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Como PlayStation 4 Pro se ha convertido en una gran consola para jugar a 1080p

Por qué deberías pensar en cambiar a ella incluso si no tienes un televisor 4K.

Fue la primera consola diseñada para jugar con los televisores Ultra HD, y la primera renovación a mitad de generación en la que se ofreció un sustancial aumento de rendimiento respecto al hardware de lanzamiento. Desde su debut en 2016 PlayStation 4 Pro ha mostrado algunos resultados excepcionales en nuestras teles 4K - resultados que parecen casi un milagro para una GPU de 4.2 teraflops - pero desde entonces la consola ha evolucionado en direcciones inesperadas. Aunque inicialmente el enfoque de la máquina eran las 4K, ahora diría que es también una especie de joya para los usuarios de televisores 1080p. De hecho, si todavía tienes el modelo original de PlayStation 4, ahora puede ser un buen momento para actualizar.

Consideremos lo básico, lo cual comienza con las propias especificaciones de PlayStation 4 Pro. Tras hablar sobre el hardware con muchos desarrolladores, la Pro tiene dos problemas fundamentales a la hora de ofrecer una calidad de juego a 4K perfecta. La potencia de computación de la GPU es el doble de la del modelo estándar, abriendo las puertas al supersampling temporal y a técnicas de checkerboarding que - como demuestran muchos juegos - pueden verse genial en un panel Ultra HD. Sin embargo, los desarrolladores se enfrentan a una realidad, y es que la potencia de computación adicional no se ve acompañada por un aumento similar en el ancho de banda de la memoria. Tener solo 512MB de memoria extra para ajustarse a un incremento de entre 2x y 4x en la densidad de pixeles también produce muchos retos.

Al mismo tiempo, los desarrolladores están haciendo que sus juegos sean mucho más complejos que antes. Un buen ejemplo de esto es Just Cause 4; cuando probé el juego en su lanzamiento, el precio a pagar por tener un rendimiento sólido era el uso de un escalado dinámico de resolución muy agresivo. La PlayStation 4 estándar es reconocida como una consola para jugar a 1080p, pero el DRS de Just Cause 4 podía reducir la resolución hasta 720p. En PlayStation 4 Pro se publicó un parche para ofrecer renderizado por checkerboarding, pero en el lanzamiento era un juego que funcionaba a 1080p, con el rendimiento más fluido y consistente de todas las versiones para consola.

Avalanche no es el único estudio que está exprimiendo el hardware. Tekken 7 y Soulcalibur 6, de Bandai Namco, se marcaban como objetivo y lograban ofrecer sesenta frames por segundo sólidos, pero para conseguirlo en PlayStation 4 se sacrificaba resolución. En el modelo estándar ambos juegos se ven un poco borrosos, pero PlayStation 4 Pro ofrece 1080p con algunos detalles gráficos extra. Otro juego creado con el Unreal Engine 4, Ace Combat 7, tampoco alcanza 1080p nativo en la PlayStation 4 estándar (necesitas una Pro para ello), pero lo verdaderamente intrusivo es la falta de consistencia en la experiencia. La saga era conocida en los tiempos de PlayStation 2 por su frame-rate estable como una roca, pero en la última entrega - la cual recomendamos encarecidamente, por cierto - tienes que jugar con una PlayStation 4 para conseguirlo.

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La mejora de rendimiento que ofrece PlayStation 4 Pro en determinados títulos es una auténtica bendición. Anthem, de Electronic Arts, posee modos para las salidas 1080p y 4K de Pro, pero en nuestras pruebas vimos como la salida Full HD ofrecía de lejos el frame-rate más consistente de las cuatro versiones de consola, con 1080p a 30FPS estables. ¿El multijugador de Call of Duty: Black Ops 4? Una vez más, de todas las versiones de consola la de PlayStation 4 Pro es la que ofrece mejor rendimiento. El reciente Bloodstained también tiene ventajas evidentes en ese sentido: el frame-rate variable y sin bloqueo de PlayStation 4 Pro se acerca mucho más a los 60FPS.

También estamos viendo juegos que utilizan la potencia extra de la GPU de PlayStation 4 Pro para ofrecer jugabilidad a 60FPS frente a los 30FPS del hardware la PlayStation 4 estándar. Los modos de rendimiento que básicamente desbloqueaban el frame-rate nunca han funcionado demasiado bien - debido al pequeño aumento en la potencia de la CPU que aporta la Pro - pero dos ejemplos recientes demuestran cambios radicales en el rendimiento con el hardware mejorado. El más obvio es Rage 2, co-desarrollado entre Avalanche e id Software, un título que funciona a 30FPS en la consola estándar, pero a 60FPS estables como una roca en PlayStation 4 Pro. Luego está el Dangerous Driving de Three Fields Entertainment, divertido en la PlayStation 4 normal, pero con los 60FPS típicos de un Burnout en PlayStation 4 Pro.

