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Mi primera semana con The Elder Scrolls Online

Entre dos aguas.

Antes de empezar... ¿ESO o TESO? Veo disparidad en este tema. Parece que cada medio está optando por una u otra abreviatura, y ni siquiera en Bethesda parecen haberse puesto de acuerdo en cuanto a su uso. En lo que a mí respecta, creo me quedaré con TESO por eso de que las otras siglas me recuerdan demasiado a cierto sistema educativo que dejé atrás hace muchos muchos años.

Eso sí, no tantos -y disculpad este arte natural que tengo al enlazar temas- como los 1.000 años de separación que hay entre las historias de este nuevo The Elder Scrolls Online y de su inmediato predecesor Skyrim. Esta vuelta a los orígenes que representa el alejamiento temporal respecto a los anteriores juegos de la saga, no tan solo demuestra lo rico que es el universo de fantasía épica creado hace dos décadas por Bethesda Softworks, sino que es el primero de los muchos puntos en común que TESO tiene respecto al Star Wars: The Old Republic. También en este caso, la gente de BioWare decidió situar la trama de su MMO muchos años antes que los acontecimientos de las películas, apoyándose en lo mucho que se ha expandido su mundo a través de varios medios, y esto es algo que solamente unas pocas franquicias, como la creada por George Lucas o la que hoy nos ocupa pueden permitirse.

Dicho esto, en esta primera semana en la Tamriel online apenas he podido ver una pequeña parte de lo que ofrece un juego mastondóntico en lo que se refiere a contenido, pero sí que me ha quedado muy clara cual es la aproximación y el tono de la propuesta de Zenimax Online Studios. En todo momento, TESO quiere ofrecer una experiencia que esté a medio camino de lo que todos esperamos de un The Elder Scrolls y de lo que se espera de un juego de rol multijugador masivo, o lo que es lo mismo, World of Warcraft.

Visualmente el juego está a un nivel más que aceptable para tratarse de un MMO. Se respeta el tono apagado de los colores de la saga, pero quizá hubiese estado bien darle un toque distinto algo más vivo, pero sin llegar a caricaturizarlo.

Es sobre esta crisis de identidad que se erige un juego que en ningún momento llega a ser ni lo uno ni lo otro, sino que se queda a medio camino intentando algo tan meritorio como atreverse a abrir las puertas de Tamriel a todos lo jugadores, al tiempo que poco arriesgado por sacrificar algunas de las características que definen a The Elder Scrolls. TESO no puede igualar la sensación de libre albedrío y de mundo abierto que podríamos experimentar en Morrowind, Oblivion o Skyrim. A pesar de que el componente online pudiera parecer algo que ampliara las posibilidades de cada jugador a la hora de hacer lo que quisiese, en realidad la historia y la exploración son mucho más lineales en TESO. El nivel de nuestro avatar es más importante que nuestras decisiones a la hora de hacer avanzar la historia, pero al mismo tiempo las misiones son más fieles al estilo de The Elder Scrolls.

No esperéis tener en TESO esa sensación que experimentasteis tras escapar de vuestro cautiverio inicial en Skyrim. Recordáis aquella sensación de tener un mundo por delante que explorar, la posibilidad de poder ir a cualquier sitio porque, como en todo buen sandbox, sabías que tenías que todo el mapeado a tu disposición. En este caso, el escenario está más estructurado en áreas temáticas, algo que ya estaba presente en SWTOR y que destacó nuestro compañero Gerad Torres en su análisis del juego. A pesar de permitir a Bethesda un mayor control mejor su juego y sobre el progreso del jugador, esta estructura en áreas temáticas también limita esa sensación de sentir el viento en la cara que teníamos en las tierras heladas de Skyrim. Aquellos que han podido llegar algo más lejos de lo que ha podido llegar un servidor, como mi colega inglés Oli Welsh, apuntan a que a medida que se avanza en el juego los mapeados son cada vez más grandes, pero al menos en mis primeras diez horas no he conseguido sacarme de la cabeza esa sensación de estar en un archipiélago de islas aisladas unas de otras. En el fondo, en todos los MMO vamos avanzando por "pantallas", el mismo WOW es así, pero al menos las fronteras no parecen tan delimitadas -ni las pantallas de carga tan frecuentes.

