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Battlefield: Bad Company 2 - Vietnam

A la parrilla sabe mejor.

La guerra de Vietnam es, junto a la segunda guerra mundial, uno de los terrenos más fértiles para los grandes cineastas de Hollywood, regalándonos desde grandes obras como “La chaqueta metálica” o “Apocalipsis Now”, hasta documentales como “Un domingo cualquiera en la vida de Chuck Norris”.

Al haber sido un conflicto bélico de extrema repercusión política y moral para los EE.UU. y la opinión pública, pocas veces vemos incursiones en este escenario dentro del ocio digital. El estudio DICE, sin embargo no es un novato en ello: hace unos años nos deleitaron con el excelentísimo Battlefield: Vietnam, que tan solo pudimos ver en PC.

Lo que tenemos hoy entre manos no es un producto tan completo como aquel, pero si uno que viene a completar el Bad Company 2 original lanzado a principios de año. Aquí encontramos una nueva temática, perfecta para reenganchar a los usuarios que reclamaban algo más de variedad, y de esta manera conseguimos un cambio radical, no solamente en las vestimentas y el poderío armamentistico de la época, si no que pasamos de una paleta de colores grisácea, a una con colores mucho más vivos, haciendo especial hincapié en los tonos verdes y rojizos... o la naturaleza y el fuego, para entendernos mejor.

Hay cuatro mapas presentes en Vietnam, los cuales recrean perfectamente esa belleza que en ocasiones reside en la destrucción, y creedme si os digo que es todo un deleite visual para los ojos. Como decía, tenemos cuatro grandes y diferentes escenarios, recreados a la perfección con mucho mimo, para adaptarse a todas las clases de jugadores que se dan cita en el fragor de la batalla.

No importa si eres un aguerrido soldado con una UZI o por el contrario eres un cauto francotirador; todos tenemos nuestro sitio. Y por si fuera poco, tenemos una nueva arma que ha sido muy bien recibida por los miles de jugadores: el lanzallamas. Es un arma que pocas veces ha sido bien llevada a los videojuegos, pero que por suerte para nosotros se implementa perfectamente aquí, sin desestabilizar las partidas ni causar frustración en los jugadores. Y por si fuera poco aporta el punto exacto de “pandilocura” que necesitaba el juego: como bien dice el rey de las hamburguesas, “a la parrilla sabe mejor”.