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Análisis de Animal Crossing: New Leaf

El hombre tranquilo.

Me pregunto si algún día volveré a ver a aquel gato azul con el que, hoy hace justo un mes, coincidí en el tren que me llevaba a Malgrat por primera vez. Desde que bajé de aquel vagón y di mis primeros pasos por el andén de la estación han pasado muchas cosas, o quizás no tantas, el caso es que no lo sabría decir con exactitud. Lo que sí sé es que en Animal Crossing el tiempo se reblandece de forma caprichosa, que los recuerdos se funden en un todo extraño donde es fácil perderse. Por los dioses que agradezco no saber la de horas que le habré echado a esto, pero por fortuna cada vez me obsesiona menos el tiempo, y quizás es de esto, de lo que va este idílico oasis virtual creado por Nintendo.

El otro día leía sobre cómo algunos jugadores de Animal Crossing: Wild World se estaban despidiendo de sus pueblos y de sus vecinos de DS para mudarse a esta nueva entrega para 3DS. Para hacerlo dejaban un mensaje en el tablón de anuncios del pueblo, ya fuera para despedirse cariñosamente de aquellos personajitos que los habían acompañado durante años, o bien para cagarse en todo -y en todos- con la vista puesta en los nuevos horizontes que representa el lanzamiento de New Leaf. ¿Cómo puede un juego en el que nuestra mayor preocupación es recoger peras virtuales de un árbol tener a sus jugadores enganchados durante a-ñ-o-s? ¿En qué clase de juegos escribes una nota para despedirte de sus personajes? Ahí está el secreto.

Bienvenidos a mi casa.

No querría perder mucho tiempo intentando buscar una posible definición para Animal Crossing porque este es un juego que se define simplemente describiéndolo. Divagar más allá sería pisar el pantanoso terreno de las mandangas sentimentales, y este no es precisamente uno de esos juegos con un final apoteósico -de hecho, ni siquiera tiene final.

Aún así, temía que llegaría este momento, el momento de tener que explicaros de qué va el juego, y es ahora cuando más agradezco haber escrito la pequeña serie de artículos "Crónicas de un pueblo", donde he ido explicando con detalle qué es lo que he estado haciendo a lo largo de este primer mes. Para los que no sepan nada sobre la saga puede ser una buena manera de conocer el juego poco a poco; para los veteranos será la constatación de que estamos ante un Animal Crossing con algunas novedades, sí, pero tremendamente parecido a las anteriores entregas -cosa que no es en absoluto algo negativo.

Sigue ahí esa rutina despreocupada en la que nuestro día a día consiste casi exclusivamente en recoger fruta, plantar árboles, pescar, cazar mariposas, buscar conchas en la playa y desenterrar fósiles; las conversaciones con nuestros vecinos para ayudarlos o, simplemente, para charlar con ellos; las visitas al Museo y a la zona de compras; la preocupación por el pueblo, por que todo esté arreglado y, evidentemente, nuestra casa, que podemos personalizar con todo lo que conseguimos realizando las acciones que acabo de explicar.

Sin palabras.

En esencia, Animal Crossing es un juego tranquilo, y esto es algo que queda subrayado por la utilización del reloj interno de la consola, que hace transcurrir en paralelo el tiempo del juego con el tiempo real; pero si os digo la verdad, mi experiencia en estas primeras semanas no ha sido precisamente un apacible paseo entre las flores. Básicamente, no he parado, y aunque no diría que estamos ante un juego frenético y estresante, sí que es verdad que bajo su apariencia infantil y los tareas mundanas que nos propone llevar a cabo, se esconden una serie de mecanismos muy básicos, pero que pueden llegar a niveles de complejidad inesperados. En efecto, me refiero a la especulación frutera a gran escala.

He oído hablar de Animal Crossing desde términos casi económicos, lecturas que ponen el acento en lo que vendría a ser una idealización de la sociedad consumista, o incluso han dicho de él que es una especie de lección sobre capitalismo para niños. Todas ellas me parecen interpretaciones exageradas, y en cualquier caso, puestos a teorizar pamplinadas me referiría de nuevo a ese ingenuo mercadeo de frutas, animales y mueblecitos que se llevan entre sí los vecinos -¡y más ahora que tenemos la bendita opción de apilar la fruta en grupos!

En este sentido, las novedades de este New Leaf consiguen llevar un poco más allá toda esa dialéctica del pequeño descubrimiento diario que siempre ha caracterizado la franquicia. Ahora eres el alcalde del pueblo y como tal debes decidir sobre las llamadas "Ordenanzas", con las que puedes cambiar ligeramente los hábitos de los vecinos y sus horarios, y los "Proyectos Municipales", con los que puedes construir instalaciones para el pueblo. Ambas opciones se suman a otras tantas pequeñas novedades que enriquecen la base que la franquicia ha ido construyendo a lo largo de la última década, y que convierten a esta nueva entrega en el mejor Animal Crossing de todos los tiempos. Un oasis en el mundo de los videojuegos que solamente nos podría ofrecer Nintendo.

Aquí tenéis al equipo Eurogamer dispuesto a embarcarse hacia la isla. Ojo a nuestras camisas corporativas...

"¿Qué hay más atractivo en 2013 que tener que esperar días para que suceda algo? ¡Tener que esperar! ¡Qué sacrilegio! Quizá ahí está la magia de este mundo pequeño, mágico, melancólico y tremendamente cuidado que nos ha regalado Nintendo."

