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El día en que murió Infinity Ward

Cronología del CODgate.

Por la noche, la situación toma tintes surrealistas. Activision emite un comunicado de prensa, en el que se anuncian los nuevos planes para Call of Duty. Se nombra a Philip Earl (antiguo directo de Activision Publishing Asia) como nuevo responsable de la franquicia, se reincide en la publicación en otoño de 2010 de un nuevo Call of Duty programado por Treyarch (posiblemente ambientado en Vietnam), se anuncia que habrá otro juego de la saga en 2011 y también que Sledgehammer trabaja en un Call of Duty que "acercará la franquicia al género de acción y aventura", confirmando los rumores de enero. La nota de prensa es tan confusa que no queda claro si hay dos juegos en desarrollo o tres, y lo cierto es que a día de hoy sigue sin estar confirmado al 100% (aunque G4 afirma que, efectivamente, el Call of Duty de 2011 y el de Sledgehammer son dos proyectos distintos).

Al día siguiente, el jueves 4 de marzo, no se produce tregua informativa. Nada más comenzar la mañana se hace público que Jason West y Vince Zampella han interpuesto una demanda contra Activision, no sólo por "impago de royalties e incumplimiento de condiciones contractuales" (según Bloomberg, unos 36 millones de dólares) sino también por el control de la marca Modern Warfare. La demanda da a entender que los responsables de Infinity Ward fueron despedidos por Activision para así evitar pagarles las cantidades por royalties estipuladas en sus contratos. West y Zampella afirman que "nos dejamos cuerpo y alma en la compañía, creando no sólo un gran estudio de desarrollo sino también un equipo del que hemos estado orgullosos una década. Creemos que nuestro trabajo habla por nosotros. Tras todo lo que le hemos dado a Activision, no tendríamos que poner una demanda para conseguir que nos paguen".

Bobby Kotick, el tercero en discordia.

La respuesta de Activision es tajante: "nos decepciona que Mr. Zampella y Mr. West hayan interpuesto una demanda, y creemos que sus quejas no tienen fundamento. Durante ocho años los accionistas de Activision han proporcionado a estos ejecutivos el capital necesario para crear Infinity Ward, así como el soporte financiero, los recursos y la independencia creativa que les ha permitido obtener un enorme éxito profesional y ganancias personales. Activision esperaba de forma legítima que cumplieran sus obligaciones con la compañía. Aunque Activision ha mostrado una enorme paciencia, creemos que nuestra decisión estaba justificada basándose en su conducta y acciones. Activision mantiene su compromiso con la franquicia Call of Duty, la cual posee, y continuará creando juegos innovadores para millones de fans". Se revela, además, que dos directivos de Activision Publishing, Steve Pearce (chief technology officer) y Steve Ackrich (jefe de producción), dirigirán IW de forma temporal hasta que se haga una elección definitiva.

El viernes 5 de marzo se produjeron los últimos coletazos (por ahora, mañana será otro día) de esta rocambolesca historia. IGN publicó la demanda completa interpuesta por West y Zampella contra Activision. Y el analista de Wedbush Morgan Michael Pachter (quien parece que siempre tiene la última palabra para todo lo que ocurre en el sector), también dio sus impresiones sobre el asunto. Tampoco dice nada que no nos imaginemos nosotros: "Sería terrible para Activision que Zampella y West ganasen los derechos por la marca, pero no creo que lo consigan. No he visto sus contratos, pero creo que sí ganarán bastante dinero con sus 1300 millones de acciones, aunque siendo el valor de cada una 0.02$ no dañará en exceso a Activision".