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NBA 2K10

Ahora la estrella serás tú.

Mientras que en otros deportes hay una competencia brutal entre varios títulos en los juegos de baloncesto sólo hay un rey indiscutible: NBA 2K. Esta franquicia puntera y siempre sorprendente cumple ya 10 años y lo hace colocándote en el centro de la pista: ahora la estrella serás tú.

La idea del modo “My Player” está sacada directamente de los juegos de fútbol, donde FIFA y PES ya hace varios años que trabajan con ella. Básicamente se trata de invitarte a crear un personaje e ir cuidándolo y jugando con él hasta convertirlo en una megaestrella de la NBA.

Lo primero de todo será jugar con el editor para definir el aspecto físico que le queramos dar a nuestro deportista. Han trabajado bastante este aspecto y los resultados que se pueden conseguir son bastante satisfactorios; echaremos de menos seguramente la opción de importar tu cara desde una foto, pero esto es algo que podría llegar a solucionarse con contenido descargable. Lo que sí que podremos hacer es llenarlo de tatuajes, cambiarle las zapatillas o ponerle cintas en casi cualquier parte del cuerpo.

Hay que tener en cuenta que el físico irá muy ligado a la función del jugador en la cancha y, por tanto, tendremos que elegir ya desde buen comienzo dónde querremos jugar: base, escolta, alero, ala-pívot o pívot. Cada posición tiene luego unas subconfiguraciones que determinarán nuestro estilo, ya seamos ofensivos, anotadores, pasadores, físicos, defensivos…

A partir de aquí comenzaremos una serie de seis partidos en un campus de verano de algún equipo aleatorio de la NBA. Si demostramos que somos buenos se quedarán con nosotros y si les decepcionamos pasaremos a jugar a una liga menor para tener más tiempo de probar que merecemos la pena.

Será muy complicado demostrarlo, de todas formas, porque nuestra habilidad inicial vendría a ser como la de Chiquito de la Calzada si jugase a baloncesto. A través de unos cuantos desafíos tendremos que entrenar varios aspectos de nuestro juego —un poco a lo Fight Night Round— y así mejoraremos algo en puntos de habilidad, que luego podremos distribuir como nos venga en gana.

Y ahí llega lo bueno: los partidos. La cámara, que se coloca detrás del jugador (aunque se puede cambiar), ya nos indica que sólo podemos controlarnos a nosotros mismos. Y al cabo de bien poco nos fijaremos en que cada movimiento que hagamos será juzgado. Si hacemos un buen pase nuestros compañeros nos darán “puntos”. O una asistencia, o si acompañamos bien en ataque, o si cogemos un rebote, o si hacemos un bloqueo a tiempo o anotamos un triple. Y, en cambio, acciones negativas como perder un balón, precipitarse en una entrega o tirar desde una mala posición nos penalizarán.

Esta valoración se verá reflejada en la zona superior de la pantalla con una nota a la americana, que va desde la F a la A+. Por si fuese poco también tendremos unos cuantos objetivos que cumplir durante los encuentros y que redondearán la valoración final del entrenador. Algunos podrían ser hacer un número mínimo de asistencias, evitar que el jugador que defiendes haga menos de tantos puntos…

Que te puntúen tus acciones parece algo sumamente divertido y sólo falta por ver si en la versión final del juego funcionará cien por cien bien.

Esta nueva forma de jugar los partidos nos ha parecido fantástica y añade muchísimas más capas de profundidad a la saga NBA 2K. Esta franquicia, que en la nueva generación de consolas empezó fuertísima, corría el peligro de quedarse estancada dentro de los límites de calidad que fijaron ellos mismos hace un par de años. Ahora entre los partidos normales, las temporadas regulares, el modo MyPlayer y el online tendremos baloncesto para muchísimo rato. Y, recordad, este año todas las estadísticas de jugadores se actualizarán en tiempo real según el rendimiento de los deportistas de verdad.

Podéis esperar el análisis del juego a finales de este mes. No esperéis una revolución en los modos convencionales pero sí un pulido de todo lo que flojeaba.

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