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Avance de Extreme Exorcism

Persiguiendo tus fantasmas.

No pensé demasiado en la hipertimesia mientras jugaba a Extreme Exorcism, porque la verdad es que no tienes mucho tiempo para pensar en nada mientras juegas a él. Tan pronto como acabé la partida, sin embargo, es cuando empecé a reflexionar sobre ello.

En un contexto espeluznante, la hipertimesia es tanto una bendición como una maldición. ¿Sería genial tener una memoria increíble verdad? ¿No sería fantástico no olvidar nunca nada? Pero en realidad... ¿no sería un asco? El mundo estaría plagado por tus memorias, todos los viajes a la tienda y las colas que has tenido que soportar, todas las películas que has visto convergiendo cuando ibas al cine cuando estás sentado en el sofá. El mundo estaría plagado de fantasmas. Eso es la hipertimesia: una condición que describe a la gente que es incapaz de olvidar nada.

Extreme Exorcism te permite experimentar ese horror desde una distancia segura. Es un juego de arenas con scroll horizontal, en el que corres por los niveles recogiendo armas y eliminando enemigos para ganar puntos. La diferencia está en que cada enemigo tras el primero es un fantasma, un fantasma de tus movimientos anteriores. Extreme Exorcism es un juego sobre cazar a tu propio pasado antes de que éste sea capaz de acabar contigo.

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Y es tan entretenido y frenético como parece. Y juega también con tu cabeza. Cada vez que juegas debes preocuparte de tus anteriores yo -fantasmas que van a por ti sin que lo sepas- pero también de tu futuro. ¿Cómo puedo cumplir ahora mi objetivo sin crearme problemas para mi mismo más adelante? Básicamente estás planeando asesinatos, pero haciéndolo de forma que no planees indirectamente tu propio asesinato en un futuro cercano. Juega con tu cabeza.

Todo esto ocurre rápido y con dobles saltos. Realmente admiro los detalles: me encanta la forma en que puedes usar tres armas al mismo tiempo y en que, si lo haces, puedes dispararlas también. Me alucina que cada vez que entras en un mapa debas matar solo al fantasma más reciente -lo distinguirás porque lleva una corona-, una decisión que, al mismo tiempo, te anima a acercarte cada vez más a tus movimientos anteriores, un proceso extrañamente recursivo.

Aunque Extreme Exorcism es genial en multijugador, lo que más me gusta es que el gimmick central -usar vidas pasadas para crear enemigos actuales- permite que el juego individual sea salvaje y humano, plagado de sorpresas. Me recuerda a Gyromancer, un brillante híbrido de RPG y conecta tres que eliminaba la IA enemiga en favor de un sistema más elegante, en el que tus propios movimientos anteriores te hacían daño.

Existe definitivamente un hueco en el mundo para juegos que conviertan en armas las acciones y errores pasados del jugador de forma interesante. Necesitamos más juegos que sepan usar las memorias... y también los fantasmas.

Traducción por Josep Maria Sempere.

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