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Análisis de The Mageseeker: A League of Legends Story - Alma de LoL, corazón de ARPG

Demaciada opresión.

Eurogamer.es - Recomendado sello
Impecable en lo artístico y con un potente núcleo jugable, The Mageseeker amplía el universo de League Of Legends con inteligencia.

Podemos dar por hecho que, en el momento en el que descubráis que soy yo quien está juntando las letras para este texto, más de uno y más de dos pensaréis algo así como “pero qué sabrá este tío del League Of Legends”. Y lo cierto es que, siendo honesto, no os faltará razón, porque sé más bien tirando a poco. Más allá de esporádicas, pero jugosas, incursiones via Twitch que me granjearon el título de “El Peonzas” - ya hablaremos sobre esto, ya -, cualquier jugador casual de lo que, habitualmente, se conoce como el LOL me rebasa fácilmente por la derecha. Ahora bien, no sólo de League Of Legends vive Riot Games y, en un continuo esfuerzo por ampliar sus horizontes, han ido experimentando con espacios bien alejados del MOBA o, incluso, los esports. Buena prueba de ello serían los diversos títulos que integran la iniciativa A League Of Legends Story, una forma de expandir el lore de sus campeones a través de experiencias de corte más clásico.

Y ahí entra The Mageseeker. Y ahí entra su faceta de RPG de acción. Y, claro, ahí entro yo.

Desarrollado por Digital Sun, The Mageseeker nos pone en la piel de Sylas, un atormentado canalizador de magia que, tras no pocos lustros encadenado por las autoridades de Demacia, escapa de su cautiverio tan repleto de ansias de libertad como de sed de venganza hacia aquellos que una vez le enrolaron en sus filas. Pero sus primeros pasos tras la huida carecen de dirección y, sin saber muy bien cómo, termina en un campamento compuesto de magos rebeldes cuya causa es la libertad. Para ello quieren terminar con el régimen demaciano y sus sangrientos cazadores de magos y, por el momento, sus objetivos y los de Sylas parecen concurrir. Pero, ¿qué pasará cuando la venganza se interponga en sus caminos?, ¿será Sylas un líder o un brutal ejecutor que no verá más allá de sus propias pulsiones vengativas? y, quizá lo más importante, ¿cuál es la línea que separa a un ARPG de un hack ´n slash?

Estas y muchas otras preguntas planean sobre el horizonte de una Demacia representada, con pulso firme, a través de un pixel-art que merece todos los elogios. Tan minimalista como impecable en los enemigos, personajes y animalejos que nos cruzaremos a lo largo de nuestra aventura, es al abrir el plano cuando muestra su imponente factura. Tanto las colosales construcciones de las ciudades de Demacia como los paisajes de los terrenos que las circundan están representadas con grandilocuencia cuando toca, detalle si es preciso y gran cantidad de elementos interactuables en todo caso. Y, claro, en un título en el que la magia es uno de sus ejes, Digital Sun nos regala la vista con una colección de efectos visuales de alta escuela: truenos, congelaciones y bolas de fuego recorrerán el campo de batalla para nuestro disfrute, tanto visual como jugable.

Y es que una de las principales mecánicas de The Mageseeker se basa en la capacidad innata de Sylas para absorber los poderes de otros magos. Así, apuntando nuestro stick derecho y pulsando el gatillo izquierdo podremos absorber para nosotros los hechizos de, principalmente, unos cazadores de magos que, dicho sea de paso, proclaman lo mucho que odian a los magos pero bien que usan la magia a todas horas. Incongruencias ideológicas al margen, esta habilidad nos servirá para conocer nuevos conjuros que añadir a nuestro listado, pero no estará exenta de hándicaps; por un lado, cada vez que absorbamos un poder sólo tendremos la capacidad de usarlo una vez y, además, si queremos volver a ejercer de chupóptero mágico tendremos que o bien elegir un nuevo objetivo o bien centrarnos en otra tarea - generalmente violenta - hasta que el enemigo vuelva a estar disponible para ello. Y aunque esos períodos no serán muy largos - salvo en algún que otro jefe final con muy malas pulgas -, ahí entrarán en juego nuestras propias habilidades. Sylas es, además de un mago bien versátil, un guerrero que se defiende con soltura en el combate mano a mano. De este modo, y combinando ataques fuertes y rápidos, conseguiremos unos sencillos pero efectivos combos que harán intensivo uso de sus cadenas y que, por cierto, recuerdan a cierto dios con similares malas pulgas y espartana estampa.

