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Primeras impresiones de Mount and Blade II: Bannerlord

It's almost harvesting season!

Mount and Blade II: Bannerlord ya está aquí, en Early Access. Un juego que llevo ocho años esperando. Otros, diez. Por eso, tener por fin una versión jugable, si bien no final, no deja de provocarme expectación y terror. ¿Con qué voy a encontrarme en Bannerlord? ¿Me gustará tanto como me gustó su predecesor, Mount and Blade: Warband?

TaleWorlds Entertainment es un estudio turco creado en 2005. Su primera creación, Mount and Blade, fue publicada por Paradox Interactive en 2008, pero fue con Mount and Blade: Warband en 2010 cuando consolidaron su éxito, hasta el punto de que no era raro verlo entre los juegos más jugados de Steam. Warband no tenía una misión principal más allá del tutorial, ni tampoco árboles de diálogo ni objetos que te ofrecieran descripciones de la historia de su universo. Y, sin embargo, es de los juegos donde más libertad he tenido; es difícil explicar dónde reside su encanto debido a que su narrativa emergente logra que puedas tener la mejor o la peor de la experiencias. Pero incluso cuando pierdes una batalla y te toman prisionera, no puedes evitar pensar que es el mejor juego. Porque aunque pierdas a tus tropas y compañeros, te reconstruyes, te vuelves más fuerte.

Mount and Blade II: Bannerlord continúa con esta dinámica, y si te gustó la anterior entrega, puede decirse que esta es una mejora de su fórmula. Seguimos pudiendo crear nuestra propia compañía, tanto con un hombre como una mujer de diversos orígenes y educación, y en la pantalla de creación de personaje iremos seleccionando desde nuestra facción hasta nuestro desarrollo antes del inicio de la historia. Cada facción cuenta con una ventaja específica, y nuestras habilidades las iremos eligiendo a través de opciones que nos permiten ver a nuestro personaje crecer. Sin embargo, hay que reconocer que en el vídeo de 2015 de la Gamescom pudimos ver muchas más opciones a la hora de crear nuestro personaje de que las que se nos ofrece actualmente en la versión en Early Access.

La ambientación de Bannerlord vuelve a ser Calradia, sólo que en esta ocasión varios años antes de los sucesos de Warband. Las facciones que conocimos en el anterior juego, sin embargo, son en esta secuela clanes bajo el mando de facciones más grandes. Esta es una de las diferencias principales en Bannerlord: en Warband había seis facciones luchando entre ellas, cada una con un o una pretendiente al trono exiliados, pero en Bannerlord la historia comienza años después de que el imperio, la facción más poderosa, se haya disuelto. Ahora tenemos ocho grandes y poderosas facciones luchando por la hegemonía o la mera supervivencia. Estas facciones están compuestas, a su vez, por clanes más pequeños que son los que dan estabilidad a sus dirigentes, y también tenemos facciones independientes que tienen sus propios intereses, alianzas y enemigos. Todo esto ayuda a crear un mundo más vivo que en Warband, ya que además se ha implementado un sistema de matrimonio y la posibilidad de tener hijos. Los desarrolladores han comentado en alguna ocasión que entre las mecánicas que querían implementar estaba el hecho de que nuestro personaje podría llegar a morir por su avanzada edad.

El mapa es inmenso y variado. En las ciudades tendremos de nuevo la opción de ir a varios puntos de interés, aunque ahora existe la posibilidad de acceder directamente a conversaciones con personajes presentes en la ciudad o a la pantalla del herrero. También podremos gestionar nuestro clan de forma más rápida desde uno de los menús, así como nuestro reino - ya sea porque somos su líder o porque estamos subordinados a uno.

A nivel de mecánicas, los controles ya conocidos se han ajustado y mejorado, aunque ahora se añade que la defensa con escudo, como los ataques, es direccional. Sí, ahora cuando nos cubrimos podemos decidir en qué lado cubrirnos más, y eso no significa que el escudo no cubra todos los flancos: si es lo suficientemente grande, o el personaje está bien posicionado, aunque el golpe venga por el flanco descubierto, si choca contra el escudo este absorberá parte del daño recibido. Cuánto daño recibiremos dependerá el escudo, pero también de la dificultad; el juego nos ofrece varios niveles en los cuales veremos el daño recibido y el causado crecer o disminuir en función de lo que decidamos. Jugar a Bannerlord en la dificultad más baja nos permitirá sobrevivir más, pero no por ello desciende el verdadero reto del juego: dominar los controles.

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Los ataques vuelven a dirigirse en función del movimiento de nuestro ratón, y se ha ajustado la precisión de, por ejemplo, la lanza, con la que me ha parecido mucho más difícil acertar que con de la anterior entrega. Aunque han añadido más movimiento a las lanzas, permitiendo los ataques altos además de los bajos, por lo que los duelos son más dinámicos. Sin embargo, el control no se siente tan fluido como debería en cuanto al ataque, y queda por ver si ajustarán el daño de las armas. El control del caballo también es algo que parece más tosco de lo habitual, aunque puede deberse a que ahora tenemos una curva de aprendizaje más real y en sintonía con el resto del juego.

