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Feliz cumpleaños, ZX80

El 30 aniversario de una máquina mítica.

Este sábado 6 de marzo se cumplen treinta años del lanzamiento en Gran Bretaña del ZX80, un ordenador pionero que introdujo el mundo de la informática en los hogares europeos. Es una parte integral dentro de la leyenda de Sir Clive Sinclair, uno de los grandes nombres de la época de los 8 bits, y sentó los cimientos para la llegada más tarde de sistemas como el ZX Spectrum, el Amstrad CPC, el Commodore 64 o el MSX.

La clave de su éxito se encuentra en el precio, 99.95 libras (menos de 200 dólares), algo inaudito en 1980. Las ventas fueron relativamente modestas (unas 100.000 unidades, aproximadamente, cuando dejó de fabricarse en agosto de 1981), pero demostraron que había un mercado potencial masivo para los ordenadores domésticos.

A modo de curiosidad, el ZX80 no fue el primer sistema creado por Sinclair. En 1977 lanzó el Microcomputer Kit 14 (MK 14), basado en el procesador SC/MP de National Semiconductor, y del que se vendieron unas 50.000 unidades.

Anuncio del ZX80 en la prensa norteamericana.

La máquina

El ZX80 se construyó utilizando componentes muy comunes (de hecho sólo el firmware era de diseño propietario), lo cual permitió sacarlo al mercado con un precio muy agresivo. El centro de todo el diseño, creado por el ingeniero Jim Westwood, era la CPU Z80 de Zilog, funcionando a 3.25 MHz, acompañada de 1KB de RAM y una ROM de 4 KB en la que se encontraban el sistema operativo, un editor y una implementación del lenguaje BASIC.

La máquina, que se vendía en forma de kit y debía ser ensamblada y soldada por el propio usuario, se montaba en una pequeña carcasa de plástico, junto con un teclado azul de una pieza y del tipo membrana. Su característico diseño, obra del ingeniero industrial Rick Dickinson, no superó demasiado bien el paso del tiempo: aparte de problemas cosméticos por la escasa durabilidad de los materiales, la estabilidad del sistema también se resentía por el sobrecalentamiento.

El ZX80 se vendía sin monitor, y utilizaba una salida de vídeo RF que le permitía ser conectado a cualquier televisor. La circuitería era tremendamente simple y como consecuencia de ello tenía una gran peculiaridad: sólo generaba imágenes cuando la máquina estaba inactiva (esperando la pulsación de una tecla), lo cual hacía casi imposible crear programas con gráficos en movimiento. La salida de vídeo, además, era en blanco y negro y basada en caracteres, aunque el set incluido permitía construir gráficos simples mediante glifos.

El almacenamiento de datos y programas, por su parte, se realizaba a través de una grabadora de cassette. En la parte posterior de la carcasa había un slot en el que se podían conectar ampliaciones de RAM, impresoras e incluso unidades floppy.