, claro está, a lo que hemos estado jugando últimamente; por mucho que nos guste un género, unas mecánicas o una ambientación, por poner un ejemplo, la repetición constante de esquemas similares conduce, casi por imperativo, al tedio. Así, conviene cambiar de ritmo cada pocos títulos, alternando tonos, tramas y géneros para maximizar el impacto de todos ellos.

Total, que llevaba jugados unos cuantos títulos muy serios seguidos cuando empecé a jugar En Garde!.

Desarrollado por Fireplace Games, En Garde! es un título que nos traslada a una época llena de territorios de ultramar, artistas barrocos y, cómo no, espadachines. Una, en particular, llama la atención por sus incomparables habilidades y su apuesta planta; Adalia de Volador, campeona de los oprimidos, es la protagonista de En Garde!, un juego lleno de humor, aventura y espadazos.

Este último aspecto es, sin ningún género de dudas, el principal activo de En Garde!, un título que, si dejamos al margen su humor, tiene como principales activos el combate y la acción. De ahí que, por tanto, su historia emule a los clásicos del cine de aventuras, aquel en el que los malos malísimos se enfrentan a héroes maravillosos mientras desfilan por la pantalla intereses románticos esquivos y alivios cómicos por igual. Y, como no podía ser de otra manera, nuestra impetuosa heroína recorre unos escenarios tan llenos de color como su vestuario, mientras las guitarras españolas proveen el acompañamiento perfecto a nuestro noble propósito. Y todo esto viene de la mano de un estudio ubicado en Francia, no os lo perdáis. Os prometo que he tenido que comprobarlo varias veces para creérmelo.

Cuestiones identitarias al margen, lo cierto es que En Garde! centra en sus afilados combates la práctica totalidad de su propuesta. Si bien tendremos que recorrer coloridas poblaciones, escapar de calabozos e infiltrarnos en villas para destapar oscuras tramas de conspiración, todas estas instancias servirán como antesala de lo que de verdad importa en En Garde!: desenvainar el acero. Y es que cuando no estemos peleándonos con patanes, guardias y demás soldadesca, estaremos haciendo el saltimbanqui en una suerte de plataformeo muy ligero que sirve para otorgar variedad a los distintos episodios y que interconecta las arenas en las que nos batiremos el acero.

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Unas arenas que, a diferencia de otros juegos del mismo corte, juegan un papel fundamental en las peleas de En Garde! Pero mejor ataquemos el asunto por partes. Aquellos familiarizados con los sistemas de combate de, pongamos, la saga Arkham o las dos entregas de La Tierra Media (Sombras de Mordor y Sombras de Guerra, respectivamente) se sentirán bastante cómodos con los movimientos de Adalia de Volador. La estocada, el esquive y la parada - con su correspondiente contraataque - son los robustos cimientos de unas mecánicas que, aún algo simplificadas con respecto a sus referentes, funcionan a la perfección para representar unos ágiles y multitudinarios duelos en los que nuestra hábil heroína se verá, con frecuencia, superada en número pero nunca en el manejo de la espada.

Y aunque conforme avancemos en la historia ampliaremos nuestro repertorio con algún que otro movimiento especial, estos estarán a nuestra disposición si acumulamos el suficiente “salero”. Sí, salero. Porque Adalia es una fina estilista, pero también es, como dicen los anglosajones, una “swashbuckler”. O sea, una aventurera, bravucona, buscabullas… me imagino que ya sabéis por dónde van los tiros. Así, esas arenas a las que hacía mención anteriormente no estarán vacías de contenido sino más bien al contrario. Cañones, barriles - explosivos, llenos de vino o de los de toda la vida - cubos, laúdes, mesas… de todo un poco para que Adalia se luzca al más puro estilo hollywoodiense mientras los lacayos del Conde-Duque se tropiezan, caen, resbalan y, en suma, están a cualquier cosa menos a pelearse como dios manda.

Y más nos valdrá que hagamos intensivo uso de todos esos elementos, porque si bien nuestros enemigos no serán nuestros iguales en la esgrima tampoco tendrán reparos en lanzarse a por nosotros en tromba para compensar sus carencias. Lanzarles cubos a la cabeza, patearles contra panoplias llenas de armas o recorrer el escenario de cuerda en cuerda serán nuestras mejores estrategias para aislar a unos enemigos que, en ningún momento, tendrán como prioridad guardar un escrupuloso orden a la hora de atacarnos. De lo contrario asistiremos a una progresiva curva de dificultad que culminará en unos altercados llenos de duelistas muy duros de pelar si no nos adaptamos al entorno.

Ahora bien, En Garde! no sólo es recomendable por lo intenso de sus combates, especialmente en la dificultad más alta: su mezcla de coloristas aventuras y humor es un contrapunto perfecto a la seriedad que caracteriza a la amplia mayoría de juegos de acción. Si bien su duración no es muy extensa y sus sistemas no son complejos en demasía - especialmente si lo comparamos con los referentes del género -, esto no supone, per se, un problema. En Garde! lleva como bandera su espíritu independiente y un alcance comedido. Y de vez en cuando merece la pena alejarse de tanta seriedad y sumergirse en una aventura más ligera.

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