Skip to main content
Si haces clic en un enlace y realizas una compra es posible que recibamos una pequeña comisión. Lee nuestra política editorial.

Demigod

Un patio de recreo para semidioses.

La mayoría de videojuegos derivan los unos de los otros de alguna u otra manera, pero sólo unos pocos son tan abiertos en cuanto a sus influencias como lo es Demigod, la próxima mezcla de RTS/RPG creada por Gas Powered Games (Supreme Commander) y Stardock (Sins of a Solar Empire). Sus desarrolladores no tienen ningún reparo en revelar sus fuentes de inspiración. "Lo más parecido a Demigod es el mod Defensa de los Ancestros para Warcraft III", afirma sin rodeos el kit de prensa del juego.

Esta claridad a la hora de exponer sus referencias seguramente cortará de cuajo cualquier posibilidad de que alguien de un simple vistazo a Demigod y rápidamente se abalance sobre el teclado para clamar en Internet que se trata de un plagio descarado del popular mod de Warcraft. Sí, Demigod reduce la estrategia en tiempo real a pequeños mapas y a un planteamiento de pequeñas escaramuzas centrado en proteger un determinado edificio. Y sí, tú controlas al héroe mientras que el resto de unidades están controladas por la IA.

Nuestro objetivo principal es elevar el estatus de nuestro Demigod (cuya traducción al castellano vendría a ser “semidiós”) hasta convertirlo en un Dios. Para conseguirlo tendremos que hacer que suba de niveles mediante los puntos de experiencia que ganemos machacando a los enemigos, eliminando al resto de Demigods y alcanzando los objetivos de cada misión que se nos ponga por delante. Todo se controla con el ratón, a través de la clásica interfaz de iconos en pantalla y las teclas rápidas para acceder a las habilidades y poderes especiales. Todo ello con una sencillez que nos parece inusual teniendo en cuenta que es un juego que comparte ADN con el imponente Supreme Commander. Las partidas de Demigod son cortas y parecen estar diseñadas para jugarlas en los descansos del trabajo y en todos esos momentos que siempre parecen encontrar los llamados jugadores casual.

De hecho, la accesibilidad es uno de los puntos clave de este título. Sus requisitos técnicos son bastante razonables y permitirán a la mayoría de posibles usuarios animarse a probarlo sin temer por la integridad de su PC. A su vez, las partidas online se jugarán a través de la plataforma Impulse (parecida a Steam), que usando un sistema inspirado en la aplicación de redes Hamachi evitará que perdamos el tiempo configurando routers y puertos. Así, cualquier jugador, sin tener en cuenta sus conocimientos sobre redes, será capaz de entrar y salir de las partidas con extrema facilidad.

Los mapas están maquiavélicamente diseñados con el objetivo de que no haya escapatoria posible: o ganas o mueres.

Ahora mismo el juego se encuentra en su tercera beta multijugador y tiene por delante un lanzamiento europeo previsto para finales de marzo. En la beta se incluyen cuatro mapas, ocho Demigods disponibles y cinco modos de juego diferentes con los que lidiar. La mayoría de sus características ya están funcionando a pleno rendimiento, aunque lógicamente las notas de prensa no paran de recordarnos que todavía se está trabajando en el balanceo de la dificultad.

Su mecánica de juego pone cara a cara a las fuerzas de la Luz y de la Oscuridad, con la única condición de que al final una prevalecerá sobre la otra. El modo Carnicería requiere que mates a un número determinado de Demigods, aunque también es posible que te pidan otros objetivos tan clásicos como que captures la bandera o que destruyas su fortaleza. Mientras tanto, el modo Conquista es el de más larga duración, la opción hardcore por excelencia y que nos exigirá la aniquilación total de nuestro rival para alzarnos con la victoria.

También está el modo Panteón, un tipo de modalidad más enfocado al juego persistente por Intertnet, y en el que Luz y Oscuridad batallan eternamente en una guerra por la dominación. Tu Demigod es siempre el mismo en todas las partidas, y esto aporta al juego su ración de MMO. Cualquier mejora que le añadas a tu semidiós se mantendrá para el resto de partidas y hará que cada vez seas más poderoso.

