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Análisis de Fate/Extella: The Umbral Star

Estrellas mí(s)ticas.

Fate/Extella sirve para matar un rato, pero carece de profundidad y su guión no consigue mantener el interés.

Un musou que es secuela de un dungeon crawler JRPG que sigue la historia de una visual novel que cuenta con un anime exitoso que se ambienta en el universo de otra visual novel eroge. Trata de estudiantes que se introducen en un mundo virtual para pelear empleando a 'Sirvientes', personificados como particulares versiones de personajes de toda la historia, desde Juana de Arco hasta Gilgamesh. Si hay algo más japonés que el recorrido de la saga Fate, que me lo digan.

Fate/Extella: The Umbral Star se ambienta en el mundo digital SE.RA.PH, tras la Guerra del Santo Grial. Hemos salido victoriosos y hemos obtenido el anillo Regalia que otorga tremendo poder, pero tras un ataque de un misterioso personaje terminamos divididos en tres: Cuerpo, Alma y Mente, con una versión distinta del anillo. Cada una de ellas va a parar a una Sirviente distinta, que tratará de vencer a las otras dos para reunificar el anillo y completarnos de nuevo.

Las tres Sirvientes (Nero Claudius, Tamamo no Mae y Altera) tienen cada una su propia campaña del Modo Historia, que se estructura de manera similar: mucho diálogo, un par de minutos para tener conversaciones opcionales que aumentan nuestra relación con la Sirviente y de ahí ya a lo importante: las batallas contra decenas de enemigos simultáneos.

The Umbral Star te introduce de una manera relativamente exitosa en el universo Fate si vienes sin conocimiento previo, pero ese es el menor de los problemas; el argumento es durante gran parte de la historia prácticamente ininteligible. No por los conceptos que introduce, sino porque hace unos saltos lógicos que no tienen ningún sentido casi a cada momento y requiere de pequeños ejercicios de fe para creernos lo que nos están contando.

Por suerte o por desgracia, esa parte de la historia queda muchas veces en segundo plano frente a la relación amorosa de nuestro avatar con las Sirvientes, que parecen obra de un adolescente tratando de esbozar una novela romántica donde las parejas se quieren un montón y de cuando en cuando hay malentendidos de carácter erótico. Nada que no se haya visto antes, nada que no se haya visto mucho mejor escrito.

Cuando pasamos al combate la cosa mejora un poco. Fate/Extella nos lanza hordas de enemigos genéricos ('masillas', que solemos decir en esta casa) que ejercen de saco de boxeo para ir subiendo de nivel o recargando las diversas barras de ataques especiales, pero el foco está en el control del mapa. Cada nivel está dividido en zonas que suelen empezar divididas mitad y mitad entre el enemigo y nosotros. Para capturar una zona enemiga tenemos que acabar con los Agressors, enemigos especiales que aparecen cuando hemos eliminado a cierta cantidad de masillas. Los hay desde enemigos normales un poco más grandes hasta moles gigantescas.

El ataque es bastante directo, los quebraderos de cabeza nos los da la defensa. Los enemigos van lanzando en su territorio "Plantas" que invocan a Agressors para atacar los territorios que ya tienes conquistados. Al principio se suelen ignorar (con horroroso resultado), pero conforme avanza la partida uno se da cuenta de que es más importante la movilidad para evitar que nos conquisten que atacar territorios enemigos sin preocuparse de lo que haya detrás. De cuando en cuando aparecen Sirvientes para atacarnos, única situación en que el combate requiere el uso del comando de defensa, por lo demás tan poco necesario como os podéis imaginar en un juego de estas características. Los Sirvientes son capaces de perseguirnos entre zonas y si les dejamos a la suya conquistarán territorios más rápido de lo normal.

Nuestro mayor enemigo es en realidad la cámara, que falla más a menudo de lo que debería. Los ataques son de una imprecisos a pesar de que cubren un arco enorme, y no es raro apuntar a un Agressor y que nuestro personaje falle estrepitosamente, o que al llegar el segundo ataque del combo la cámara ya le haya dejado atrás y tengamos que girar y atacar a ciegas. Ni siquiera el típico 'lock-on', que solo se puede emplear frente a otros Sirvientes, es suficiente para mantener a un enemigo siempre a la vista. Es impresionante cómo al ejecutar cierto ataque especial que afecta a todo el mundo pero que se centra en dañar a un enemigo puedes tener apuntado al jefe final, atacar en su dirección y que de repente el objetivo del ataque sea un Agressor aleatorio, o que apuntando a un Agressor le demos a un enemigo normal.

Quizá esté de más pedir una gran profundidad de combate en un musou, pero Fate/Extella se queda bastante corto en este sentido. La sensación de repetición se va acumulando a pesar de los cambios de personaje porque al final todos se manejan prácticamente igual, cosa que se evidencia en la campaña y ya no digamos en los capítulos opcionales centrados en personajes secundarios. Se han introducido unos toques mínimos de RPG en forma de equipamiento para escoger habilidades y añadir atributos, pero en el contexto del combate terminan por ser casi anecdóticos. Aquí no estamos para sumar números, sino para ver volar a decenas de enemigos de un solo golpe.

Fate/Extella: The Umbral Star se conforma con cumplir lo justo y necesario. El guión no da para mantener el interés demasiado tiempo, y a ratos está escrito de una manera un poco torpe. El combate, por su parte, puede llegar a ser entretenido, pero es muy poco profundo y la cámara tiene mucho recorrido de mejora. Es un juego que puede ser ideal para matar un rato sin pensar, pero que no da para mucho más que eso.

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Jaime San Simón

Redactor

Jaime lleva en Eurogamer.es desde los inicios y es nuestro experto en juegos indie. Tú ponle ahí cuatro píxeles hechos con amor y ya le puedes dar megatones hiperpoligonizados, que él, se quedará con lo primero.

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