Skip to main content

Impresiones tras probar las diez primeras horas de Kingdom Come: Deliverance 2

Un sinfín de posibilidades.

Parece que fue ayer, pero ya han pasado siete años desde que se publicó Kingdom Come: Deliverance, una propuesta que llamó la atención por su ambientación, basada en el reino medieval de Bohemia, por su particular sistema de combate y, sobre todo, por su mundo abierto en el que se apostaba por un desarrollo rolero clásico que le sentaba como un guante de seda. Tras vender más de ocho millones de copias estaba claro que iba a tener una continuación, y nosotros ya hemos podido jugar alrededor de diez horas a lo nuevo de Warhorse Studios, que se presenta como uno de los primeros juegos importantes que desembarcarán en este año 2025.

Kingdom Come Deliverance 2 es una secuela al uso, pero hay que decir que si os llama la atención y no habéis jugado al primero podéis estar tranquilos; a lo largo del prólogo se preocupa bastante en contar o refrescar los acontecimientos de la obra original a base de flashbacks o pesadillas de Henry, quien vuelve como protagonista y con quien viviremos todo tipo de andanzas durante las muchas, muchas horas que nos aguardan en esta aventura. De hecho, os he de confesar que, incluso teniendo experiencia previa en la saga, los primeros compases llegan a abrumar ante tantas posibilidades, opciones y conceptos que interiorizar. Un bocadillo de piedras al que tal vez no le encuentres la gracia en el primer mordisco, pero en el que al seguir masticando llega ese sabor que engancha y que lleva a no dejar ni las migas. El estudio responsable ha dicho en alguna ocasión que esta segunda entrega es todo lo que no pudieron hacer en su día por falta de recursos y experiencia, y ese salto se aprecia desde el primer instante. Además, lo hacen sin renunciar al estilo y las particularidades de su propuesta, conservando un aroma añejo que, tampoco voy a engañaros, puede hacer torcer el morro en alguna que otra ocasión. En mi caso, con unos menús no demasiado explicativos, con un sistema de guardado que se mantiene igual y que sigue resultando engorroso o con situaciones muy restrictivas que llevan a aprender a tortazos el lenguaje de la obra. Gajes del oficio, supongo.

Dentro de esta línea guiada por el respeto y el continuismo, tenemos delante una propuesta con un marcado acento en una palabra: libertad. Desde que termina el prólogo y nos sueltan a nuestra suerte sin ropa y sin dinero, toca buscarse las habichuelas de infinidad de maneras. Aquí, todo vale. Podemos tratar de ser honrados e intentar ganarnos unas monedas haciendo trabajos, vendiendo pieles o recolectar plantas para hacer pócimas alquímicas que nos ayuden. Es muy aconsejable hablar con todos los personajes que se nos crucen en nuestro camino; no todos son agradables, pero podemos beneficiarnos de algunos de ellos mientras, de paso, nos familiarizamos con el entorno. El camino más corto, y al que prácticamente el juego te insta en todo momento es a robar sin que te pillen y poder progresar más rápido, aunque para ello toca tener una buena dosis de paciencia, porque los minijuegos de hurtos o con ganzúas son igual de desesperantes que como recordaba. En general, todo cuesta bastante dinero y eso hace que las primeras horas resulten más pedregosas de lo que estamos acostumbrados en los videojuegos actuales. Toca currárselo, porque aquí hablamos de una propuesta que aboga por el realismo en todos los quehaceres y, si algo sabemos es que en la vida nadie te regala nada... y en la época medieval, menos. Por supuesto, siempre es recomendable estar pendiente del hambre y el sueño del protagonista, porque son estados que afectan al rendimiento y a parámetros como la resistencia.