En todos los modos de juego, cada bando cuenta con un flujo constante de refuerzos de infantería (que van saliendo de unos portales mágicos), además de la combinación de Demigods que tú y tus compañeros de equipo hayáis seleccionado. Si decidimos arreglárnoslas solos, la IA se encargará de plantearnos una batalla equitativa y acorde a nuestro nivel, y entonces dependerá absolutamente de nosotros hacer que las cosas vayan a nuestros favor.

No exige demasiado PC y, sin embargo, luce estupendamente.

Los Demigods se dividen en dos grandes categorías. En un lado encontramos a los Asesinos, que están orientados a la acción y nos ofrecen un estilo de juego más cercano al RPG; en el otro tenemos a los Generales, que son capaces de comandar a sus subordinados y dirigirlos a distancia en algo más parecido a un RTS. Lord Erebus, por ejemplo, es un general. Es del tipo vampírico y puede convertirse en una neblina venenosa o extraer vitalidad de sus enemigos con un mordisco, pero su contribución principal a las partidas es su habilidad de conjurar tropas demoníacas y enviarlas a la batalla. Por otro parte, tenemos a La Torre, es una unidad asesina y seguramente sea la que más se ha visto en los artworks del juego. Se trata de un gigante con un castillo construido en su propio cuerpo y con cierta tendencia a las demoliciones.

Entre los otros Demigods memorables que podemos escoger podríamos citar a Regulus, un francotirador angelical, o a Sedna, una bruja que cabalga un tigre gigante. La Bestia Impura es un monstruo salvaje que aporta al juego ese componente de melé despiadado. Otros, como el Roble, el Portador de la Antorcha y la Reina de las Tormentas, son menos innovadores en apariencia pero todos disponen de un árbol de habilidades único así como sus propios logros. Estos logros, que se desbloquean al completar determinadas tareas como matar a un determinado número de enemigos con unos ataques específicos, nos hacen ganar puntos con los que podemos adquirir equipamiento y modificadores de estado en la tienda de ítems del juego.

Las partidas son rápidas y frenéticas, con mapas que nos ofrecen una amplia variedad de posibles estrategias. Zikurat y Crucible están basados en estrechos corredores, forzando a ambos bandos encontrarse en cuellos de botella para furiosos combates. The Brothers y Prison son niveles más abiertos en los que es más fácil optar por maniobras más tradicionales de un RTS, como el flanqueo o las maniobras aéreas.

A Dios rogando...

Definitivamente, el equilibrio entre las distintas unidades es la clave del juego. En este momento, el nivel de salud se te puede vaciar muy rápido a manos de las numerosas torretas de defensa que pueblan el escenario. El Mana, el recurso indispensable para los ataques mágicos, también puede acabarse en un visto y no visto después de unos pocos conjuros. Ambos se recargan lentamente, o pueden aumentarse gracias al uso de pociones que deben ser compradas. Desde luego, la velocidad de movimiento de las unidades no parece que haya sido una prioridad, y esto hace que la tarea de volver a nuestra base para recuperarnos llegue a ser algo tediosa.

Por el momento la mecánica de juego nos ha parecido algo repetitiva ya que nos obliga a emplear demasiado tiempo en sobrevivir a las pesadas torres de defensa más que en combatir a los propios enemigos. La buena noticia es que gracias a su completo menú de configuración de las partidas, podremos calibrar muchos de estos handicaps, desde el daño que nos infrinjan las torretas hasta la velocidad en que subimos de nivel. Asimismo, nos sentimos aliviados con el prometido balanceo que están llevando a cabo en Gas Powered Games, ya que por lo visto de momento en la beta, estamos ante una nueva y gratificante vuelta de tuerca a un género como el de los juegos de estrategia en tiempo real.

* Nota del traductor: Hemos optado por mantener algunos nombres en inglés, puesto que todavía no se conoce cual será su traducción al castellano.

Traducción de Albert García.

Read this next