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Juegos indie - Every Day the Same Dream / One Chance

Dos conceptos de libertad.

Tras pasarme Alpha Protocol (el juego más infravalorado de la generación y uno de los mejores RPG de la misma, en mi humilde opinión) me puse a hablar con distintas personas de él y me encontré con que cada uno había tenido una aventura completamente diferente. Una frase equivocada podía lograr que no vieses a un personaje secundario interesantísimo en todo el juego. Elegir hacer primero la misión de Roma y después la de Moscú significaba que en el momento de aterrizar en Rusia ya tenías cierta fama y los personajes tenían prejuicios sobre ti. No te podías dar cuenta de lo que estabas perdiendo, avanzando siempre en línea recta, pero sí sabías que el camino lo estabas forjando tú.

Todo esto pasa a segundo plano cuando te das cuenta de algo más importante: te deja equivocarte. Un error no significa un Game Over, significa una oportunidad para hacer las cosas de otra manera. Podemos ir a una misión para llevarnos bien con alguien y que al terminar esté pidiendo nuestra cabeza. Hemos fracasado en nuestro empeño, pero quizá signifique tener un aliado más adelante en forma de un enemigo de esa persona, o puede que nos estemos ahorrando una traición.

Alpha Protocol - Los primeros 15 minutos

Every Day the Same Dream y One Chance nos sirven como muestra de los modelos de libertad existentes en nuestra industria. En el caso del primero, nada de lo que hagamos se refleja en el desarrollo de la partida, que está controlada al milímetro. Esto puede parecer obvio en un juego flash terriblemente limitado, pero grandes superproducciones cometen el mismo error. One Chance, por su parte, nos limita en aspectos ajenos al juego, pero en su interior nos ofrece todo un repertorio de pequeñas opciones que labran una historia que sentimos como genuinamente propia.

Al principio del artículo mencionaba que existe una pequeña trampa para volver a jugar a One Chance. Hace poco la usé para refrescar la memoria y tomé un camino completamente diferente. Me quedé con mi familia. Uno de los días fui al trabajo y un compañero me llamó asesino y me atacó con un cuchillo. Fui demasiado lento a la hora de reaccionar y me mató. La partida, junto con mi existencia, se acabó a un par de días del fin del mundo.

El concepto de libertad que se planteaba hace unos párrafos (hacer lo que uno quiera) es propio de un chaval recién entrado en la adolescencia. Libertad significa que podemos elegir entre diferentes opciones, sí, pero también que tenemos que acarrear con las consecuencias de nuestros actos a lo largo de la aventura. Libertad es permitir que nos equivoquemos.

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