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Que siga la función

Analizamos el último y dramático episodio en la tragicomedia de Activision.

Cuando se describe un evento como una oleada de conmoción dentro de la industria, normalmente es más una hipérbole que algo real. Sin embargo, no es exagerado calificar así la última y agresiva maniobra de Activision, revelada esta misma semana. El cese de las franquicias Guitar Hero y True Crime suponen un paso considerable, mientras la industria británica todavía intenta asimilar la decisión de Activision de cerrar Bizarre Creations y los despidos en FreeStyleGames, la desarrolladora de DJ Hero.

Todo esto ocurre en el trasfondo de lo que parece ser una reducción de riesgos por parte de Activision. La compañía y su CEO, Bobby Kotick, han hecho sonados anuncios en el pasado acerca de estar únicamente interesados en los juegos y las franquicias que generan más beneficios. El nuevo enfoque de su negocio es una dramática confirmación de que aquello no eran únicamente palabras.

Una vez pasada la tormenta, ¿qué quedará? Bueno, están Call of Duty y están Blizzard. Más adelante está el eventual fruto del trato de publicación con Bungie... y ya está. Eso es lo que tiene planeado la mayor distribuidora third party del mundo.

No es difícil ver lo que Activision pretende conseguir a corto plazo. Los directivos de la compañía se han centrado en un único objetivo - el mayor beneficio por acción, aumentando los beneficios para que los precios de las acciones suban como la espuma. Dejando de lado cuestiones como la creatividad o la visión artística - porque esas son cosas irrelevante para unos directivos cuya principal responsabilidad es para con los accionistas - la decisión de la compañía es bastante justificable. Hasta cierto punto.

Ese punto se alcanza cuando empiezas a pensar en el plan a largo plazo de una compañía que, durante los últimos años, ha cancelado más franquicias conocidas que las que ha creado. Tony Hawk y Guitar Hero han sido exprimidas al máximo y ahora dejadas de lado. Eso no es una locura, ni algo malvado - no caigamos en la trampa de antropologizar videojuegos -, pero a no ser que tengas un sustituto preparado eso es una estrategia de negocio a corto plazo.

Y el tema está en que Activision no tiene sustitutos para ninguna de esas franquicias - quizás porque el sustituto debía ser algo como True Crime, un juego indudablemente defectuoso, pero que con el suficiente tiempo y trabajo podría haberse convertido en una franquicia decente. Es un punto discutible, claro, pero lo que no es discutible es que Activision ha demostrado no tener ningunas ganas de tomarse la molestia de crear una franquicia. Quiere la gratificación instantánea de su propiedad intelectual, un éxito con el primer juego que vaya seguido de un corto calendario de desarrollo que permita actualizaciones anuales hasta que ya no se pueda ordeñar más la vaca.

Desde un punto de vista de generar beneficios, eso es perfectamente razonable. Hay una escuela de pensamiento dentro de la administración de negocios que dice que si algo no funciona es mejor eliminarlo de raíz antes que la inercia o los sentimientos hagan gastar dinero en ello. En un negocio basado en la creatividad, la imagen y el sentimiento del consumidor, quizás sea una estrategia perjudicial.

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Acerca del autor
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Rob Fahey

Contributing Editor

Rob Fahey is a former editor of GamesIndustry.biz who spent several years living in Japan and probably still has a mint condition Dreamcast Samba de Amigo set.
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