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Doble-Análisis: Chronos Twins DX y Zombie Panic

Desarrolladoras españolas que se abren camino en WiiWare.

Zombie Panic in Wonderland

Quién le iba a decir a los chicos de Akaoni Studios que su proyecto iba a convertirse en número uno en descargas a través de WiiWare en Japón. Sin duda, una locura que se ha convertido en realidad.

Puede influir sobremanera que la estética del título es claramente oriental. Algo que, sin duda viene a raíz de que José Manuel Iñiguez, director del estudio, haya estudiado durante varios años en Japón. Según Iñiguez: “Cuatro años después de mi regreso a España, me di cuenta de que por fin había llegado el momento de independizarme, crear mi empresa y empezar a hacer las cosas a mi manera. En enero de 2009 fundé Akaoni Studio con un grupo de profesionales con ideales comunes, y empezamos a trabajar en Zombie Panic in Wonderland”.

Leyendo el título de la joya de la corona, nos podemos hacer una ligera idea de hacia dónde se dirigen los tiros…y nunca mejor dicho. Zombie Panic in Wonderland es una especie de Space Invaders adaptado a nuestros tiempos con un toque anime. Eso sí, sustituyendo las naves y marcianitos por armas de fuego y hordas de zombies sedientos de acabar con la magia de los cuentos.

La ambientación del título resulta majestuosa. Combinando diversas obras atemporales como Blancanieves, el Mago de Oz o Alicia en el País de las Maravillas con oleadas de muertos vivientes embriagados por el aroma de una fragancia que les ha trastornado totalmente. Claro, que el toque de estas fábulas han sido personalizadas también con claro aspecto nipón, con unas heroínas cuyas vestimentas que dejan a la vista sus mejores atributos.

La historia comienza con Momotaro, un intrépido personaje que tras ser atacado por estos estrambóticos seres saldrá a la búsqueda de sus amigos para rescatarlos de la amenaza zombie. A medida que avancemos por la aventura iremos desbloqueando nuevos personajes controlables. Algo que no afectará a la trama argumental, la cual no variará un ápice sea cual sea el protagonista.

Enfundando el Wiimote y el nunchuk, deberemos apuntar a la pantalla para disparar como cosacos a todo lo que se menee por el escenario. El objetivo principal de las diez fases de las que se compone el título es acabar con el 100% de los enemigos antes de que finalice el tiempo estipulado.

Como todo tiene un lado negativo, y es que nos encontramos con que podremos completar la aventura principal en apenas una hora. En la otra cara de la moneda es que podemos disfrutar de cada fase con un amigo en el modo cooperativo. Aun así, la escasísima duración del juego es un claro lastre.

Sin embargo, las acciones otorgan una simpleza al juego que equitativamente lo convierten en una propuesta divertidísima. Sólo podremos mover a nuestro personaje de izquierda a derecha y al revés, así como utilizar una voltereta para esquivar los ataques enemigos.

En lo referente al arsenal, contamos con una metralleta con munición infinita que será nuestra compañera de manera casi total. Para aumentar el poder de destrucción se ha incluido un lanzallamas, granadas de fragmentación o una metralleta pesada. Aunque el uso de estas mejoras es prácticamente testimonial, ya que su munición es poco abundante, pero nos harán salir de más de un apuro.

Como ya hemos comentado, los escenarios son muy variados –y destructibles–, pero la diversidad de enemigos no se queda atrás. Desde seres inmundos, hasta cuervos o esqueletos con calabazas en la cabeza que nos lanzarán diversos ataques como corazones o pescados voladores. En ocasiones resulta todo tan surrealista que es hilarante. Cabe destacar que en cada nivel poseemos cuatro vidas. Si las perdemos todas deberemos comenzar desde el principio de la fase, porque las continuaciones son infinitas.

Cada determinado número de niveles encontraremos a su respectivo jefe final. Para ellos no habrá límite de tiempo y no resultan demasiado complicados. Entre todos destaca un príncipe azul que más que conquistar a Blancanieves parece haber llegado a la aventura tras una noche de resaca en Chueca. Es tan divino…

Las melodías que nos acompañan con cada disparo son de lo más pegadizas y muy bien cuidadas. En la banda sonora participa Miki Mori, una conocida cantante nipona a la cuál es de agradecer su pequeña contribución en un producto español.

Zombie Panic in Wonderland es una propuesta extremadamente divertida, pero exageradamente corta debido a su enfoque arcade. Aunque resulta tan genial que merece la pena ser rejugado varias veces. Esperemos que el éxito de este debut sea el artífice de una secuela que palíe los escasos defectos de la aventura.

7 / 10

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