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Análisis de la Acer Predator 8

Hardcore tablet.

Hace unos años parecía imposible, pero ahora es ya una realidad incontestable: el mercado de las consolas portátiles es un dinosaurio en pleno proceso de extinción, fagocitado por los smartphones y las tabletas. Ciclos de renovación mucho más cortos, accesibilidad, características de hardware cada vez más equiparables (a menudo incluso superiores), una tremenda variedad de software barato y una utilidad más general y no tan concreta son solo algunas de las razones por las cuales el teléfono que llevas en tu bolsillo le ha ganado la partida -con un abultado resultado- a, por ejemplo, PlayStation Vita. Y primero con Nvidia y ahora con Acer, parece que ahora estamos asistiendo a la siguiente fase dentro de esta canibalización, con unos productos (las tabletas) que directamente atacan al segmento que hasta no hace mucho dominaban Nintendo y Sony.

Que la Predator 8 es una tableta dirigida a ese público "gamer" es un hecho que salta rápidamente a la vista, con un diseño atrevido y muy agresivo. En él destacan las esquinas puntiagudas y los cuatro altavoces frontales, pero aunque da la sensación de que puede resultar incómoda lo cierto es que el agarre es bastante bueno; ocho pulgadas son un tamaño perfecto para las funciones que pretende cubrir y el peso (350g) es también el adecuado para que aporte una necesaria sensación de robustez sin cansar al sostenerla durante largos periodos de tiempo. La calidad de construcción tampoco está mal, aunque los acabados sean en su gran mayoría de plástico (excepto algunos toques de aluminio) y no metálicos, algo decepcionante si se tiene en cuenta el precio premium del dispositivo.

Afortunadamente no parece que los recortes para abaratar costes se extiendan a otras áreas más vitales, como por ejemplo la pantalla. El panel IPS posee unos buenos ángulos de visión, una resolución relativamente nítida (1920x1200, lo cual nos deja una densidad de pantalla de 283ppp) y la promesa de precisión 100% para el espectro de color NTSC, con unos ratios de contraste y brillo superiores a la media. La gestión del color, efectivamente, está muy cuidada y se puede adaptar a nuestras necesidades, con modos especiales para juegos (con mayor contraste) o películas (más oscuro), por ejemplo, y realmente con cualquiera de ellos se obtiene una imagen con colores vivos - aunque quizás algo sobresaturados para algunos gustos, pese a no llegar a los extremos de un panel AMOLED. El sistema incluye incluso lo que llaman Bluelight Shield; seguro que habréis escuchado últimamente los problemas que produce en el sueño la luz azul que emiten las pantallas de los smartphones o las tabletas, así que Acer ha incluido este modo para limitarla y, sobre el papel, proteger nuestra vista con un tinte amarillo cuando jugamos antes de ir a dormir.

Algunos usuarios opinarán que la resolución podría ser superior, pero parece la más adecuada para obtener un equilibrio razonable entre nitidez de imagen y exigencia con el hardware gráfico. Con lo que no habrá muchas pegas, sin embargo, es con el sistema de sonido. Como comentábamos hace unas líneas, la Predator 8 incluye cuatro altavoces frontales, y esto se nota muchísimo porque la experiencia sonora es bastante más inmersiva que la que ofrece la competencia, que rara vez monta siquiera altavoces stereo. Y cero quejas con el volumen, porque esta tableta es seguramente la que ofrece un mayor volumen de todas las que han pasado hasta la fecha por nuestra oficina.

El sistema está gobernado por una CPU quad-core Intel Atom X7-Z8700 junto a 2GB de RAM, ofreciendo un rendimiento en tests sintéticos sensiblemente inferior al de la Nvidia Tablet K1, pero con potencia más que suficiente como para mover todos los juegos actuales con soltura.

En el interior, Acer también toca las teclas adecuadas. El sistema está gobernado por una CPU quad-core Intel Atom X7-Z8700 junto a 2GB de RAM (aunque a estas alturas ya debería ser estándar montar 3GB). El rendimiento en tests sintéticos es sensiblemente inferior al de la última tablet de Nvidia, con la CPU K1 de cuatro núcleos, pero sí más que suficiente como para mover todos los juegos con soltura. Y al igual que la que podemos calificar como su gran rival, la Predator 8 incluye 32GB de almacenamiento interno y un slot para tarjetas MicroSD de hasta 64GB, más que suficiente para instalar las aplicaciones que nos interesen y acompañarlas por películas, música y cómics.

