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Análisis de Rocksmith

Satisfaction.

A estas alturas de la película ya podemos afirmar que la moda de los juegos musicales que vivimos hace unos años siguió al pie de la letra la trayectoria de muchas de las estrellas del rock a las que títulos como Guitar Hero o Rock Band reverenciaban: vivir rápido, morir joven y dejar un bonito cadáver. ¿Quién se acuerda de aquellas guitarras de plástico con botones de colores? Seguramente Bobby Kotick cuando cada noche al llegar a su mansión después de un duro día trabajo se zambulle en su piscina de monedas de oro, pero estoy seguro de que habrá otros - no muchos, pero tengo la esperanza de que queden algunos - a los que de vez en cuando les guste desempolvar sus Gibson Les Paul y Fender Stratocaster de juguete para marcarse unos frenéticos solos de guitarra - y en modo Experto, claro.

Una afirmación habitual a la que esos entrañables aficionados del rock de plástico - entre los que me incluyo - se hartaron de contestar durante esos años en los que los juegos de música "lo petaban" era el hecho de que por muy alto que fuera tu porcentaje de aciertos en Through the Fire and Flames al final no sabías tocar ni el Kumbaya con un ukelele. Ante esta realidad incómoda, muchos se preguntaron entonces si algún día podríamos aprender a tocar la guitarra con un juego de esos.

Fue entonces, justo cuando el género empezaba a derrumbarse, que la gran Harmonix se sacó de la manga el modo Pro de Rock Band 3, una modalidad dentro del que todavía hoy es el mejor juego musical de todos los tiempos en la que podíamos aprender a tocar la guitarra - o por lo menos a mejorar nuestra técnica. La intención era buena, pero el invento acabó siendo una opción escondida dentro de un juego que apenas vendió demasiado; y por si fuera poco bastante inaccesible por el hecho de que te obligaba a comprar una guitarra especial a tal efecto - y no precisamente barata.

Tras esta dura lección aprendimos que si un juego musical pretendía enseñarte a tocar de verdad, el primer requisito que tendría que cumplir sería permitirte conectar tu propio instrumento. Es precisamente en ese momento en el que se empezó a hablar de títulos musicales que te permitían enchufar tu guitarra de toda la vida a la consola o al ordenador, y de entre todos ellos destacaba este Rocksmith producido por una Ubisoft hasta entonces poco dada a este tipo de propuestas.

"Rocksmith es un producto claramente enfocado a personas que no saben tocar la guitarra o que lo intentaron pero acabaron dejándolo por imposible."

Rocksmith no debe su magia a bonita guitarra hueca con botoncitos sino a un simple cable Jack-USB que te permite conectar cualquier guitarra eléctrica, acústica o bajo a la consola o PC. Esa es la clave del asunto: es en el momento en el que por fin sientes el peso de un instrumento real en tus manos cuando empieza todo, y cuando realmente empiezas a darte cuenta de que no has comprado otro juego de música, sino un tutorial de guitarra ultra-molón-cool-de-la-hostia.

Como debe hacer un buen profesor, nada más empezar Rocksmith intenta motivarte proponiéndote algunos riffs conocidos para romper el hielo. Empiezas, pues, tu "partida" emulando a Keith Richards tocando las primeras notas de (I Can't Get No) Satisfaction. Efectivamente, ¡lo haces tú!, con más o menos éxito, pero quieras o no estás tocando algunas notas de esa canción. El primer contacto con Rocksmith es una revelación, como aquella primera partida a Guitar Hero.

