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Análisis de 2064: Read Only Memories Integral

Cyberpink.

Eurogamer.es - Recomendado sello
No es la narrativa cyberpunk más potente pero su universo y personajes son carismáticos y dejan entrever otras temáticas también relevantes.

Con sus letras blancas sobre fondo negro y sus fondos de colores llamativos, 2064: Read Only Memories tiene un distintivo regusto ochentero, como si fuese una carta de amor encubierta a Snatcher (1988). En su lanzamiento original en el año 2016, también fue el primer videojuego que recuerdo jamás que me preguntase, al empezar la partida, con qué pronombres prefería que se refiriese a mí, dándome incluso varias opciones neutras por si los más habituales "él" y "ella" no se ajustaban a mis necesidades. La estética, las mecánicas y la dinámica del juego nos transportan de vuelta al pasado, pero son los pequeños detalles los que hacen que no nos olvidemos de que estamos jugando una historia del futuro. Estamos en el año 2064 y ciertas preocupaciones - como el lenguaje inclusivo - que en la actualidad gran parte de la población considera quizás anecdóticas, han calado ya de lleno en la sociedad que se nos presenta.

Lo que tenemos aquí es una aventura gráfica point and click - que a ratos funciona más como una novela visual, dejándonos interacciones muy limitadas con nuestro entorno, al menos al principio - que gira, principalmente, alrededor de un robot antropomórfico llamado Turing. Turing, además de ser monísimo, posee una inteligencia artificial desarrollada que le permite aprender y sentir de forma similar a los humanos. Acude en busca de nuestro personaje para que le ayudemos a encontrar a su creador, que ha sido secuestrado, probablemente por motivos relacionados con una temática recurrente en la ciencia ficción: los conflictos éticos derivados del desarrollo de una IA con capacidad de pensamiento propio.

Este hilo conductor no es en el fondo sino una excusa para dos cosas: presentar el universo del juego, un hipotético futuro en la que la realidad virtual, los implantes cibernéticos y la terapia de modificación genética está a la orden del día por diferentes motivos, y además desarrollar al propio Turing, el verdadero elemento importante de la trama. Lo que parece ficción especulativa en una primera aproximación no es tal; en realidad, de las características de este género sólo se nos muestran unas leves pinceladas, y el conjunto no funciona tan bien para advertirnos de la cosa en la que nuestra sociedad puede convertirse con el progreso de la tecnología como para contarnos una historia sobre el propio descubrimiento. El juego habla de nuestra relación con nuestra familia, nuestros amigos y nuestro entorno, en general, de la interacción con las circunstancias de la sociedad en la que vivimos, y sobre el camino hacia encontrar nuestro sitio y desarrollar nuestra personalidad en circunstancias que en ocasiones nos resultan extrañas o ajenas.

A pesar de que todos los personajes están razonablemente bien perfilados y tienen sus características distintivas, su historia detrás, e incluso un habla que les es única - por ejemplo, Lexi, vieja amiga del protagonista que trabaja para la policía de Neo-San Francisco, es tan total y absolutamente carismática que es imposible no querer, un poquito, ser su amiga - la parte más destacable del juego y la narrativa de este es precisamente ver a Turing crecer: del robot inocente y parlanchín que se nos acerca por primera vez en los compases iniciales del juego a algo más parecido a un adolescente, con más dificultades para gestionar sus emociones, y que está comenzando a perfilar su personalidad conforme a sus experiencias. Casi todos hemos estado ahí: hemos vivido la transición de niño a adulto, hemos comprendido lo muchísimo que nos condicionan los acontecimientos que hemos vivido en nuestra percepción de nosotros mismos, y en ese sentido es muy complicado no empatizar, aunque sea un poco, con ese pequeño robot asustado.

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La relación de nuestro protagonista con Turing será una de las piedras angulares que condicionará el desarrollo de la historia, pero no hay que quitarle importancia al resto de personajes; aunque Read Only Memories parece un juego bastante lineal, especialmente en las primeras horas de juego - un poco menos en el capítulo final - y en ocasiones puede dar la sensación de que no tenemos muchas opciones a la hora de proceder, lo cierto es que todas y cada una de las interacciones con las personas que nos encontremos y cuya ayuda busquemos en nuestro propósito de acercarnos a la verdad serán vitales en la forma en la que se desarrollen los acontecimientos. Hay múltiples finales e infinidad de opciones de conversación diferentes que dependerán de cómo de hábiles seamos escogiendo nuestras palabras, y que no dependen tanto de decirles siempre a los personajes lo que quieren oír, sino de tener el tacto suficiente como para establecer una relación con ellos que les permita confiar en nosotros. Nos interesa llevarnos bien con todo el mundo, pero también perseguir nuestros intereses individuales, y será complicado mantener el equilibrio entre ambas partes; a veces un comentario inocente en una conversación con alguien le sentará mal a otro personaje, y lo que hace que las interacciones se sientan más reales es que precisamente, como en la vida, es muy complicado caerle bien a todos, tener muchos amigos y pocos o ningún enemigo.

La versión definitiva del juego añade nuevas tramas, diálogos, escenas extra y doblaje para todos los personajes - con voces ya habituales como la de Melissa Hutchison, o personalidades del mundo de los videojuegos, como Zoe Quinn o Jim Sterling - y sirve, fundamentalmente, para ayudarnos a conocer un poco mejor el universo que se nos presenta y a las personas que habitan en él. Quizás el mejor añadido de todos, en lo que respecta a la versión de Switch, es el uso de la vibración HD: no sólo por algunas de sus aplicaciones más creativas, como recrear la sensación de un motor de un coche al arrancar, sino porque se usa, fundamentalmente, para transmitirnos mejor las emociones y reacciones de los personajes a nuestras interacciones. Turing, en concreto, al ser un robot, se expresa extraordinariamente bien a través de ella, y la respuesta que obtenemos de las conversaciones con él nos deja mucho más claro si un comentario le ha sentado mal, si le ha gustado, o si está inquieto y no sabe cómo respondernos.

Porque al final es de eso de lo que se trata. Read Only Memories no es un juego sin defectos - algunos puzzles o minijuegos son torpes en la ejecución, por ejemplo - y no termina de funcionar como aventura cyberpunk, alejándose un tanto de las temáticas habituales del género y confiando quizás demasiado en metáforas poco sutiles como alegoría de problemas sociales bastante serios. Pero como juego sobre el propio descubrimiento, sobre las relaciones humanas, y sobre cómo nosotros mismos tenemos impacto en las personas a nuestro alrededor, es muy difícil que no encontremos aquí al menos un par de situaciones, un par de historias con las que nos sintamos identificados, que se queden con nosotros después de acabar los créditos.

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