La autonomía del dispositivo, sin embargo, es uno de sus puntos débiles. La batería de 4420 mAh debería dar para más, pero apenas alcanza las tres horas de pantalla activa con un nivel de brillo alto. Eso significa que juegos exigentes tipo Dead Trigger 2 o Asphalt 8: Airborne te dejarán relativamente rápido sin carga, pero también que incluso realizando tareas más livianas, como navegar por internet o ver una película, la batería se agota mucho más rápido que en otras tabletas como la Galaxy Tab S2 de Samsung, la Xperia Z3 Tablet Compact de Sony, la Fire HD de Amazon o el incombustible iPad Mini. No es un desastre, en cualquier caso, y es posible que los resultados mejoren un poquito con la función Doze de Android Marshmallow, pero de momento no está disponible para la tableta de Acer.

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Porque la Predator 8 todavía no utiliza la última versión estable de Android, sino que mantiene la típica Lollipop 5.1. Se entiende porque es un S.O. estable y bien probado, pero a estas alturas sorprende que tantos fabricantes -incluido Acer- tarden tanto en implementar las nuevas versiones a medida que Google las pone a su disposición. La buena noticia es que la empresa taiwanesa no ha introducido una capa propia sobre la interfaz de Android, con lo cual -sin ser una experiencia puramente stock- la experiencia de usuario es salvando las distancias similar a la de un dispositivo Nexus.

La Acer Predator 8 tiene aspectos que nos han gustado bastante, como la pantalla o el sistema de cuatro altavoces, y otros que nos han dejado un sabor de boca mejorable, como la duración de la batería y el exceso de bloatware preinstalado.

La mala es que no habrá capa propia, pero sí un montón de bloatware. Aparte de las aplicaciones de la propia Acer (Acer Liquid Home, System Doctor, Power Management, Acer Portal, abPhoto, abMusic, abFiles, EZ Note, EZ Snap, EZ WakeUp, EZ Gadget y EZ Tasking) hay que sumar también las de servicios de terceros (eBay, Booking, Amazon, McAfee Security o Dropbox), aplicaciones extra que se solapan con las de Google (OfficeSuite, Astro, Opera Max) y varios juegos, como Asphalt 8 o Clash of Kings. La mayoría se puede desinstalar sin problemas, pero no es agradable encender la tableta por primera vez y encontrarte con un montón de software preinstalado que no te interesa para nada. Al menos lo que se queda instalado sí o sí, como la suite Iconia (las diferentes apps 'EZ') es bastante útil, con un sistema de multitarea a pantalla partida, gestos para realizar diferentes tareas y una app para hacer capturas de pantalla usando tres dedos.

La tableta también incluye tecnología háptica, aunque de momento es bastante anecdótica al ser compatible únicamente con un puñado muy limitado de juegos. La idea es, básicamente, producir una respuesta más elaborada que la vibración simple de los gamepads, y a decir verdad el efecto es curioso cuando lo pruebas en títulos como Trials Frontier o Drag Racing. Esperemos que más desarrolladores se suban al carro e implementen el feedback háptico, porque como decíamos, actualmente la mayoría de juegos no lo aprovechan.

Finalmente un par de apuntes acerca de las cámaras. La Predator 8 incluye tanto una frontal de 2 megapixeles como una trasera de 5 megapixeles capaz de capturar vídeo a resolución 1080p 30FPS. La primera, evidentemente, está destinada casi en exclusiva a realizar videoconferencias con aplicaciones tipo Hangouts o Skype, aunque también hay una curiosa función para tomar selfies mientras juegas. La trasera, por su parte, es la típica que diríamos que está ahí "para salir del paso": hace fotografías decentes cuando las condiciones de luz son óptimas, pero en ambientes cerrados o nocturnos introduce bastante ruido en la imagen y se muestra lenta al enfocar. Es muy probable que vuestro smartphone tome mejores fotos que la Predator 8, pero al mismo tiempo no deja de ser cierto que la tableta de Acer tampoco es muy inferior a casi toda la competencia en este sentido.

Como tableta destinada a un mercado muy concreto, la Predator 8 se muestra bastante sólida. Tiene aspectos que nos han gustado bastante, como la pantalla o el sistema de cuatro altavoces, otros que nos han dejado un sabor de boca mejorable, como la duración de la batería y el exceso de bloatware preinstalado, y algunos que dependen mucho de los gustos personales, como ese diseño tan juvenil y desenfadado, pero en general es un dispositivo que compensa bien sus pros y sus contras y que convencerá a a la mayoría de usuarios. Su mayor problema, sin embargo, es que ahora mismo el precio en las tiendas de la Predator 8 está fuera de mercado; cuando su mayor competidora (la Nvidia Tablet K1) hace prácticamente lo mismo con un rendimiento superior pero costando cien euros menos, resulta difícil recomendar la propuesta de Acer. Con una eventual rebaja de precio la situación se pondría más interesante y el duelo entre ambas tabletas -las cuales se disputan casi en exclusiva el mercado gaming- resultaría apasionante, pero ahora mismo Nvidia posee una clara ventaja, aunque solo sea resultante de mirar al bolsillo.

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