No es una primera toma de contacto gratuita porque sin que te des cuenta el programa está prestando atención a tu nivel, y dependiendo de lo bien o mal que lo estés haciéndolo te irá lanzando más o menos notas y acordes. De hecho, este es el otro gran elemento dentro de la fórmula: el sistema de dificultad dinámica. Aquí no se trata de escoger el nivel de dificultad antes de empezar porque -repitámoslo por si no ha quedado claro - Rocksmith no es un videojuego. El funcionamiento de Rocksmith consiste en lanzarte siempre la canción íntegra y cuanto mejor lo hagas y más notas y acordes acertados toques en el momento adecuado más se parecerá lo que tocas con la canción real. La gracia es que se supone que en el nivel de máxima dificultad ya estás tocando la práctica totalidad de la canción, y en ese caso no tiene sentido que pierdas el tiempo con Rocksmith, porque - y esto es bueno dejarlo claro - estamos hablando de un producto claramente enfocado a personas que no saben tocar la guitarra o que lo intentaron pero acabaron dejándolo por imposible. Ahora bien, que no piensen estos últimos que aprender a tocar la guitarra ha dejado de ser una tortura…

Aprender a tocar una guitarra, como cualquier otro instrumento, sigue siendo un auténtico "tormento" con y sin Rocksmith. Creedme que tras años estudiando piano y solfeo sé lo que es intentar - porque nunca lo logré del todo - aprender a tocar un instrumento. Olvidaros, pues, de remedios milagrosos porque de nuevo, la clave para intentar sacarle partido a este programa es la de siempre: repetir, repetir, repetir, repetir y repetir. Quitaros de la cabeza la idea de ir alterando entre los temas de su tracklist porque tendréis que ser perseverantes con cada uno de ellos si queréis "dominarlos". Atrás queda también toda la experiencia festiva de juegos como Guitar Hero, porque Rocksmith es sobre todo una experiencia profundamente solitaria. En otras palabras, que por muy molón que seas aprendiendo a tocar la guitarra con "la Play" no vas a librarte de tu ración de callos guitarreros.

A nivel de presentación el diseño del juego a la hora de mostrar las notas que caen de la parte superior de la pantalla (para decirlo de forma rápida) me parece más ilustrativo y didáctico de lo que era el modo Pro de Rock Band 3. Como podréis ver en vídeos, un zoom se acerca suavemente a las partes del mástil en las que hemos de centrarnos en cada momento para marcarnos los trastes que pulsar y las cuerdas que rasguear. Podemos decir que la representación visual de lo que hemos de tocar es acertada para la función a medio camino del juego y el tutorial - más de lo segundo - que es Rocksmith. Que nadie se engañe, este programa de Ubisoft no nos enseña a tocar la guitarra como lo harían los métodos más tradicionales, enseña lo básico y sobre todo técnica; pero más allá de esto deberemos buscarnos la vida para aprender a leer tablaturas de guitarra. En este sentido, si os habíais hecho ilusiones siento tener que deciros que no estamos ante el curso defintivo de guitarra, pero sí que cumple sobradamente su función de servir para familiarizarte con el instrumento, coger agilidad con los dedos y que llevemos a cabo ese entrenamiento mecánico que de una u otra deberíamos acabar haciendo.

Respecto a la progresión conviene destacar que el planteamiento de Rocksmisth es ir proponiéndonos retos a superar que van aumentando de dificultad de forma progresiva y que se agrupan en los llamados Eventos. La prueba final de cada uno de ellos es conseguir superar un determinado porcentaje de aciertos en una serie de canciones, pero el camino para conseguirlo es totalmente libre, y he aquí otro de los puntos fuertes del juego: siempre tenemos muchas cosas que hacer y todas ellas nos sirven para sumar puntos que harán subir nuestro nivel dentro del programa. Como es lógico, Rocksmith no es uno de esos juegos que te pasas en dos tardes - de hecho, lo más probable es que si jugaras dos tardes sin parar seguramente acabarías odiando el concepto guitarra como tal. En lugar de eso, y como pasa siempre que queremos aprender a tocar un instrumento, es hacer sesiones breves de menos de una hora porque de otra manera la cabeza nos explotará de tanto concentrarnos.

