Metal Slug XX
Déjà vu.
Diecisiete. Ese es el número de entregas (aunque bien puedo haberme dejado alguna en el tintero) que ha tenido la serie Metal Slug desde el año 1996 si contamos la saga principal, los spin-offs, las versiones portátiles y las conversiones para teléfonos móviles. Diecisiete entregas a lo largo de catorce años. Y, pese a todo, SNK ha sido incapaz de innovar lo más mínimo durante todo este tiempo.
Entendedme: es perfectamente argumentable que si la cosa funciona (y lo hace a la perfección) no se necesite aplicar cambios drásticos. Pero tras más de una década ofreciendo lo mismo una y otra vez un servidor no puede evitar pensar que la compañía japonesa se dedica a exprimir la vaca lechera aprovechando únicamente el factor nostalgia. El género ha evolucionado, y ya es hora de pasar página e intentar algo nuevo.
Metal Slug XX, además, tampoco es una nueva entrega. Se trata de una especie de remake con ligeras mejoras del Metal Slug 7 que pudimos disfrutar en Nintendo DS hace un par de años. Las novedades, pocas: un modo multijugador cooperativo y un personaje extra (Leona Heidern, de la saga King of Fighters) en forma DLC, que se añade al roster del juego original, formado por los clásicos Marco, Tarma, Fio, Eri, Ralf y Clark.
Lo demás, como siempre. Los buenos deben detener al numeroso ejército de malos, dirigidos por el General Morden, a través de un clásico run and gun en dos dimensiones con grandes jefes finales y gráficos estilo cartoon con animaciones graciosas que maquillan la violencia de las muertes. Quizás el gran cambio respecto a anteriores entregas es que llegados a cierto punto la historia (anecdótica, todo sea dicho de paso) da un giro hacia tintes más sobrenaturales. Se agradece, pero tampoco es la gran revolución que necesita la saga de SNK.
La dificultad es bastante alta (muchísimo más si uno no tiene experiencia previa con el género), pero el hecho de que las continuaciones sean infinitas resta muchísimo a la experiencia. En la recreativa había que echar más monedas, pero aquí, sin ningún límite, el resultado final es que la partida tiene una duración de poco más de tres cuartos de hora (en dificultad normal, si optáis por el modo fácil será todavía menos). Desde luego no es el juego para PSP con mejor relación euro por minuto, aunque su diversión está fuera de toda duda. Corto pero intenso, que dicen.
Hay tres niveles de dificultad y zonas ocultas con enemigos diferentes que alargan la durabilidad del título y animan a jugarlo en dos o tres ocasiones, pero más allá de eso no queda más que el reto de superar los siete niveles con tiempos más bajos y puntuaciones más altas.
El modo cooperativo, que quizás sea la gran novedad de la versión para PSP, en el fondo no lo es tanto. Todos los Metal Slug lo habían tenido, pero desapareció en la séptima entrega para Nintendo DS. Ahora vuelve, pero su implementación tampoco es perfecta: pese a hacer las cosas un poco más faciles es divertido, sí, pero únicamente puede usarse en modo local ad-hoc. Nada de jugarlo a través de internet, entonces.
¿Es Metal Slug XX un mal juego? Ni de lejos. En lo que respecta a los juegos de acción de corte clásico en 2D es una apuesta sólida que no falla en ninguno de sus apartados, con el suficiente atractivo para agradar tanto a los fanáticos de la serie como a los usuarios que se estrenan ahora. Pero llevamos diecisiete entregas y sigue siendo exáctamente lo mismo que en la primera, prueba inequívoca de que la saga necesita novedades urgentemente para huir de la cómoda posición de estancamiento en la que se encuentra. Habrá gente que no necesite más, pero para la inmensa mayoría el constante déjà vu que provoca Metal Slug XX deja el regusto agridulce de tener la sensación de poder estar aprovechando mejor el tiempo con algo que no hayamos degustado anteriormente docenas de veces.