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Assassin's Creed II

Superando en todo al original.

La jugabilidad y manejo del personaje permanece prácticamente intacta con respecto a la primera entrega. Algún truquejo nuevo e igual de asombrosamente intuitiva. Nunca se llega a explicar cómo un niño pijo como Ezio tiene las mismas habilidades, si no superiores, a las de todo un asesino, entrenado en esas cuestiones desde pequeño, como Altair, eso sí. Pero podemos seguir apartando gente con desprecio, y eso es bueno.

Desenfundamos nuestra hoja y esto ya es otra historia. Apenas pudimos indagar en el sistema de batallas, pero se aprecia mucha mayor profundidad que en el original, en el que básicamente te limitabas a tirar contras para acabar con batallones enteros. Cortes, sangre, golpes contundentes y conmociones dan paso a crueles ejecuciones que poco tienen que ver con la quirúrgica mano de Altair a la hora de segar vidas. Ezio ha venido a hacer sufrir a sus enemigos antes de exterminarlos, pero estos tampoco es que se vayan a dejar. Me gustó especialmente que Ezio pudiera defenderse con las cuchillas ocultas en medio de una batalla e ir debilitando al enemigo con pequeños tajos hasta poder aplicar el de gracia. Y es que va a ser un chico de recursos le pongas lo que le pongas entre las manos, que serán bastantes cosas.

Sales de tus primeras escaramuzas para percatarte de que se acabó eso de la regeneración gratuita. La seguridad social no estaba asentada, y la medicina privada había que pagarla. Con un poco de suerte tus propias víctimas llevarían algunas monedillas, así que no te olvides de registrar cada cadáver que “encuentres”. Aunque, advierto, estos pobres soldadetes suelen ser pobres como ratas.

Risky Business

¿Y qué hacemos con el dinero que nos sobra?

Conforme avance la aventura podrás visitar las tierras familiares e ir restaurando la aldea que cae a las faldas de la mansión. Empezarás con un poblado chabolista abandonado y podrás ir haciendo inversiones que mejoren cada tipo de edificación. Herrería, armería, bancos, burdeles,... Todo ello repercutirá en una producción veinteminutera de fondos según lo repobles, así como en nuevas zonas a explorar y acceso a objetos antes inalcanzables. Tu hermana llevará las cuentas y un arquitecto a sueldo irá efectuando las reformas que le dictes. Una adición curiosa a la fórmula del original.