Skip to main content
Si haces clic en un enlace y realizas una compra es posible que recibamos una pequeña comisión. Lee nuestra política editorial.

No es Steam todo lo que reluce

La confianza es la clave.

La mayoría de los gamers somos coleccionistas por naturaleza. Nos encanta acumular un juego tras otro. Miramos la estantería y no estamos satisfechos, seguimos queriendo más, tantos juegos como nuestra economía (generalmente maltrecha) nos permita. Y al final la burbuja estalla. Pueden suceder tres cosas: nos hemos quedado sin sitio para guardarlos (en cuyo caso comenzaremos a amontonarlos de cualquier forma), nos hemos quedado sin dinero o bien nos hemos dado cuenta que seguir recopilando más videojuegos de los que podemos jugar sólo consigue agrandar el agujero del bolsillo.

Para el segundo y el tercer caso no hay solución que no implique mendigar regalos a amigos y familiares, o directamente robar un banco (a lo GTA, así salimos en la tele seguro). Para el primero, la distribución digital de videojuegos puede servir para ampliar virtualmente la capacidad de las estanterías, y en algunos casos incluso vendrá con extras. Podría poner varios ejemplos, pero seguro que todos tenéis en mente el mismo: Steam.

Steam es una plataforma de distribución digital de videojuegos que con el tiempo se ha convertido en líder del sector. Valve ha construido alrededor de su niña bonita una completa comunidad para los gamers, con foros, mensajería in-game, gestión automática de actualizaciones, facilidades para compartir contenido multimedia, etc... (¡y logros!). El catálogo disponible es tan amplio que haría palidecer a la sección de videojuegos de más de una gran superficie.

Podemos acceder al catálogo de Steam desde cualquier PC (o Mac) donde tengamos instalado el software cliente, y en algunos casos incluso se nos mantienen las partidas guardadas que hayamos empezado en otra máquina (por ejemplo, en Left 4 Dead 2 o Plants vs. Zombies). Hay juegos en los que si tenemos la copia física original, mediante un código podemos canjearlo por una copia digital en Steam, haciendo cada vez más inútil el uso de la unidad de DVD, que a la larga correrá la misma suerte que la disquetera.

La distribución digital es un negocio floreciente y Steam ha demostrado que es posible formas de negocio que no pasen necesariamente por salir a la calle (los Gordos Of Warcraft están encantados con este tipo de iniciativas). Y no es un sistema que únicamente funcione en PC. Microsoft trasladó el modelo a Xbox Live (aunque se olvidó por el camino de imitar precios y ofertas), y más tarde Sony y Nintendo la siguieron con sus respectivos servicios on-line.

El reto de las compañías que quieran introducirse en el negocio de la distribución digital de juegos no es sólo ofrecer un buen catálogo y precios competitivos. Además, hay que ofrecer una infraestructura adecuada y ofrecer a los usuarios la confianza necesaria para reducir lo máximo posible ese miedo a perderlo todo.

Ahora todo el mundo quiere tener su propio "Steam". Microsoft tiene Games For Windows que, salvo lavados de cara, sigue estando tan verde como cuando empezó (¡pero tiene logros!). Alguna que otra gran distribuidora de videojuegos también se ha lanzado a la aventura, aunque la más destacada y que más tiempo lleva intentándolo es, sin duda, Electronic Arts. Y es que Origin, aunque parezca una plataforma nueva, tiene ya más de 2 años a sus espaldas. El principio en el que se basa la apuesta de EA es similar a la de Steam, aunque carece del catálogo y opciones que tiene la plataforma de Valve.

Todo esto está muy bien si el precio y la infraestructura montada acompañan. Pero el "modelo Steam" no esta exento de peligros. Para empezar, suponen un claro "¡zas! ¡en toda la boca!" al mercado de segunda mano, panacea para los que pensamos que los videojuegos son excesivamente caros, y lacra para las distribuidoras y editoras. Los juegos, al estar asociados a nuestra ID digital, no se pueden prestar ni mucho menos vender. Los temidos bloqueos regionales están también a la orden del día. Y ojo con las condiciones del servicio, porque en algunos casos son como venderle nuestra alma al diablo (y no quiero señalar a nadie... ¡EA!).

Pero a mi el peligro que más miedo me da (y desde ya el resto del artículo lo escribiré tocando madera con una mano) es que la compañía dueña de la plataforma de distribución digital quiebre, o simplemente piense que el negocio ya no le es rentable, y mi colección virtual de juegos acabe en el mismo lugar que mi Wii: el olvido. El número de juegos que tengamos en nuestra cuenta de Steam, Origin, Games for Windows, etc... es directamente proporcional al miedo a perderlos si alguno de estos servicios desaparece. Suelo bromear con esto, pero lo cierto es que probablemente abriría un hueco en la pared a cabezazos si algo así sucediese. "¡Sólo son mierda de videojuegos!" dirán algunos. Sí, es cierto, pero es mi mierda.

Las plataformas de distribución digital se blindan ante este miedo. Origin permite descargar el instalador del juego y recomienda hacer una copia física del mismo, por lo que pueda suceder. Y Steam permite hacer copias de seguridad de los juegos que tengamos en nuestra cuenta. Pero en estos casos volvemos a ocupar espacio en las estanterías, que es precisamente lo que queríamos evitar al principio.

El reto de las compañías que quieran introducirse en el negocio de la distribución digital de juegos no es sólo ofrecer un buen catálogo y precios competitivos. Además, hay que ofrecer una infraestructura adecuada y ofrecer a los usuarios la confianza necesaria para reducir lo máximo posible ese miedo a perderlo todo que, por otro lado, siempre estará ahí. Incluso en esto Steam puede ser un ejemplo a seguir para el resto de compañías.

Read this next