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Avance de Donkey Kong Country: Tropical Freeze

Conga master.

Empezar este avance recalcando que Donkey Kong Tropical Freeze es uno de los juegos de plataformas más laureados de Wii U e incluso de la anterior generación al completo puede resultar recurrente y manido, pero no por ello es menos cierto. Sin embargo, cuando Nintendo anunció esta secuela allá por 2013, la recepción fue un poco tibia. Hacía algo más de dos años que Donkey había vuelto con Country Returns para Wii, y quizá debido a las escasas ventas de Wii U y a un público más concreto y especializado cada vez que resonaba el nombre de Retro Studios la gente esperaba ansiosa que detrás se escondiera una nueva entrega de Metroid, quizá con la esperanza de que, esta vez sí, se convirtiera en la verdadera 'killer app' que la consola necesitaba. La historia acabó como todos sabemos y Tropical Freeze entró de lleno en el Olimpo de las plataformas, pero a pesar de las alabanzas y elogios de la prensa a día de hoy es un juego que hasta cierto punto ha pasado desapercibido. Por eso cuando se anunció la versión para Switch la reacción general fue diametralmente opuesta: a los gritos de "otro port, cómo está el mundo" se unió el entusiasmo de aquellos jugadores que se saltaron Wii U y que por fin podrían comprobar por ellos mismos si lo que se cuenta sobre el juego es cierto. No se trata solo de que Switch disponga de un público mucho más amplio, sino de que la consola, un año después de ponerse a la venta, ya cuenta con un catálogo mucho más extenso que su predecesora, por lo que recuperar viejos clásicos de Wii U entre lanzamiento y lanzamiento potente es un movimiento lógico. Era algo que se veía venir.

El gran añadido de Donkey Kong Country: Tropical Freeze para Switch, como muchos sabréis después de que se convirtiera en un meme recurrente en redes sociales, es el llamado modo Funky, la opción de dificultad fácil de toda la vida en la que Donkey Kong da un paso atrás para cederle el testigo jugable a Funky Kong. De este modo, y a diferencia de personajes como Cranky, Diddy o Dixie, Funky sustituye a Donkey como principal personaje jugable, y haciendo honor a su pachorra de surfero característica cuenta con su propio set de habilidades que hace de los niveles una travesía mucho más asequible. Esta es la opción indicada para los que quieren ver el final del juego sin sudar la gota gorda, y puedo entender perfectamente las razones que han llevado a Nintendo a tomar la decisión de allanar un poco el terreno: Tropical Freeze no era ni es un juego fácil para el que no está acostumbrado al plataformeo puro y duro, y con Funky las cosas se suavizan a costa del desafío sin perder ni un ápice de diversión. Montado sobre su tabla de surf, Funky puede mantener el salto y repetirlo para llegar un poco más alto, es invulnerable a las trampas de afiladas púas repartidas por los escenarios (y con más soltura que Cranky, ya que puede posarse encima de ellas como si nada) y es capaz de rodar de forma indefinida tanto dentro como fuera del agua.

Y los cambios no solo afectan a Funky, ya que si elegimos dicha opción al empezar una partida nueva todos los demás personajes reciben un corazón adicional, los objetos son más baratos y algunos tienen efectos mejorados. También podemos llevar hasta cinco objetos en un nivel y las letras KONG que recogemos se mantienen al completarlos aunque no las hayamos recuperado todas; Funky es, en cierto modo, la conjunción de varios personajes, ya que es capaz de usar habilidades que a efectos prácticos son equiparables al giro de coleta de Dixie, el jetpack de Diddy o la soltura propia de Cranky. Por supuesto la opción de jugar tal y como Retro Studios concibió la entrega de Wii U sigue estando ahí; si elegimos el modo original las cosas seguirán exactamente igual que antes, aunque no podremos dejarnos llevar por la tentación y apostar por Funky cuando ese jefe o esas dichosas letras se nos resistan más de lo que deberían, ni usarlo para llevar a cabo speedruns locos que se pasen el diseño de los niveles un poco por el forro y que eleven todavía más el tablón de récords en los marcadores (ahí es donde reside el verdadero jugo de Funky, si me lo preguntáis a mí. Y en poder saltar encima de los enemigos montados en una tabla de surf, vaya).

Pero claro, siendo este un port de un juego de 2014 las mejoras no podían quedarse en eso. Tropical Freeze para Switch tiene unos tiempos de carga sensiblemente menores a los de la versión de Wii U. Si en el juego original pasar del menú principal al mapa del mundo implicaba unos diecisiete segundos de espera, en Switch esa cifra se ha reducido hasta los ocho segundos. También su tamaño es menor, ya que tras el encomiable trabajo de compresión Tropical Freeze ocupa 6,6GB de espacio en la memoria de la consola en comparación con los 11,4GB que ocupa la versión de Wii U sin perder nada de calidad en el proceso. Y claro, no podían pasar desapercibidas las bondades de los Joycon. Además de poder aporrear el suelo y dar volteretas agitando ambos mandos podemos cederle uno a un amigo para que controle a un segundo personaje. Es un poco tramposo lograr la misma precisión en los saltos y ataques que con el mando Pro debido a su tamaño y al recorrido de los joysticks, pero sigue siendo un aliciente que cualquiera puede unirse a la partida en todo momento, más teniendo en cuenta que muchos de los niveles se concibieron con el cooperativo en mente. Por lo demás, la cosa se mantiene bastante fiel al original, con una resolución 1080p y 60fps en modo TV y 720p en modo portátil.

Decía Tom Bramwell en el análisis de Tropical Freeze para Wii U que "mientras otras desarrolladoras han buscado reinventar los juegos de plataformas durante los últimos años, Retro Studios parece ser feliz simplemente reinventando las plataformas", y no se me ocurre una mejor definición. Tropical Freeze es la perfección de una fórmula conocida de sobra por todos que mezcla los ingredientes en su justa medida para conseguir un juego desafiante y accesible, y es, a su vez, una lección magistral de libertad creativa y diseño de niveles que escupe ideas nuevas en cada escenario y las desarrolla constantemente. La última aventura de Donkey sigue siendo tan divertida hoy como lo fue en su día, eso es innegable, pero quizá las monerías de Funky Kong se antojan insuficientes para convencer al que ya lo exprimió en su momento de que se suba otra vez al mismo barco.

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