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Spec Ops: The Line

Tormenta de arena.

Caminando por Berlín, la ciudad en la que está Yager, es fácil entender porqué estos desarrolladores están haciendo un shooter en tercera persona en ambiente urbano. Berlin puede ser el centro moderno de la seguridad financiera y un modelo de la eficiencia cívica, pero tiene una larga historia de conflicto, desde tiempos antiguos hasta la Guerra Fría. Todo lo que tiene más de 60 años está cubierto de agujeros de bala y cicatrices, un desgarrador recuerdo de las intensas luchas callejeras del final de la Segunda Guerra Mundial. Las estatuas conmemoran cientos de derrotas de varias nacionalidades, y también victorias y conquistas del pasado. Todo lo que hay alrededor de los encantadores mercados navideños está teñido con la dura evidencia de la capacidad humana por destruir.

Quizás todavía más evidente, especialmente desde la privilegiada torre que domina el skyline, es el legado del Muro de Berlin. Visto desde arriba la línea todavía separa capitalismo y comunismo en muchas partes de la ciudad, con edificios modernos o bien conservados en un lado y funcionales bloques comunistas en el otro. Este contraste de orden y ruina, de opulencia y pobreza, han permeado en el corazón del diseño de Spec Ops.

El juego está ambientado en un Dubai de un futuro próximo, una joya de ostentación y prosperidad en una de las regiones más pobres y desoladas del mundo. En el juego esta fortaleza del lujo ha sucumbido al asalto de la naturaleza y se ha visto enterrada por una tormenta de arena de proporciones que ni Roland Emmerich. Las azoteas de los rascacielos enterrados sobresalen en las dunas mientras que otros símbolos de excesos pasados siguen olvidados e inútiles en las calles. Lo que un día fue un paisaje de cristal y mármol ahora es una ruina, una topografía perfectamente planeada ahora a la merced de la imparable arena.

El contraste es más aparente cuando deja las calles y entras en interiores, ya que los fantásticos edificios restan relativamente como antes. Bronces y piedra pulida adornan los lobbies de los hoteles, oficinas y edificios residenciales, contrastando crudamente con la destrucción del exterior. Existe la tentación del paralelismo con un BioShock de arena, pero aquí no hay esa opresión y claustrofobia de la épica aventura de 2K Boston, ni tampoco su fantasía; lo que vemos aquí echa raíces en cierto tipo de realismo.

De camino a esta ciudad de contrastes va el personaje controlado por el jugador, el Capitán Walker, junto con dos compañeros de la Delta Force. Están aquí para rescatar y repatriar al Coronel Conrad, un duro oficial que se quedó atrás para ayudar a los habitantes locales tras el desastre en vez de volver a los Estados Unidos y seguir órdenes. El trabajo de Walker será ir ahí, localizarlo y devolverlo a casa vivo.

Si la historia suena algo familiar, que no te extrañe: Yager reconoce de forma abierta la gran influencia de El Corazón de las Tinieblas, de Joseph Conrad, y de Apocalypse Now. Estas historias sobre la fragilidad de la humanidad y cuán fácil es de corromper por condiciones arduas y adversas inspiraron gran parte del guión de Spec Ops. En la breve demo que vimos está claro que Conrad no es el hombre que un día fue, y que el destino del anterior escuadrón que fue a rescatarlo no fue idílico.