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Demon's Souls

Luchando contra lo imposible.

Cuando mueras otra vez perderás todas las almas de demonio que hayas recogido durante tu duro camino, y tendrás que volver hacia atrás por los niveles hasta el lugar donde hayamos muerto para recuperarlas – lugar donde tendremos que huir del mismo enemigo que nos mató o bien ser despachados nuevamente. Muere una tercera vez antes de llegar a donde te mataron y perderás todas tus almas para siempre, lo cual es totalmente desalentador sabiendo el sufrimiento que supone obtenerlas.

Para resumir, acabarás jugando la mayor parte del juego o bien como un muerto, o bien como un muerto sin dinero. Cada vez que mueras, volverás a empezar desde el principio, teniendo que enfrentarte nuevamente a todos los enemigos que tanto te costó derrotar. No hay transigencia. Ni si quiera un botón de pausa. Mejorar o morir.

(Ah, y por cierto – tras un cierto punto otros jugadores pueden entrar en nuestra partida e intentar asesinarnos. Sí, simplemente para hacer nuestro camino más fácil. Aunque hablaremos de las capacidades online de Demon’s Souls más tarde).

Sí, todo esto suena increíblemente frustrante... Es un puto castigo. Aun así, no es injusto. Demon’s Souls ha de ser difícil, por naturaleza – eres la única cosa viva que queda en el mundo, aparte de los supervivientes perdidos que nos encontraremos en algún túnel de la Tore de Latira o en la minas de Stonefang.

La única cosa que debemos hacer es intentarlo una y otra vez, observando el comportamiento de los demonios y el esquema de los niveles, aprendiendo de las sucias jugarretas que nos gastará el juego para acabar con nosotros hasta que seamos capaces de ganarle.

Aplastados y pisoteados: billete al otro barrio.

Precisamente porque las posibilidades de sobrevivir son tan pequeñas, precisamente porque el juego parece odiarnos con cada uno de sus bits, cuando finalmente conseguimos matar al increíblemente enorme monstruo que nos eliminó en treinta segundos la primera vez que nos acercamos a él, la euforia resultante es el puro ejemplo de emoción al mando. Demon’s Souls nos pondrá al filo de lo imposible y la victoria.

Como al morir seremos enviados al punto donde entramos al mundo desde el Nexus, emplearemos muchísimo tiempo pasando por las mismas zonas al tener que volver al mismo lugar donde nos encontrábamos, especialmente si fue el enemigo final de esa sección. Pero no es exasperante. No se trata de repetir y repetir hasta que nuestros atributos sean lo suficientemente altos y podamos avanzar. Se trata de entrenar, aprender, intentar diferentes estrategias, experimentar con diferentes técnicas.

Tu habilidad –y no las estadísticas- es lo que determina tu fuerza en Demon’s Souls. La técnica siempre compensará los miles de almas gastados en puntos de atributos. Cada vez que seamos eliminados aprenderemos algo más, llegaremos un poquitín más lejos. Es jodidamente adictivo.

Troceado ‘a la cimitarra’: Palmar en el acto.

Y así, el juego consigue mantener la constante amenaza de ser eliminado rondando por tu cabeza. En juegos donde nos eliminan constantemente, el miedo a morir tiende a desaparecer – ser eliminado es raramente un inconveniente en los juegos de hoy en día, salvo el hecho de ser enviados dos minutos atrás desde el último checkpoint automático- pero no en Demon’s Souls.

Una vez recuperamos nuestro cuerpo, el miedo de volver a perderlo te acojonará hasta el punto de no investigar demasiado por zonas desconocidas. Demon’s Souls inspira puro terror, te hace temer por tu vida; nunca sabes lo que te espera en la siguiente esquina o de quién son esos ojos rojos que hay al final del túnel, pero lo que sí sabes es que probablemente te hará daño. De mala manera. El ambiente premonitorio de Demon’s Soul refuerza este pánico. Una de las primeras cosas que el juego nos pide es bajar el brillo. Su mundo se comprende de siniestros y oscuros lugares – una prisión dentro de una torre donde escucharemos los gritos de los prisioneros o unas minas que llevan a un gigantesco mundo bajo tierra, habitado por una variedad de seres horribles, por poner un ejemplo.

Pasarás muchísimo tiempo caminado por pasillos oscuros con el escudo a la altura de la frente esperando que algo te ataque. El diseño y la animación de los enemigos es impresionante; la manera que algunos de los demonios lucen, suenan y se mueven es suficiente como para que tengas que cambiar tu ropa interior varias veces. Fantasía oscura muy bien parida.

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Demon's Souls

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Keza MacDonald

Contributor

Keza is the Guardian's video games editor. Previously she has been the UK editor for Kotaku and IGN, and a Eurogamer contributor.
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