Las cerca de 50 canciones incluidas en el tracklist - y que por cierto configuran una lista de temas bastante equilibrada - son todas accesibles desde el principio. Probar aquellas que más nos llaman la atención para descansar un rato de los retos del evento en que nos encontramos es una buena forma de ir practicando, pero hay otras actividades, como por ejemplo probar una serie de curiosos mini-juegos de habilidad que se juegan con la guitarra, dejarse caer por unos módulos de repaso que sirven como tutorial de las distintas técnicas, o directamente usar nuestro tele como amplificador para poner en práctica lo que hemos aprendido y trastear con varios pedales de efectos y guitarras que vamos desbloqueando. Por un lado, los llamados mini-juegos Guitarcade, están sorprendentemente bien planteados, aunque no todos están al mismo nivel; respecto a los tutoriales se podría destacar la gran cantidad de vídeos y guías preparados para enseñarnos una docena de diferentes técnicas (hammer-ons y pull-offs, bends, slides, etc.), pero también es cierto que como pasa con el resto del programa, a veces se acusa cierta falta de fluidez, y esto es algo que sin ser dramático empaña toda la experiencia en Rocksmith. El hecho de que cada vez que quieras hacer algo tengas que afinar previamente la guitarra es comprensible, pero el hecho de que te exija hacerlo TAN a menudo ralentiza enormemente la experiencia, algo en lo que también tienen mucha culpa los soporíferos tiempos de carga. No cabe duda de que Ubisoft deberá mejorar este aspecto si planea seguir adelante con la franquicia.

"Olvidaros de remedios milagrosos, la clave para sacarle partido a Rocksmith es la de siempre: repetir, repetir, repetir, repetir y repetir."

Otra cosa que debería mejorarse es la presentación en general del producto, desde los menús hasta los gráficos de escenario, público, etc. Si a nivel de diseño visual la mecánica de juego estaba notablemente resuelta, todo lo que vendría a ser el envoltorio tiene un aspecto realmente cutre y que no deja de transmitir ese tufillo a cursos Ceac en VHS. Y sin dejar el capítulo de cosas a mejorar no hay que olvidar tampoco ciertos problemas de latencia reportados por algunos usuarios. Si os soy sincero yo no he notado demasiado que haya retraso entre el momento en que tocas una nota y cuando suena a través de los altavoces del televisor, pero al parecer las personas que saben tocar la guitarra sí que perciben este lapso de tiempo casi imperceptible. Sin ir más lejos, el propio juego sugiera usar una fuente de audio externa, pero la verdad es que yo no me preocuparía mucho por eso porque realmente es algo muy sutil.

Llegados a este punto y enlazando con esto último quizás va siendo el momento de dar respuesta a la gran pregunta: ¿Se puede aprender a tocar la guitarra con Rocksmith? Mi respuesta es que sí, pero MUY matizada. Para empezar 'aprender' no sería la palabra adecuada, siendo realistas deberíamos hablar de un entrenamiento, de un complemento dentro de lo que sería un aprendizaje más clásico centrado en los fundamentos de la música y del instrumento. Pero igualmente veo Rocksmith como una buena primera toma de contacto para que todos aquellos que no lo han intentado nunca se lancen a la piscina, un programa-tutorial que va más allá de los manuales y cursillos a los que estábamos acostumbrados - y que indudablemente entra mejor por el componente lúdico de videojuego. A todo esto, más allá de las personas con cero experiencia, si con alguien creo que funcionará a la perfección este Rocksmith es con todos aquellos que habían intentado aprender a tocar la guitarra pero desistieron por falta de constancia, frustración y demás problemas clásicos. Para todos los que estén dentro de este perfil la propuesta de Ubisoft es un programa realmente cojonudo para desencallar esa situación. Como producto tiene todavía bastantes aspectos que pulir, especialmente para hacer que sus tutoriales ganen en flexibilidad y que el conjunto de la experiencia sea más ágil, pero en conjunto Rocksmith es un muy buen primer paso en esta nueva dirección para que parece que ha tomado el género.

8 / 10

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Rocksmith

PS3, Xbox 360, PC

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Albert García

Contributor

Albert es periodista especializado en videojuegos desde 2002 y es uno de los fundadores de Eurogamer.es. A la hora de jugar te lo puedes encontrar tanto con un complicado juego de rol o estrategia, como moviendo el esqueleto con un juego de baile. ¡Es un tipo imprevisible!
Twitter: @AlbertGarlo

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