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Los mejores juegos de este año que no has jugado (VI): Paradise Killer

Love Dies.

Estamos en el año de nuestro señor 2020, y Paradise Killer es una novela visual detectivesca de investigación y exploración en la que no hay absolutamente ninguna penalización por no llegar a la conclusión correcta. Supongo que esto no puede ser otra cosa que un símbolo de que ya no hay nada sagrado en este mundo.

Esta ruptura estructural acaba siendo la clave de un título que bebe mucho de otras sagas esenciales dentro del género - se nos ocurren Ace Attorney o Danganronpa, por ejemplo - pero que también sabe separarse de ellas para crear una estética y una atmósfera muy particular. Empezando por su trasfondo, mucho más anclado en la ciencia ficción que en cualquier otra cosa. En Paradise Killer, visitamos una isla ubicada en una localización indeterminada que aspira a convertirse en un paraíso perfecto, en el que todo el mundo vive en armonía entre ellos (y con los dioses). La parte extraña es que es el intento número veinticinco de ciertas entidades poderosas de crear este lugar maravilloso: en todas las ocasiones anteriores, algo ha terminado saliendo mal y condenando el lugar al caos y la violencia.

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Se suponía que esta isla iba a ser, de verdad, la que saliese bien; pero, como no podía ser de otra manera, algo se tuerce. Un asesinato inesperado lleva a nuestra protagonista, Lady Love Dies, a tener que buscar la verdad sobre lo sucedido en este lugar, conociendo (y, en algunas ocasiones, reencontrándose) con un montón de peculiares personajes por el camino.

Una de las particularidades del juego es que podemos acceder al final en cualquier momento. Cuando consideremos que hemos recopilado suficiente información como para entender quién es el culpable y sus motivos, podemos acceder al "Juez", una especie de deidad que gobierna la isla, y ante él daremos nuestras explicaciones. El juego no nos dice si hemos acertado o no: el discurso del juego sobre la verdad, la realidad y la manera en la que interactuamos con ella hacen que realmente no importe. La interpretación, la conclusión a la que lleguemos, sea la que sea, será igual de válida que cualquier otra.

Otra de las particularidades de Paradise Killer es que siempre querremos saber un poquito más. Sin este elemento, claro, todo lo demás no funcionaría. Pero el juego hace un trabajo excelente en picarnos la curiosidad con sus pintorescos personajes, su estética vaporwave, y la manera en la que todo en su universo es conocido pero ajeno al mismo tiempo. La exploración 3D de su mundo, si bien es cierto que no es el aspecto más refinado del juego, nos ayuda a sumergirnos totalmente en él: a interiorizar su arquitectura extraña, sus reglas y sus grandilocuencias. Y cada personaje con el que nos topemos por el camino tendrá, como mínimo, un interés oculto y un secreto extraño que hará que queramos saber más. Como tal, y aunque podría haberme pasado el juego en apenas un par de horas, quise vivir en él durante alrededor de una decena, explorando cada esquina.

Podríamos decir que uno llega a Paradise Killer buscando un juego de detectives, y se queda no sólo por uno de los mejores sistemas de investigación dentro de una aventura gráfica que hemos visto hasta la fecha, sino por esa chispa distintiva que hace que el juego no se parezca a absolutamente ningún otro. Ni en el aspecto visual, ni en el artístico, ni en el ideológico; todo en el juego es un pequeño misterio que tenemos que desentrañar y que, cuando terminamos, nos gustaría olvidar sólo para poder resolverlo de nuevo.


Paradise Killer se publicó el pasado 4 de septiembre de 2020. Está disponible para PC y Nintendo Switch.

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