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Análisis de What the Golf?

Flappy Birdie.

Eurogamer.es - Recomendado sello
Su “anti-golf” no se parece nada al deporte real, y su mayor virtud es construir cada nivel como si fuese a la vez un chiste y un abrazo.

Conoces a alguien, y para él todas tus anécdotas y tus chistes son nuevos. Esa es la parte fácil, supongo: cazar a alguien desprevenido con una historia, una gracieta que has contado ya en un montón de ocasiones, que sabes perfectamente que funciona. No es que sea menos satisfactorio hacer reír a alguien con un chascarrillo ya conocido, pero lo difícil viene después; cuando nuestros números estelares se han agotado y tenemos que innovar, que ir improvisando sobre la marcha con lo que tenemos, aprovechando el contexto, para que la conversación siga siendo interesante.

What the Golf? es un simulador de jugar al golf, o al menos finge que lo es durante un nivel entero. En cuanto superamos el pequeño tutorial sobre sus controles - tampoco son ingeniería de cohetes, la verdad: movemos el stick derecho para seleccionar la dirección de la bola, y pulsamos A para decidir la intensidad con la que la lanzamos - el juego destapa sus verdaderas cartas: quiere, en esencia, convertirse en la persona más graciosa que conocemos. Lo hace orbitando sobre una base muy, muy sencilla: hay un objeto que debemos golpear o impulsar, y un banderín al final de nivel al que tenemos que hacer que este último llegue.

Como decía, en los primeros compases impresionarnos es fácil porque aún no hemos intimado. La primera vez que intentamos mover la pelota hasta el hoyo y, en lugar de eso, es nuestro golfista quien sale disparado por los aires, nos reímos porque nos ha pillado por sorpresa; porque ha subvertido las expectativas que, irremediablemente, tenemos atadas al golf como deporte. Lo verdaderamente mágico es como, entre sus diez mundos, cada uno a su vez compuesto de decenas de fases, What the Golf? sabe hacer aterrizar en más de una ocasión los gags que ya conocemos y consigue que sigan divirtiéndonos. Es una mezcla de ritmo, de diseño y de subversión de expectativas que se mueve entre bambalinas con pulso de acero.

Cada fase es un pequeño chiste, y todo el diseño de ésta ha sido pensado única y exclusivamente para apoyarlo, para conseguir que lleguemos hasta el final, al golpe de gracia que llega cuando superamos la misión que se nos propone y llevamos nuestra bola - o lo que sea - hasta la meta. A veces, en muchas ocasiones, el "punchline" tiene la forma de un juego de palabras, un chascarrillo digno de subtítulo de esta nuestra querida página web que se superpone en la pantalla cuando acertamos. Hay mucho chiste con los términos internos del golf, también, para apoyar la temática: a veces tendremos que derribar a cinco pájaros con la pelota antes de meterla en el hoyo, y el juego se congratulará de que hayamos ejecutado un "birdie".

A pesar de que para continuar avanzando y desbloquear nuevas fases, bastará con que superemos la presente una sola vez, la mejor manera de disfrutar el juego es pasándonos cada fase dos o tres veces. Después de la primera, se nos desbloquearán dos variaciones más del mismo nivel. En general, la primera variación es un par, es decir, una limitación en el número de golpes que podemos utilizar para llegar al hoyo. La segunda es alguna locura que ni se nos habría pasado por la cabeza, como convertir la pelota en una vaca y que tengamos que pelearnos con sus físicas para superar el mismo puzle, pero en otras circunstancias.

Hablo de puzles y de físicas, aunque no estoy segura de que sea nada de esto el objetivo del título; creo que la manera en la que juega con el movimiento y las diferencias de peso y tracción de los objetivos son, al final, otro recurso visual más de todos los que What the Golf? pone a su disposición. Un interés y cuidado por la estética que se vuelve más y más interesante conforme el juego se desvía de las estructuras de niveles más convencionales y empieza a experimentar con ellas. Durante un buen tramo de la partida, de hecho, jugaremos pantallas inspiradas en otros videojuegos que han sido, por uno o por otro motivo, particularmente influyentes en el medio. Rescata, de hecho, muchos juegos de móvil, el que sería el formato original What the Golf? en su lanzamiento original para Apple Arcade el año pasado.

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Estas reinterpretaciones de otros videojuegos a través de sus mecánicas de antigolf son un arma de doble filo. Por un lado, demuestran que el juego es más que un poco de chispa y un par de chascarrillos, y que cuando se pone a serio, a reimaginar y dar vueltas sobre conceptos ya establecidos, entiende a la perfección los elementos de diseño que componen cada pantalla, y sabe jugar con ellos para dejarnos una sorpresa en cada esquina. Por otro lado, es posible que para quien no haya jugado a los juegos, o no les tenga particular aprecio, la cantidad de fases inspiradas en Portal, en Angry Birds o en Superhot les den la sensación de ser una broma privada que no están entendiendo. Es una apuesta arriesgada, y es posible que el conjunto se hubiese beneficiado de usar estas referencias de una manera más comedida. Por otro lado, cuando las referencias hacen clic, hacen clic de verdad: hay ciertos niveles - en mi caso concreto, los relacionados con Super Meat Boy - que me han sacado una sonrisa de una manera que sería prácticamente imposible si no fuera por el contexto que los rodea.

Especialmente porque, ya acercándonos a la parte final del juego, What the Golf? decide despegarse de esta temática y dar todavía más rienda suelta a su imaginación, y es aquí donde aparecen los mejores niveles, los mejores sketches à la Buster Keaton. También donde se encuentran las fases más desafiantes. Aun con esto, el juego nunca llega a ser verdaderamente difícil, al menos no hasta el punto de frustrarnos: vencer las fases necesarias para avanzar siempre será razonablemente sencillo, y las variaciones de los niveles son más complejas - en el ámbito de la comedia y también en el de la dificultad - pero podemos saltárnoslas si simplemente no queremos hacerlas, y aun así, en casi todos los casos será más una cuestión de insistencia que de habilidad. Vencer un mundo no consiste exactamente en ser mejor en el manejo de la bola que antes, sino en entender exactamente lo que nos está proponiendo, saber descodificar el acertijo que nos pone delante.

Precisamente por eso es virtuoso que, en medio de todo lo que os cuento, de cientos y cientos de giros de tuerca sobre el mismo concepto, de niveles basados en el espacio o en el oeste, What the Golf? sepa encajarnos la misma broma una y otra vez, y nunca deje de ser divertido. Pulsas el botón, y es el golfista el que sale disparado, en lugar de la bola. Su trayectoria sobre el terreno crea un mar de caos y destrucción. Te ríes, porque cómo no vas a hacerlo. Es como un chiste contado por tu mejor amigo: cómodo y conocido, pero no por ello menos gracioso.

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