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Análisis de The Splatters

Estrategia pegadiza.

Los juegos que centran su mecánica en los puzles y la física han tenido mucho éxito en los smartphones - ahí está el fenómeno Angry Birds para confirmarlo - y The Splatters pretende trasladar ese furor a las consolas de sobremesa utilizando un stick del mando en lugar de una pantalla táctil. SpikySnail Games parece haber dado con la fórmula para conseguirlo pero... ¿ha mezclado los ingredientes en la proporción adecuada?

En The Splatters controlamos, precisamente, a los Splatters, unas burbujas pegadizas repartidas por escenarios en dos dimensiones. El objetivo es lanzar esas bolas en el ángulo que creamos oportuno para eliminar las bombas que hay repartidas de forma inventiva - y también frustrante, en algunos casos - a lo largo de cada escenario. Si eliminamos todas las bombas avanzamos al siguiente nivel, si nos dejamos alguna repetimos. Simple, y testigo de la premisa estrenada por el mítico Lemmings: muere y mata, pero hazlo con el mayor estilo posible.

Para poder cumplir nuestro objetivo debemos hacer que la viscosa masa de la que están hechos los Splatters impacte con las bombas del mismo color, lo que añade el primer toque de estrategia, y también el más básico. La velocidad y fuerza con que esos bichejos salen disparados depende del rato que presionemos el botón A y mantener su integridad depende, en gran medida, de la superficie del escenario en el que nos encontremos: las superficies suaves harán que las bolas resbalen, las normales les servirán de punto de agarre y las escarpadas las harán explotar como si de un huevo fresco se tratase.

En ocasiones, para poder alcanzar unas determinadas bombas - que tienen un aspecto idéntico al de los Splatters, quizá porque la desarrolladora quería aprovechar al máximo su lograda dinámica de fluidos - debemos hacer que los Splatters exploten deliberadamente, o cambiar su rumbo en mitad del aire para llegar a un lugar inaccesible de otro modo. Y de lo que se trata aquí es de hacerlo con la mayor eficacia posible, porque el juego no premia sólo que el jugador sepa usar sus herramientas para acabar con todas las bombas sino también que lo haga de forma inventiva, creativa y rápida. En ese sentido no hay límites, ya que cada uno de los escenarios puede superarse de formas muy distintas.

"Si The Splatters hubiera salido hace cinco o seis años podríamos estar hablando de uno de los juegos más adictivos de XBLA, pero la oferta y calidad actual de los juegos del servicio lo dejan en un inevitable segundo plano"

Aunque la idea parece simple, la ejecución requiere una fuerte planificación y una buena habilidad con el stick. Lamentablemente en muchas ocasiones los lanzamientos dependen demasiado de la suerte debido, principalmente, a unos controles imprecisos que pueden arruinar la experiencia en más de una ocasión. El problema es que se nota demasiado que es culpa de la mecánica jugable, y no de tu planificada jugada, que no puedas llegar por un centímetro a la última bomba que queda rezagada en un rincón del escenario. Otras veces, por el contrario, superas un nivel sin saber muy bien qué extraña sucesión de acontecimientos te ha llevado a la victoria. Falta equilibrio.

El problema de The Splatters es que es un juego que se siente anticuado desde el mismo momento en el que presionas Start. Tanto su terrible apartado gráfico (si le encontráis un sentido a sus inquietantes escenarios, por favor, hacédmelo saber) como su jugabilidad imprecisa o su elevado precio, envuelven un producto cuyas mecánicas no van más allá de un alarde de física de fluidos que ni evolucionan ni se aprovecha convenientemente. Si The Splatters hubiera salido hace cinco o seis años podríamos estar hablando de uno de los juegos más adictivos de Xbox Live Arcade, pero la oferta y calidad actual de los juegos del servicio lo dejan en un inevitable segundo plano.

6 / 10

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