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World of Warcraft: Wrath of the Lich King

El acontecimiento multijugador del año.

En esta expansión Blizzard se ha centrado en simplificar bastantes aspectos del juego, algo que aporta coherencia en varios puntos en los que era muy necesaria. Por ejemplo el desconcertante y laberíntico sistema de reputación de facciones se ha simplificado. Los Caballeros de la Muerte, que comienzan en nivel 55 y están disponibles en cualquier servidor en el que ya tengas un personaje de nivel 55 o superior, sirven tanto de atajo para alcanzar a los amigos como para probar una clase diferente. Todo un regalo por parte de Blizzard.

Hay uno de los cambios implementados con esta expansión que se queda en “brillante-pero-no-tanto”: La zona Conquista del Invierno. Esta región dedicada al JcJ abierto nos invita a participar en una pugna por conquistar la fortaleza enemiga tras tomar el control de los talleres, que nos abastecerán de vehículos y maquinas de asedio, o lanzarnos de cabeza a las pequeñas refriegas que se producen entre asedios.

Una batalla campal en Conquista del Invierno es espectacular y divertida, y el sistema que premia la aportación de los jugadores a la batalla con acceso a vehículos mejores es un buen incentivo para emplearse al máximo. Pero este modo de JcJ resulta complicado y desconcertante por momentos, y no está exento de cierto desnivel y algún que otro bug. Depositar el futuro del JcJ de campo abierto en manos de un único proyecto a gran escala como Conquista del Invierno es, como poco, una apuesta arriesgada, más aún si tenemos en cuenta el gran número de jugadores que hace falta para que la fórmula funcione.

No ayuda mucho el hecho de que casi todos los detalles que hacen especial las batallas en Conquista del Invierno están disponibles al momento y de una manera más directa en el nuevo campo de batalla, la Playa de los Ancestros. Esperemos que la promesa de una bonificación en las recompensas de mazmorra para toda la facción en caso de victoria y la posibilidad de pilotar los divertidos vehículos animen a los jugadores a participar en Conquista del Invierno.

O quizás los anime la caza de Puntos de Logro. La versión de Blizzard del sistema de Logros, ya habitual en videojuegos tanto en Xbox 360 como en PS3, no deja de ser una mera copia de lo ya visto en consolas. Pero más importante que la implementación es la originalidad y variedad de los logros. Blizzard ha realizado un trabajo excelente creando una cantidad inmensa de pequeñas (y no tan pequeñas) conquistas, creando un nuevo juego-dentro-del-juego para aquellos jugadores que piensan que ya lo han recorrido todo. A veces llegan en momentos gratificantes como al terminar una mazmorra o ganar un duelo. A veces aparecen en momentos tan sorprendentes como al caerse por error de una altura, sobreviviendo a la caída.

Vamos llegando al final de este análisis y, por ello, no podemos dejar que todas estas pequeñas e interesantes novedades nos hagan olvidar el punto principal de esta expansión, Rasganorte. Los diseñadores de entorno de Blizzard eran los mejores en 2004. Siguen siendo los mejores, pero la experiencia y maestría de estos cuatro años salta a la vista con el primer paseo por el nuevo continente. Rasganorte es un espectáculo de belleza melancólica singular. Las regiones en las que se divide no sólo son inmensas, sino que han sido cuidadas hasta el mínimo detalle, con sensacionales vistas allá donde mires, un diseño arquitectónico impresionante y un ligero toque fantasmagórico. Incluso los cielos, salpicados de bellas auroras combinados con la apropiada banda sonora, os pondrán los pelos de punta.

Todo esto acompañado de un remozado motor gráfico. La distancia de visión se ha aumentado, resultando en una irresistible invitación a explorar el entorno. La iluminación, las sombras y los efectos de hechizo se han actualizado. Aunque el detalle gráfico nunca ha sido uno de los puntos fuertes de WoW, ahora por fin ocupa el lugar que se merece. Las gentes y criaturas de Rasganorte son mucho más carismáticas e imaginativas que todo lo visto anteriormente en el juego, con una riqueza en detalles y animaciones que ayudan a olvidar que, básicamente, estamos ante un juego con 4 años a sus espaldas. Le proporcionan al universo de Warcraft una nueva vida.

Wrath of the Lich King recoge el legado del que sin duda es el mejor MMO de la historia y lo mejora punto por punto. Está muy por encima en calidad y diversión respecto de aquel juego que Blizzard presentó hace ya cuatro años, por no mencionar lo superior que resulta en comparación con los demás títulos del género. Rasganorte supone una gran aventura para los jugadores y nos revela una historia épica a través de unas brillantes misiones. Con esta expansión World of Warcraft se afianza en su trono de rey de los juegos masivos en línea.

9 / 10

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