De forma nada sorprendente, la consola mejorada de Sony ha ofrecido sus mejores resultados con los títulos first-party, donde hay buena compatibilidad con los modos 4K pero rara vez se han ofrecido mejoras radicales a nivel jugable respecto a la experiencia en la PlayStation 4 estándar. Dicho esto, el modo exclusivo para Pro a 1080p60 de Shadow of the Colossus es fascinante, y sin duda la mejor forma de jugar a este juego. De forma parecida, God of War también tiene un modo de rendimiento, que pese a no ser a 60FPS estables sigue siendo más que útil. Days Gone se publicó con un excelente compatibilidad 4K por checkerboarding (la cual se escala muy bien a 1080p), aparte de solventar algunos problemas de rendimiento notorios que se manifestaban en la consola estándar.

Guerrilla Games también introdujo una buena compatibilidad con Pro en Horizon: Zero Dawn. Los usuarios pueden escalar el modo checkerboard 4K en sus televisores 1080p, o bien optar por un modo de rendimiento alternativo. Esto no desbloquea el frame-rate, sino que garantiza que todo el juego funcione a 30FPS estables, al tiempo que mejora todo lo posible la resolución nativa (hasta alrededor de 1365p). Los usuarios de pantallas 1080p consiguen con este modo la experiencia más consistente, además de un poco de escalado físico que se suma al supersampling temporal del juego.

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Echando un vistazo a los lanzamientos de los últimos dos años y medio, PlayStation 4 Pro ha tenido cosas destacadas en 4K, pero por otro lado la creciente exigencia a nivel de hardware de los últimos juegos, sumada a las limitaciones técnicas, han provocado que veamos muchos juegos renderizando a 1440p, 1080p o resoluciones intermedias. Y luego están los juegos con salidas 1080p y 4K, que de forma incomprensible solo se pueden seleccionar ajustando la resolución en el menú de configuración de la consola, sin información sobre los perfiles de resolución o rendimiento a disposición de los usuarios. Se han visto situaciones en las que los usuarios de pantallas 1080p no podían acceder al reescalado a partir de la salida 4K, obligando a Sony a incluir una función de super-sampling a nivel de sistema a partir del firmware 5.50.

Aquí es donde las cosas se complican un poco para los usuarios de PlayStation 4 Pro. Desde nuestro punto de vista, Microsoft lo hace mucho mejor con su Xbox One X: los juegos no saben qué pantalla está conectada a la consola, con lo cual cualquier modo de resolución o rendimiento debe destacarse en las opciones del propio juego, en vez de esconderlo en las opciones de vídeo del sistema. Esto, sin embargo, ha provocado que en PlayStation 4 Pro existan algunos modos de rendimiento a 1080p que simplemente no se han incluido en la consola mejorada de Microsoft.

Independientemente de eso, a los juegos de PlayStation 4 Pro que no son compatibles con downsampling se les puede forzar a ello a nivel de sistema. Esto, en teoría, son buenas noticias, pero en la práctica los modos 4K no nativos se escalan internamente a 3840x2160 y luego se reescalan otra vez a 1080p, lo cual produce un efecto borroso. Red Dead Redemption 2 es un ejemplo claro de este efecto de doble escalado, lo cual explicaría por qué Rockstar al final decidió ofrecer una salida 1080p nativa cuando la consola está configurada para un panel de dicha resolución. En el proceso, además, se consigue una mejora de rendimiento. Tal y como están las cosas, los intentos de Sony de garantizar el downscaling 4K a nivel de sistema para las pantallas 1080p son una opción útil, pero los desarrolladores deben seguir programando sus propios modos de escalado para ofrecer la mejor calidad posible en pantallas 1080p si su juego no funciona de forma nativa a 4K y quieren evitar el aspecto borroso que provoca el doble reescalado.

En definitiva, resulta obvio que PlayStation 4 Pro - y también Xbox One X - ofrecen resultados mejorados respecto a las consolas estándar, independientemente de la pantalla que tengas conectada a la consola. De hecho, la mejora entre Xbox One S y Xbox One X puede ser enorme - mucho más que entre PlayStation 4 y PlayStation 4 Pro. Sin embargo, Xbox One X se diseñó especialmente para las pantallas 4K, y en ese sentido ha cumplido. PlayStation 4 Pro se ha quedado a medio camino, pero si bien los resultados al jugar en Ultra HD han sido variables, definitivamente la situación cambia al conectarla a una pantalla Full HD, hasta el punto que si no tienes intención de hacerte con un televisor 4K la PlayStation 4 Pro sigue siendo una actualización más que recomendable para la gente que juega a 1080p y quiere sacar el máximo provecho a su colección de juegos de PlayStation 4.


Traducción por Josep Maria Sempere.

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