Ver en YouTube

Dentro de esa libertad, nuestras acciones marcarán el camino, para bien o para mal. Si hacemos algo de dudosa ética como robar o provocar reyertas constantemente, los vecinos de la zona nos juzgarán y mirarán con recelo, lo que puede afectar a la hora de comerciar o al, simplemente, intentar pasar una noche durmiendo. A veces, es inevitable. Muchas de las situaciones a las que nos enfrenta el juego pueden resolverse mediante la labia de Henry, pero para eso, claro, tenemos que cuidar bastante los atributos del protagonista y la reputación, mejorando las estadísticas clave para sortear un combate si es que eso es posible. Por ejemplo, en la taberna de Troskowitz había un grupo de cumanos a los que desprecian en la zona y, ni todas las opciones de concordia posibles pudieron evitar que se llegara a las manos, lo que llevó en este caso a que ambos bandos se disgustaran conmigo por no posicionarme. Llegados a este punto, toca hablar del sistema de combate que, al menos en estos primeros compases, es muy similar al del original, debiendo escoger entre las distintas posturas de combate y, observando bien la posición del enemigo para poder atacar, bloquear o contraatacar. Depende mucho del equipo escogido la forma de dirimir estas luchas, si bien es cierto que también resulta un esquema harto complicado de dominar, especialmente en combates multitudinarios con varios objetivos. Una vez más, la paciencia resulta la mejor virtud para continuar.

La magia de Kingdom Come: Deliverance 2 radica en el amplio anecdotario que nos va a dejar cada paso que demos, en las vivencias de cada uno a la hora de realizar una u otra misión. En esta versión preview a la que hemos tenido acceso, hemos podido seguir la historia principal, en la que tenemos dos opciones diferentes para tratar de conseguir la invitación para una boda de postín; y también, claro, realizar por el camino diversas misiones secundarias que nos ayuden a ir lo mejor preparados posible. Porque en todo momento ocurren situaciones imprevisibles, como toparte con un grupo de bandidos que te ponen en un brete o encontrarte misteriosas tumbas. La experiencia del estudio de la que hablábamos antes se aprecia en la escritura de algunas de sus historias, incluso en aquellas tareas que nos desvían del camino principal, encontramos diversos giros de guion o situaciones que plantean diversos y complejos temas morales en los que tendremos que tomar partido. Una madre y un hijo divididos por el padre de familia que acostumbra a emborracharse en el bosque y que parece estar metido en un apuro puede dar pie a una misión inolvidable, con tintes surrealistas, en la que acabamos cargando con su cuerpo entumecido por el alcohol mientras evitamos a lobos y granujas. O acompañar a un enterrador a recoger cadáveres en lo que parece una tarea rutinaria, hasta que nos pide que tenemos que envenenar a un perro si queremos conseguir nuestros objetivos. Siempre hay alternativas y opciones que dependen del usuario y que marcan el destino. Sí que, tal vez, el desarrollo de algunas misiones nos ha dejado la sensación de alargarse en exceso incluso cuando ya parecía que habíamos terminado la labor encomendada. Aun así, creo que es un juego que da mucho pie a comentar y compartir al respecto, algo que probablemente incidirá en el poso que dejará entre quienes lo jueguen.

Ver en YouTube

Queda por destacar el trabajo a nivel técnico, donde, salta a la vista, hay una evolución considerable, apoyada también en el avance del hardware en estos siete años. Apenas hemos encontrado bugs o problemas; nada que empañe la experiencia, desde luego. La recreación de los entornos forestales impresionan, especialmente si vienen acompañadas de puestas de sol. Los NPCs desprenden vida propia y podemos verlos haciendo sus rutinas o incluso dando pie a situaciones curiosas como peleas entre ellos, incluso algún que otro predicador con discursos bastante poco éticos. Si mantiene este nivel en lo que queda de aventura, merecerá un sobresaliente en este aspecto. En cuanto al sonido, también es una buena noticia y muestra de la evolución de la franquicia el hecho de que se haya doblado íntegramente al español, con un reparto que rinde a un gran nivel en la mayoría de interpretaciones y que a muchas personas les facilitará la experiencia. Una decisión satisfactoria y laboriosa, sobre todo si tenemos en cuenta los numerosos diálogos que componen esta obra.

Habrá que ir viendo cómo se resuelven estos asuntos a medida que avanzamos en una aventura que promete horas y horas de aventura. Kingdom Come: Deliverance 2 es de esos títulos a los que jugar paladeando cada uno de sus rincones, deteniéndonos a aprender sus particularidades, a aprender nuevos movimientos, habilidades o recetas. A comerciar y a regatear los precios. A estudiarnos el inventario para elegir lo que nos resulte más útil y práctico en cada momento. A perdernos por sus bosques, ciudades y tabernas echando unas partidas a los dados o bebiendo unas cuántas jarras de cerveza. Así que ojo, que parece que viene algo grande.

También te puede interesar