El típico sistema de progresión basado en las habilidades de raza/clase y el propio uso que hagamos de las armas y nuestro estilo de juego sigue funcionado tan bien como en los anteriores The Elder Scrolls.

En cambio, si TESO no acaba de convencer en aquello en lo que es infiel a sus orígenes, como es el caso de la ausencia de un verdadero mundo abierto, en aquello en lo que sigue a pies juntillas a sus predecesor consigue destacar. La estructura de las misiones es muy parecida a lo que estamos acostumbrados a ver en un The Elder Scrolls, y eso es una muy buena noticia para un género que acostumbra a ser conocido por apoyarse de forma excesiva en el grindeo. Las misiones de TESO no se basan tanto en el clásico 'ves allí y mata 10 lobos', como en buscar a personajes y dirimir si confiamos o no en ellos. Las mentiras, las jugarretas, la confianza, las traiciones y demás motivos narrativos tan típicos de la franquicia siguen aquí presentes. Y aunque quizá se abusa de misiones que muchas veces son muy parecidas la unas a las otras, la posibilidad de poder alinearnos sigue siendo una de las virtudes del juego. Diría que el sistema de justicia y las penalizaciones por robar y matar a la gente, todavía no han sido del todo implementadas, porque desde Zenimax Online se dijo que tendrían tanta importancia como en los otros juegos de la saga.

Por otro lado, la adición de una cámara en primera persona y una interfaz parecida a la de Skyrim ha hecho que el juego ganase muchos enteros a la hora de transmitir la sensación de estar ante un The Elder Scrolls, pero igualmente el juego sigue sin sacar partido de todas las posibilidades que teníamos en los juegos off-line. El sigilo, por ejemplo, está menos presente que en anteriores entregas, ya que TESO, como la mayoría de MMOs, parece más de cortar por lo sano con enfrentamientos directos a base de incesantes clicks de ratón. Por su parte, el levelling es mucho más lento que en los anteriores juegos, y esto puede encontrar su explicación en la estructura lineal de la que hablaba al principio y mediante la cual Zenimax Online quiere guiarte exactamente por donde ella quiere. Con tres alianzas disponibles desde el principio, las cuales empiezan cada una desde un escenario distinto y con quests completamente únicas, a pesar de pecar de ser más lineal de la cuenta, el contenido de TESO abruma.

Zenimax Online ha añadido la perspectiva en primera persona en respuesta a las peticiones de los fans y es un total acierto.

Todavía he de jugar bastante para poder explicaros con mayor exactitud lo que nos ofrece The Elder Scrolls Online, pero de momento la sensación de inmersión es buena, y aunque echo de menos algo de libertad a la hora de decidir el transcurso de la historia, el sistema de progresión del personaje -que sigue siendo igual que siempre- vuelve a estar fantásticamente diseñado. Toca ver que tal aguanta el juego todo el tema del PvP, disputar batallas de hasta 200 personajes en pantalla y ver cómo resuelve el juego su propia crisis de identidad ante un experiencia que a veces puede parecer un MMO para un solo jugador, pero de momento mi conclusión es que estamos ante un buen MMO pero que todavía ha de ganarse que queramos pagar una cuota mensual por él.

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The Elder Scrolls Online

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Albert García

Contributor

Albert es periodista especializado en videojuegos desde 2002 y es uno de los fundadores de Eurogamer.es. A la hora de jugar te lo puedes encontrar tanto con un complicado juego de rol o estrategia, como moviendo el esqueleto con un juego de baile. ¡Es un tipo imprevisible!
Twitter: @AlbertGarlo

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