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Los mejores juegos de 2021 que no has jugado (V): qomp

La pelota de Pong que me hizo llorar.

Pocos videojuegos se atreven a hablar de los grandes temas. La libertad, la existencia, la muerte. Cuando se hace, tiende a ponerse el acento en los aspectos más explícitos de los mismos. Discursos, monólogos y representaciones explícitas de los temas que quieren tratar, muchas veces con clichés sonrojantes que no son tan profundos o filosóficos como sus creadores se piensan. Porque, ¿acaso no es posible hablar de estos grandes temas con mecánicas sencillas, conocidas, hilvanadas de tal manera que nos hagan sentir esas cosas profundas, importantes, sin necesariamente gritárnoslas al oído? A veces lo es. Como nos demuestra qomp.

En qomp personificamos a uno de los personajes más famosos de la historia del videojuego: la pelota del Pong. Apenas un cuadrado que sirve para anotar puntos, rebotando constantemente entre dos rectángulos, hasta que uno falla en su propósito. ¿Pero qué ocurre una vez desaparece la bola por uno de los dos lados? De eso trata qomp. Empezamos anclados en un eje vertical, luego pasamos a uno horizontal, después ambos se combinan, y una vez hemos aprendido a movernos en un entorno 3D guiados por un eje de abscisas, nos conducen al campo de juego. Dos rectángulos nos hacen rebotar entre ellos en su particular juego de ping-pong privado, pero entonces descubrimos que tenemos agencia: podemos rebotar como si chocáramos contra algo en cualquier momento, dándonos así agencia de movimiento. Y de ese modo, escapamos del juego de Pong y empieza nuestra aventura.

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qomp no tiene cinemáticas. No tiene diálogos. No tiene personajes antropomórficos, animales u objetos. Sólo un precioso blanco y negro con gradaciones, nunca puros, una evidente obsesión con el puntillismo y las texturas, y muchas formas geométricas, sierras y pinchos. Es todo lo que necesita para contar su historia.

Porque a lo largo de entre su una o dos horas de juego, tendremos que recoger llaves, pulsar botones, esquivar depredadores, dejarnos guiar por raíles y derrotar a bosses, siempre con una única mecánica: rebotar allá donde queramos. Tener agencia, mínima, pero real, sobre nuestros actos. Siempre estamos en movimiento, no podemos elegir la dirección, pero siempre podemos manipular nuestro impulso para ir dirigiendo nuestras acciones para conseguir llegar hasta nuestro objetivo. Incluso cuando volvemos a los raíles, como con los rectángulos que quieren hacernos rebotar, ya no estamos atados a sus decisiones: podemos escapar de su influencia cuando nosotros queramos. Porque ya no somos un elemento más de un juego. Somos un sujeto con voluntad propia.

Esto nos lleva a una constante consecución de puzzles brillantes. Si bien no hay una única solución, y los checkpoint son generosos, al no parar de movernos nunca tendremos que recurrir al ensayo y error para entender cómo tenemos que abordar cada uno de los escenarios mientras su excelente banda sonora, de clara influencia drum&bass con toques ambient que hace un especial énfasis en las texturas melódicas, va modificando nuestro estado de ánimo. Algo que hace que el juego sea complejo, pero de un modo siempre excitante y divertido. No por nada, pocas veces sabremos exactamente que rebotes tendremos que hacer para pasar con éxito una zona, a veces nos saldrá por puro accidente, pero eso es la libertad. Tener agencia para equivocarnos, para repetir las cosas, para descubrir nuestro camino sólo tras varios intentos.

Por eso qomp resulta brillante. Porque jugablemente es excelente, pues es un juego pulido al extremo, un auténtico ejemplo de diseño de videojuegos que está reinventándose enteramente cada tres o cuatro minutos, introduciendo mecánicas nuevas sobre la base más vieja del mundo, sintiéndose siempre profunda, interesante y coherente. Pero también porque artísticamente es un prodigio de preciosismo no tan minimalista como puede parecer, repleto de texturas y detalles, y narrativamente es excepcional, con un final extremadamente emotivo con el cual es muy difícil no sentir algo atravesándonos el pecho, agarrándonos el corazón con fuerza mientras vemos a nuestra pelota avanzar, libre, como nunca antes lo ha sido.

Porque qomp es un juego sobre los grandes temas. La libertad, el sentido de la existencia, la muerte. Y transmite todo eso a través de sus gráficos, su música y sus mecánicas de un modo que, incluso si no somos capaces de asimilarlo mientras jugamos, hace que el mero acto de jugarlo resulte satisfactorio de un modo que casi resulta mágico.


qomp salió el pasado 4 de febrero de 2021. Está disponible en Steam.

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Acerca del autor
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Álvaro Arbonés

Colaborador

Desde pequeño me gustó eso de juntar palabras y jugar a videojuegos y aquí hemos acabado. Estoy enamorado de Kirby, la cultura japonesa y todo lo que se lea, vea o escuche y tenga narrativa. También podéis encontrarme en el podcast de videojuegos Checkpoint o en Twitter.
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