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Análisis de Gears of War 3: Raam's Shadow

Volviendo al principio del fin.

Cuando jugué a Gears of War 3 me sorprendió (y no precisamente para bien) que en el menú de la campaña apareciese, junto a la historia principal y el modo arcade, una tercera opción marcada como "Próximamente". Con un final que realmente no dejaba tan cerrado como prometían el arco argumental de Marcus Fénix, la cosa olía a epílogo o trozos descartados de la campaña. O, en otras palabras, a ese tipo de DLC que (con razón) desata las iras de los jugadores y se ha convertido en uno de los elementos más oscuros y polémicos de la actual generación.

Por suerte, la realidad al final resulta ser muy distinta. Raam's Shadow, que es el nombre de esa misteriosa expansión para la campaña individual, es lo que podríamos calificar como un contenido descargable "de los buenos": uno que añade valor al producto, se dirige con acierto a los fans de la saga y va más allá del simple sacacuartos.

Aunque lógicamente está ambientado en el mismo universo, Raam's Shadow no sólo no es una precuela de Gears of War 3, sino que narra acontecimientos anteriores a la primera entrega de la trilogía. En un planeta Sera todavía conmocionado por el Día de la Emergencia, el DLC nos traslada a la evacuación de la ciudad de Ilima, con los Locust preparando la invasión Kryll (no los veíamos desde el primer GoW y la verdad es que los echábamos de menos) y antes de que se desate el infierno por los daños colaterales que causa el martillo del alba. Este detalle es interesante, porque nos permite jugar por primera vez en una urbe que no está reducida a escombros y asistir a los primeros compases de la debacle humana, cuando la caída de Jacinto era impensable.

Empezamos poniéndonos en la piel del escuadrón Zeta, formado por personajes muy conocidos por los fans: Michael Barrick (protagonista de los cómics), Mihn Young Kim (Gears 1) y Tai Kaliso (Gears 2). El cuarto miembro es un personaje femenino nuevo (Alicia Valera) e incluso contaremos durante un tramo con la compañía de un joven Jace Stratton. Sin los Lambent y con agujeros abriéndose en el suelo de forma casi constante, Raam's Shadow recuerda mucho al primer GoW, aunque aporta novedades como el control del martillo del alba directamente desde los satélites (con una vista cenital mucho más útil).

Sin embargo, las cosas empiezan a ponerse realmente interesantes en el segundo capítulo, cuando pasamos a controlar al General Raam. A partir de este momento la historia va alternando el punto de vista de los humanos y de los Locust, mostrando la desesperación de los primeros y la frialdad de los segundos, e incluso por momentos deja de ser un juego de acción directo en tercera persona basado en coberturas para acercarse más al survival horror. Un toque que, sinceramente, le sienta de maravilla y en el que la personalidad propia de la franquicia no se ve alterada en ningún momento.

Ponerse en la piel de Raam, el villano del primer GoW, es realmente el plato más apetecible del DLC. Con un movimiento todavía más lento y pesado que el de los soldados CGO, esta auténtica máquina de matar andante plantea un escenario jugable algo diferente. Su principal arma, tanto ofensiva como defensiva, es una nube de Krylls que rodea su cuerpo y que puede usar como escudo (para que no le afecten las balas, aunque hay que andarse con ojo con las explosiones) o bien lanzar contra los enemigos controlándola de forma remota (momento en el que queda expuesto al fuego enemigo). Mientras escuchas en tu cabeza las órdenes de la reina Myrrah, controlar a Raam es casi como utilizar un tanque que arrasa sin compasión todo cuanto encuentra a su paso.

Sin entrar en muchos detalles más, por eso de evitar los spoilers, hay que dejar claro que uno de los grandes alicientes de Raam's Shadow es su encuadre temporal y la oportunidad de conocer más de cerca las motivaciones de los Locust. El atractivo es evidente: los fans de la saga pueden vivir en primera persona eventos de este universo que hasta ahora sólo se habían explorado de pasada, y de rebote queda demostrado que en Gears of War hay vida más allá de Marcus Fénix y el escuadrón Delta.

El precio de 1200 Microsoft Points, entonces, está más que justificado (si tienes el pase de temporada, recordemos, puedes descargarlo gratis). Con entre tres y cuatro horas más de campaña, seis nuevos personajes para el multijugador, un pack de skins para las armas y 250 puntos de logros extra, Raam's Shadow es un gran ejemplo de lo que debe ser un DLC. Se nota cariño en su desarrollo, se respeta el universo y se da al fan precisamente lo que busca. Poco más se le podría pedir a Epic, la verdad.

8 / 10

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