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A diferencia de él, no obstante, Sylas sí disfrutará de la compañía de aliados, y serán ellos los que redondeen el resto de sus habilidades. Algunos mejorarán sus atributos y equipamiento, otros le darán acceso a los hechizos que descubra en los distintos escenarios que recorramos y, conforme vayamos avanzando en la aventura, podremos elegir compañeros que añadan movimientos y mejoras a nuestro repertorio. La presencia de estos últimos será testimonial - no serán figuras presentes en el combate -, pero, del mismo modo que los hechizos que elijamos, tendrán un impacto directo en la jugabilidad. Y es que, como si de un piedra-papel-tijera taumatúrgico se tratase, los distintos elementos que empleemos - tanto en nuestros golpes como en los conjuros que lancemos - serán más o menos efectivos atendiendo al objetivo que tengamos en frente. A nadie se le escapará que lanzarle una tormenta de fuego a un cazador de magos especializado en hechizos gélidos será una buena decisión, pero la cosa comenzará a complicarse cuando entren en escena enemigos con blindaje que los haga inmune a la magia, correosos gólems y multitud de elementos como la electricidad, el viento o la naturaleza. El resultado, claro, será un caos. Pero uno entretenido, porque entre nuestros hechizos, los que robemos, los cadenazos y la ingente cantidad de efectos que aparecerán ante nuestros ojos, al final nos encontraremos inmersos en combates ágiles que saben combinar la sencillez e inmediatez de sus mecánicas para ofrecernos gran cantidad de posibilidades.

Y aunque queda claro, entonces, que el combate de The Mageseeker funciona, no todos sus aspectos son igual de reivindicables. Si bien es de agradecer encontrarse frente a un RPG de acción cuyos niveles están bien diseñados y se desarrollan con precisión, cabe señalar que invertir algo de esfuerzo y tiempo para explorar sus recovecos arroja, en no pocas ocasiones, escasos dividendos más interesantes para quienes busquen profundizar en la mitología de los personajes que para aquellos que persigan obtener recompensas con impacto en lo jugable. Pero aunque no siempre sea así y consigamos encontrar recursos o voluntarios para las filas de nuestra rebelión, lo cierto es que el sistema de mejora de nuestra base y las ventajas que nos otorga se queda en una mecánica demasiado superficial. Enrolar en nuestra rebelión a los distintos magos elementales será una actividad que no requerirá esfuerzo alguno, puesto que se consumará por el mero hecho de avanzar en la historia. Y casi del mismo modo, reclutar adeptos para cada uno de ellos será muy sencillo, puesto que bastará con mandar a esos mismos magos a side-quests no jugables que se nos ofrecerán junto a nuestras propias misiones y, cuando finalicemos estas, se reportarán en nuestra zona con el resultado de sus aventuras. Un buen concepto cuyo impacto jugable termina diluyéndose pero que, al menos, hace que nuestra base de operaciones crezca en instalaciones si somos capaces de reforzar lo suficiente las filas de nuestros aliados.

Que, en suma, es el espíritu que alimenta a The Mageseeker. Con un diseño de niveles más que correcto y un apartado artístico incontestable, su jugabilidad combina inmediatez, agilidad y elementos originales para ofrecer unos combates rápidos, contundentes y repletos de magia. Y aunque, en ocasiones, tantos relámpagos, bolas de fuego y enemigos en pantalla pueden llegar a crear situaciones repletas de caos, tortazos y confusión, lo cierto es que alternar entre el robo de hechizos, los nuestros propios y el cadenazo limpio se muestra como una fórmula ganadora. No todos los aspectos de The Mageseeker se conducen con tanta seguridad - ahí está la gestión de nuestros aliados para demostrarlo -, pero cuando recorremos sus niveles todo eso queda atrás y las aventuras de Sylas y sus desencuentros con, por ejemplo, Garen - efectivamente, “El Peonzas” - demuestran que este título cumple, con creces, la función de ampliar el universo de League Of Legends mientras ofrece una puerta de entrada a nuevos jugadores.

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Pablo Casado

Contributor

Licenciado en Derecho, compagina sus (des)venturas laborales con las videojuerguistas. Sus pasiones son el hardcore-punk y el heavy metal, su perro Karl Max, el cómic, el cine y los videojuegos. Hace el zángano en el podcast Ocho sobre Diez y en Twitter como @PabCasado.
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