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Probamos el Shuttle SZ270R9

Pequeño pero matón.

El año pasado probamos el SZ170R8 de Shuttle, un ordenador de pequeño formato que nos dejó muy buenas sensaciones, combinando un tamaño reducido con unas posibilidades técnicas y de ampliación a la altura de prácticamente cualquier sistema de sobremesa. Ahora, la firma taiwanesa nos ha hecho llegar su sucesor, el SZ270R9, un paso adelante más a la hora de crear el ordenador definitivo para aquellos usuarios que buscan una equipo pequeño pero que no quieren sacrificar potencia ni prestaciones. La pregunta es clara: ¿es el nuevo Mini PC de Shuttle el próximo rey del salón?

Aunque se trata, sin duda, de una revisión iterativa, el SZ270R9 presenta bastantes novedades respecto a su antecesor. La primera, y más evidente, es su nuevo aspecto, más agresivo y enfocado al mercado gaming con la incorporación de iluminación LED en el frontal, ajustable a través de un software propietario. También ha cambiado un poco el tamaño, que ahora es un poco mayor con unas dimensiones de 348.4 x 215.4 x 190.2 mm, y esto conlleva que en su interior podemos montar sin problemas tarjetas gráficas de gran tamaño, como la GTX 1080 de Nvidia. Se conserva, eso sí, una generosa oferta de puertos, tanto en la parte frontal/superior (dos USB 3.0, un jack de auriculares y otro para micrófono) como en la trasera (cuatro USB 3.0, cuatro USB 2.0, dos RJ-45 Gigabit Ethernet, dos jacks de audio, dos DisplayPort 1.2 y un HDMI 1.4b). El resto de la caja, a nivel externo, es similar, con el acabado en aluminio negro y los remates de plástico.

Dentro los cambios también son significativos. La nueva placa monta el chipset Z270 para procesadores Intel que utilicen el socket LGA1151. En este sentido la buena noticia es que ahora podremos utilizar módulos de memoria DDR4 de 2133 o 2400MHz. La mala, que no hay compatibilidad con la octava generación de procesadores Intel Core, limitando las opciones de ampliación de cara al futuro. Otro punto a favor es que el nuevo chipset es compatible con los módulos de memoria Optane de Intel (algo que no ocurría con el anterior modelo), lo cual nos permite acelerar un disco duro mecánico usando esta memoria rápida como cache. Es una solución interesante si no queremos instalar un SSD SATA o un .M2 pinchado directamente en la placa base.

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Lo que no cambia es el sorprendente espacio que tiene el interior del SZ270R9 y lo cómodo que resulta montar los componentes. Como decíamos, hay espacio para instalar tarjetas gráficas de gran tamaño, pero también bahías para instalar cuatro discos duros de 3,5 pulgadas (pequeño tirón de orejas en este apartado, porque Shuttle sigue sin incluir en la caja el adaptador para discos de 2,5 pulgadas, el cual debe adquirirse por separado). A nivel de expansión, la placa cuenta con cuatro slots para memoria DDR4, una ranura PCI-Express 3.0 x16 de doble slot y hasta 280mm), una PCI-Express 3.0 x4, dos puertos M.2 2280, un puerto M.2 2230 y cuatro puertos SATA3 de hasta 6Gbps. Opciones más que de sobras para garantizar la expansión a medio/largo plazo, incluso teniendo en cuenta que se trata de un equipo de tamaño reducido, lo cual habitualmente suele conllevar sacrificios en este sentido.

Los otros dos componentes internos que vienen de serie con el SZ270R9 han sufrido pocos cambios. La fuente de alimentación sigue siendo una con cerficación 80 Plus Silver y 500W de potencia, estable y más que capaz de alimentar el equipo incluso cuando se monte en él una tarjeta gráfica de gama alta. En el apartado de la refrigeración repite el sistema ICE con base de cobre, cuatro heatpipes y un ventilador de 92mm. Los resultados siguen siendo bastante buenos, aunque la sonoridad ha aumentado un poquito (hasta los 42dB) y las temperaturas son un poco altas al hacer overclock.

Porque esa es otra de las grandes novedades del SZ270R9, quizás la más importante: la posibilidad de acelerar el equipo con la simple pulsación de un botón. Para ello el único requisito es montar en la placa un procesador K (los únicos que permiten overclock de forma oficial), pero por lo demás el proceso es tan sencillo como usar el software XPC OC Tool de Shuttle y pulsar el botón del frontal de la caja para activar el modo turbo, configurando los multiplicadores del procesador. Este mismo software tiene otra pestaña en la que se puede modificar el color de la iluminación LED de la caja, así como el tipo de efecto (fijo, parpadeante o tipo "respiración").

Para nuestras pruebas hemos montado el equipo con un procesador Intel Core i7 6700K, dos módulos de memoria G.Skill Trident de 8GB a 3200MHz, una tarjeta gráfica Nvidia GeForce GTX 1070 y un disco duro SSD Crucial MX500 de 1TB. Los resultados, tal y como esperábamos tras la experiencia con el anterior modelo, han resultado plenamente satisfactorios. El único precio a pagar, como comentábamos, es un nivel sonoro un pelín más alto de lo que nos gustaría y unas temperaturas (82 grados para la CPU y 76 grados para la GPU) que entran sobradamente dentro de los márgenes de seguridad, pero que no son particularmente bajas. No debe olvidarse, en cualquier caso, que estamos hablando de una caja con un volumen de apenas trece litros, lo cual pone la situación en perspectiva y arroja una valoración muy positiva.

Si el año pasado el SZ170R8 de Shuttle nos parecía una de las mejores opciones disponibles en el mercado para los usuarios que busquen un PC de pequeño tamaño, en 2018 nuestra recomendación vuelve a ser para la compañía taiwanesa, ahora con el SZ270R9. Sus líneas más angulosas y agresivas quizás no casan tanto con el aspecto sobrio que uno espera de un barebone de Shuttle, pero no es para nada un equipo feo. Si a eso le sumamos un precio razonable (apenas 450€ por caja, placa base, fuente de alimentación, sistema de refrigeración y cableado), buenas opciones de expansión y un rendimiento sólido, volvemos a estar ante uno de los mejores equipos de tamaño reducido para integrar en el salón o en el despacho.

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