Skip to main content
Si haces clic en un enlace y realizas una compra es posible que recibamos una pequeña comisión. Lee nuestra política editorial.

Bugs vs Tanks

Un videojuego “made in Syfy”.

Este análisis forma parte de la sección de Game Over.

Tengo que reconocer que no empecé Bugs vs Tanks con buen pie; el juego desarrollado por Comcept nos lanza una propuesta descabellada y casposa. ¿Cómo voy a albergar esperanzas en un título que me plantea el enfrentamiento entre tanques y gargantuescos insectos? Sencillo: con calma y mucha sorna. Además, las credenciales del juego no son nada desdeñables: Keiji "Piquito de Oro" Inafune y su propio estudio, el mismo equipo que nos tiene embobados con Mighty Nº 9 -o, como a mi me gusta llamarlo: "la bofetada a Capcom"-.

Como ya he dicho, no es fácil lanzarse a una propuesta como la de Bugs vs Tanks. Tomamos el control de los soldados de un tanque alemán que, durante una campaña en la Segunda Guerra Mundial , quedará inexplicablemente reducido en su tamaño. Dada su nueva condición, la fauna autóctona del lugar supondrá un peligro a tener en cuenta, sobre todo cuando al descubrir lo fiera que puede llegar a ser una hormiga que mide tres veces su tamaño. Rocambolesco, pero si de algo me ha servido tragar tanto cine de serie B es para soportar niveles extremos de caspa. Además, si hemos podido ver nazis zombies o nazis que vienen de la Luna, ¿por qué no nazis microscópicos luchando contra insectos? Es en esto en lo que reside parte de la gracia: dejarnos seducir por la casquería digna de una película del género. Personajes histriónicos y estereotipados, situaciones hilarantes, una trama que no se toma demasiado en serio a sí misma y, por supuesto, bichos de gigantescas proporciones. Todos los ingredientes para un buen menú a lo TV Movie SyFy. Aunque puede que en esta ocasión no tenga tan buen sabor, ya que los elementos no se han explotado lo suficiente; aunque conseguirá arrancarte alguna tonta carcajada por momentos.

Sin embargo, no es en su temática donde reside su fuerte, sino en la jugabilidad y esencia. Bugs vs Tanks respira aroma añejo, ese aroma de cuando los juegos no ponían las cosas fáciles, de cuando repetir una fase trescientas veces era lo normal, de cuando la frustración hacía peligrar la vida de nuestros mandos y televisores pero al mismo tiempo daba más sabor a cada pequeña victoria. No es que estemos ante un nuevo Super Meat Boy o Dark Souls, pues su mecánica no esta tan depurada, pero desde luego en más de una ocasión no te pondrá las cosas fáciles.

Ver en YouTube

Por desgracia, también recupera esa sensación de que las mecánicas están rotas y la máquina es injusta. A diferencia de los ejemplos mencionados, Bugs vs Tanks no siempre te deja claro que el problema sea tuyo, que necesitas mejorar. En más de una ocasión su sistema de apuntado te dará algún quebradero de cabeza y te preguntarás porqué los proyectiles fallan su objetivo si está delante tuyo. ¿Recuerdas esa sensación al pasarte una fase más por azar que por tu propia habilidad? Puede que en alguna ocasión vuelvas a sentirlo. A modo de compensación nos encontramos con el sistema de personalización de nuestro tanque; característica que en un principio parece inocente y sencilla pero que con el tiempo será vital para avanzar en el juego. No solo se tratará de buscar las piezas que hagan más poderoso a nuestro vehículo, también deberemos encontrar la más adecuada para cada misión: a veces nos interesará ser lentos pero con una buena defensa y otras tener proyectiles más contundentes pero con menos expansión. Aunque sea de forma un poco superficial, este elemento sin duda dota al juego de cierta estrategia que se me antoja similar al concepto de buscar el poder adecuado en cada fase de Mega Man.

Por otro lado es indudable que Bugs vs Tanks está perfectamente diseñado para ser un juego de portátil: misiones cortas, de apenas un par de minutos, que dada su cantidad y dificultad nos darán bastantes horas de diversión y lo convierten en el juego ideal para echar unas partidas en el metro o el WC. Bugs vs Tanks nos ofrece una experiencia de juego más o menos sólida y coherente con sus propias limitaciones, que nos da todo lo que promete, puede que incluso un poco más de lo esperado, algo que cada vez es más raro de encontrar. Y, sobre todo, me hace recordar una época pasada, no necesariamente mejor, en la que disfrutábamos de este medio de una forma diferente.

Leer nuestra política sobre puntuaciones

Read this next