Skip to main content
Si haces clic en un enlace y realizas una compra es posible que recibamos una pequeña comisión. Lee nuestra política editorial.

Juegos indie - Vanitas

Juegos y no-juegos.

Juega a Vanitas unos minutos. Déjalo abierto. Vuelve a hacer otras cosas cotidianas, olvídate del juego. Prueba una vez más cuando haya pasado un rato. Piensa en lo que te transmite (o en lo que no). Dale un par de vueltas, apúntate en un papel las conclusiones a las que llegas si hace falta. Cuando termines, lee el texto.

Vanitas es la quinta obra del estudio Tale of Tales, formado por la pareja belga Auriea Harvey y Michaël Samyn. Ya hemos hablado por aquí de dos de ellos, The Path y FATALE: Exploring Salomé. No se caracterizan precisamente por seguir las reglas del videojuego. Es casi imposible catalogar sus obras dentro de los géneros de siempre.

Por el momento centrémonos en Vanitas, que ToT tendrá su protagonismo más adelante. Todo lo que tenemos es una caja de madera. Cada vez que la abrimos, aparecen tres objetos. Podemos juguetear con ellos, intentar juntarlos de una u otra manera, dejarlos caer de un lado a otro. Cuando nos cansemos, cerramos la tapa hasta que oigamos un golpecito. Al abrirla la combinación de objetos es diferente.

En una partida corta no es posible apreciarlo, pero con el tiempo y las sucesivas interacciones los objetos van cambiando. La cerilla se consume, el huevo se abre, el candado se abre, la llave se rompe. La música reacciona lentamente a nuestros intentos de curiosear. Si tenemos la suerte de que obtener tres objetos iguales, se añadirá una estrella dorada a nuestra caja, como prueba de la suerte que hemos tenido.

Pasa el tiempo y realmente no parece que las estrellas se puedan conseguir por méritos propios. Uno empieza a preguntarse qué sentido tiene seguir jugando a esto. ¿Tiene algún objetivo? ¿Reglas que acatar? ¿Me estoy divirtiendo con él? ¿Es esto un videojuego o un cuadro interactivo?

Posiblemente la última pregunta tenga la clave del resto.

La primera reacción de un jugador estándar ante un juego de este tipo va del "no lo entiendo" al "esto es una basura". A día de hoy, parece difícil digerir que un videojuego no pretenda ser divertido. Que prefiera pararse a expresar una emoción sencilla antes que conseguir un desarrollo de creciente epicidad donde nuestro personaje se enfrente al universo entero si hace falta por el bien del espectáculo.

El ex-miembro de Destructoid Anthony Burch (actualmente parte activa de Gearbox) hablaba en uno de sus vídeos, titulado "La diversión no es suficiente", sobre el miedo que siente parte de los jugadores a que los juegos terminen por convertirse en algo serio. A que se acaben los Gears of War y los God of War y sólo queden juegos del palo de flOwer o Passage. Como bien indica, que se revierta hasta tal punto es algo bastante improbable; el problema ahora mismo es que no existe variedad en los videojuegos, no hay apenas posibilidad de elección más allá de una serie de géneros establecidos que apenas ofrecen mecanismos complejos de expresión.