Tampoco creáis ahora que esto de ser alcalde ha convertido a Animal Crossing en un complejo SimCity -ni mucho menos. Las nuevas opciones de las que disponemos como alcalde no dejan de ser una ligera variación de cosas que ya podíamos hacer en otros juegos, pero la forma cómo se presentan ahora encaja mucho mejor con todo. De hecho, son más las numerosas y pequeñas novedades, como poder bucear, el megáfono para llamar a los vecinos, los estilos de caras y sobre todo mucha más variedad en todo lo que teníamos hasta ahora.

Por otro lado, la combinación de multijugador y Street Pass convierten a New Leaf en el Animal Crossing más conectado hasta la fecha, y es que además de las visitas de tus amigos (local o wi-fi), también puedes compartir tu pueblo con desconocidos mediante la nueva Casa de los Sueños (aquí tenéis el código para visitar Malgrat: 7000-2110-4249). De la misma manera, son muy bienvenidos los sencillos minijuegos competitivos para hasta cuatro jugadores que podemos jugar en la isla y que sirven para aportar algo de variedad. Y dicho sea de paso, está muy bien que hayan mantenido las visitas a la isla que ya podíamos hacer en Gamecube, ni que sea por todas esas maravillosas cancioncillas que nos canta el marinero, y es que si algo destaca en Animal Crossing es el gran sentido del humor que impregna todo el juego.

Dice mi compañero Christian Donlan en su reseña del juego para Eurogamer.net que los personajes de Animal Crossing son "obras maestras en lo que se refiere a la economización y los pocos recursos con los que construye su personalidad". No tan solo estoy totalmente de acuerdo con esta definición, sino que me gustaría añadir la gran importancia que tiene la sensacional traducción del juego en todo esto. No es algo nuevo en Nintendo, sus localizaciones son las mejores que se hacen a nuestro idioma, pero la de este New Leaf rompe ya todos los esquemas. Hablar de Animal Crossing es hablar de sus personajes. No sabéis lo que me he reído con las salidas de tono de Ovinia, con las coqueterías de Magenta, con la filosofía de vida de Ranolfo, y ya no os hablo del citado marinero y sus canciones porque entonces ya me pondré a llorar. La perfecta traducción del juego a nuestro idioma enfatiza todo el humor y le dota de un carisma y un tono desenfadado y para todos los públicos al que lamentablemente no estamos acostumbrados.

Después de días de espera al fin se recaudaron los fondos para construir el pozo.

¿Es un juego dirigido a los más pequeños? ¿Es para mujeres? Son preguntas habituales cuando se habla de Animal Crossing y la verdad es que no conozco la respuesta exacta, pero en cualquier caso sí que podría decir que el juego en general apela a un carácter más bien femenino. Las rutinas que debemos llevar a cabo, la organización necesaria para realizarlas, la no necesidad de estar en continua competición y sobre todo ese sentido de la responsabilidad que nos lleva a preocuparnos por el resto de personajes sin más motivo que ayudarles contribuyen a que el juego tenga un carácter eminentemente femenino, que no quiere decir que sea un juego para mujeres, evidentemente. Pero también contribuye a ello todo el lado creativo.

La casa y el pueblo no dejan de ser lienzos en blanco sobre los que expresarnos, y esto nos lleva a hablar de la vertiente creativa y universal del juego. De hecho podríamos decir que tu casa y tu pueblo no dejan de ser definiciones de ti mismo, de la misma manera que podrían ser tu casa y tu habitación. El nivel de personalización al que puedes llegar es mucho más alto de lo que aparenta, os recomiendo este vídeo para que veáis la de cosas que pueden hacerse y comprenderéis a lo que me refiero cuando digo que estamos ante un juego muy creativo.

Finalmente está el hecho de que Animal Crossing New Leaf es un juego que encaja perfectamente en una portátil. No son pocas las veces que he pensado que debería venir instalado en todas las 3DS como juego estándar. Por su naturaleza de experiencia de mantenimiento el juego se combina como pocos otros juegos, pero de nuevo el reloj interno vuelve a ser algo crucial en este aspecto. La constancia y la rutina encuentran su contrapartida en esas pequeñas sorpresas que el juego nos va suministrando con un ritmo y una minuciosidad perfectos. Como decía al comienzo, por encima de todo es un juego tranquilo, un juego que te frena, y eso lo hace destacar ante la avalancha de experiencias que buscan lo inmediato. ¿Qué hay más atractivo en 2013 que tener que esperar días para que suceda algo? ¡Tener que esperar! ¡Qué sacrilegio! Quizá ahí está la magia de este mundo pequeño, mágico, melancólico y tremendamente cuidado que nos ha regalado Nintendo. Es curioso cuando a veces las cosas más sencillas son las más difíciles de explicar. Y ahora, encima me da por acordarme de aquel felino chafardero.

10 / 10

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Animal Crossing: New Leaf

Nintendo 3DS

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Albert García

Contributor

Albert es periodista especializado en videojuegos desde 2002 y es uno de los fundadores de Eurogamer.es. A la hora de jugar te lo puedes encontrar tanto con un complicado juego de rol o estrategia, como moviendo el esqueleto con un juego de baile. ¡Es un tipo imprevisible!
Twitter: @AlbertGarlo

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