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Mortal Kombat

Flawless Victory.

Esa capacidad para asombrarnos también queda patente en la característica más conocida de los Mortal Kombat: los fatalities. Tras la decepción que supuso MK vs. DC con sus ridículos movimientos finales para mayores de 13 años, este reboot recupera la exageración y sangrienta visceralidad de las primeras entregas, con fatalities tan brutales como ultraviolentos. También está esa nota de humor que aportan los babalities, pero claramente una de las grandes gracias del juego es ver los fatalities (incluidos los secretos) de todos los personajes y escenarios (vuelven el del puente y el de la piscina de ácido, por nombrar un par). Os aviso: algunos son hilarantes, pero otros ponen los pelos de punta.

A ello contribuye un solvente motor gráfico, que permite desplegar escenarios y personajes bien detallados manteniendo en todo momento unos fluidísimos 60 frames por segundo, y en el que conviene destacar especialmente el sistema dinámico de daños, con el cual a los personajes se les va rompiendo la ropa a medida que reciben golpes y su cuerpo se va tiñendo de sangre. El apartado sonoro también cumple a nivel de efectos y melodías, especialmente algunas remezclas de temas míticos del primer MK, aunque el doblaje al castellano no está a la altura, con algunas voces de acento imposible y actores que muestran más bien pocas ganas de hacer su trabajo.

¿Recuerdas cuando tu madre te decía que no te metieses el dedo en el ojo? Reptile no.

Haciendo fatalities, ganando combates y consiguiendo victorias perfectas se nos otorgan créditos con los que adquirir vestidos alternativos y desbloquear una enorme cantidad modos, bocetos y fatalities secretos que se pueden consultar desde un menú interactivo llamado Nekropolis. El problema está (y quizás sea el fallo de diseño más grande de los pocos que tiene el juego) en la forma de desbloquear todos esos elementos: mediante la Kripta.

En vez de optar por la navegación rápida que aporta un menú estático se usa un escenario interactivo por el que es un engorro moverse y con el que se tarda una eternidad en comprar cada extra. El tedio que provoca es tan grande que imagino a más de un jugador pasando completamente de los extras con tal de evitar la dichosa Kripta.

El gran problema (al menos para un determinado tipo de usuario) de Mortal Kombat es, en todo caso, que quizás palidece a nivel competitivo si se compara con los juegos de lucha japoneses, ya sea Super Street Fighter IV o BlazBlue, por poner un par de ejemplos. El título de NetherRealm brilla especialmente como experiencia individual, con un mimo y una selección de modos envidiable, pero le falta ese plus de profundidad para hacerlo perfecto también en su faceta multijugador. Y ojo, que eso tampoco es un defecto en si mismo: Mortal Kombat apuesta por una filosofía tan válida como cualquier otra, pero hay que ser muy consciente de lo que te vas a encontrar y de lo que le pides a un juego de lucha para luego no llevarte un chasco.

La historia es una sucesión tras otra de clichés, pero tiene su encanto. Johnny Cage, en cambio, es odioso desde el primer momento.

Lo cual no implica que sus opciones online no estén trabajadas, porque la realidad no podría ser más diferente. Hay combates tanto privados como por matchmaking, y se pueden jugar de forma individual o en tag team. Pero la verdadera estrella es el modo King of the Hill. En un formato que recuerda al Endless Battle de Super Street Fighter IV, hasta ocho jugadores compiten para alzarse como campeones, y mientras dos pelean el resto observa el combate, con sus avatares como espectadores que pueden animar, abuchear e incluso puntuar a los participantes. Divertido y muy útil para aprender nuevas técnicas y combos.

Sin embargo, es en su faceta online donde Mortal Kombat resulta más controvertido debido principalmente a dos razones. La primera es la siempre polémica inclusión del pase online: si compras el juego de segunda mano tendrás que adquirir un código para poder jugar con tus amigos por internet, algo que nunca antes había ocurrido con un juego de lucha. No hace ni mejor ni peor al juego, pero es algo que el usuario debe saber. El segundo es el lag en las partidas online, no especialmente molesto pero evidente sobretodo cuando juegas con gente de otro continente. De todas formas este último aspecto ha ido mejorando en los últimos días, y esperamos que esté solucionado del todo en breve.

Si lo que buscas es una mecánica accesible, diversión inmediata, una inusitada longevidad y un marcado toque de brutalidad y ultraviolencia, Mortal Kombat es una compra indispensable. Esta novena entrega consigue, con tesón y un enfoque francamente inteligente, recuperar una franquicia que daba tumbos sin ningún rumbo y que ya solo era recordada por la moralina más rancia y una minoría de fans cada vez más menguante. Al final, jugar en una liga diferente a la de Capcom no solo no ha sido una decepción, sino una acertada apuesta que lo sitúa como una opción alternativa indicada especialmente para quien prefiera un juego de lucha rápido y un poco menos técnico, que no exigente.

9 / 10

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