Pero vamos a hablar de lo importante: las batallas. El control de nuestro ejército es más dinámico y en cuanto lo dominemos será nuestro mayor aliado. Los asedios son visualmente impresionantes y, aunque he sufrido caídas de frame-rate que me han impedido disfrutar de ellos en plenitud de condiciones, son un gran espectáculo y muy entretenidos. Los torneos, por otra parte, son más comunes, y ya no tendremos que ir buscando en qué ciudad se celebran porque siempre habrá una cercana con un torneo. Si los ganamos recibiremos una recompensa que en los primeros momentos del juego significarán un aumento de nuestras ganancias si la vendemos. Entre las novedades que ofrece el juego, ahora tenemos también un sistema de creación de armas sorprendentemente amplio y al cual si queremos dominar tendremos que dedicar tiempo y recursos.

En Bannerlord seguimos con una estética inspirada en civilizaciones reales, pero se han cuidado los detalles más allá de lo estético, como, por ejemplo, que en cada región se juegue a un juego de mesa distinto en las tabernas. Esto se añade a las diferencias culturales que apreciaremos en cada facción, y hablando con compañeros y nobles me ha llamado la atención como las tácticas de combate conectan con cada cultura, provocando que las facciones piensen peor o mejor de sus vecinos en función de estas.

Y es que es a nivel narrativo donde Bannerlord más me ha sorprendido. Como decía al principio, Warband no tenía una misión principal: tras el tutorial te dejaba a tu aire, permitiendo que creases tu propia historia. Aquí, sin embargo, tienes al principio dos misiones: reconstruir tu clan y conocer más de la historia de Calradia. Mientras que la primera tiene una función mecánica empujándote a cumplir con una serie de objetivos, la segunda tiene como objetivo que recorras y conozcas el mundo. También te transmite un importante mensaje, y es el de cómo se construye la propia historia.

Bannerlord no ofrece misiones con trama aparte de estas dos, sino que de nuevo son tareas relativamente repetitivas, si bien han añadido nuevas misiones a las ya conocidas. También se hace uso de una nueva habilidad, "Encanto" ("Charm" en inglés), que nos permite convencer a los personajes para que tomen la decisión que queremos. Este sistema se me ha antojado algo tosco y lleva a resoluciones que no son las que buscamos, porque el juego no nos deja explorar tanto las opciones de diálogo.

Esto lo vi en una de las misiones, en la cual primero tuve como opción o dejar la situación como estaba o seguir preguntando. Decidí seguir preguntando, lo cual al parecer capó la primera opción y mis dos únicas opciones acabaron siendo convencer a alguien de que hiciera lo que ni esa persona ni yo queríamos o retar a un duelo. El encanto de Mount and Blade no reside en las conversaciones ni las opciones, pero ya que las han añadido creo que mejorarían si nos dejaran explorarlas más.

Si bien Bannerlord no tiene doblaje per se, durante la misión centrada en la historia de Calradia he encontrado a un personaje con algunas líneas de diálogo dobladas. En el vídeo anteriormente nombrado, el de la Gamescom de 2015, pudimos comprobar que los personajes, a excepción de nuestro protagonista, tenían doblaje; este es otro de los elementos que hemos visto pero que no sabemos si llegarán o no a la versión final del juego.

Otras novedades que hemos podido ver en este Early Access es que los escondites de los bandidos, las "hideouts", tienen ahora rangos de dificultad. En la máxima son absurdamente complicados y necesitan un ajuste, ya que no podemos asaltarlos con todo nuestro ejército sino con unos pocos de nuestros soldados, que además no podemos elegir sino que aparecerán con nosotros de forma aleatoria.

En caso de que ya queráis jugar a Bannerlord, es necesario advertir de que actualmente tiene muchos bugs, como es normal en un título en acceso anticipado. Las caídas en el frame-rate son habituales y no he podido disfrutar totalmente de los impresionantes asedios por culpa de ello. Con partidas que se borran y cuelgues varios, el juego a día de hoy está claramente en una fase muy temprana. Aquellos que quieran disfrutar de una experiencia completa deberán esperar. También quienes estén deseando saltar al multijugador, pues también tiene sus problemas y no hay tantos modos de juego como en Warband en su versión nativa.

Mount and Blade II: Bannerlord está en disponible en acceso anticipado en Steam y todavía no ha incorporado todo lo que prometía. Sin embargo, no puedo decir que esté descontenta. Todo lo contrario; a pesar de todos los fallos y bugs, disfruto mucho jugando a Bannerlord y construyendo mi propia historia. Todo parece indicar que la versión final promete igual de entretenida que su antecesor.

Porque durante estos días he reunido a un buen equipo, he recorrido el mapa, he visitado sus ciudades y he batallado en todo tipo de escenarios. Me he unido a un ejército, he reformado mi clan, he participado en asedios, me han tomado prisionera y yo he tomado como prisionero a un importante lord. He ganado y he perdido torneos, he comprado un negocio y hecho contrabando. Pero, sobre todo, no me he aburrido en ningún momento. Sí, falta mucho por afinar y faltan muchos fallos por corregir. Pero esta primera impresión no hace más que aumentar mis ganas de poder jugar a su versión final.

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Carmen Suárez

Colaboradora

Licenciada en Periodismo. A veces escribo y hasta me han publicado en Deus Ex Machina y algún que otro sitio. Juego a videojuegos porque necesito obsesionarme mucho con algo. Lo único que me quita el sueño es la cafeína y no saber cuándo va a salir Mount & Blade II: Bannerlord. Me puedes encontrar en Twitter como @Saurrrez.
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